El Fiat 128 fue uno de esos diseños italianos racionales pero simpáticos, que en su momento fue el vehículo más moderno del mercado nacional.
Por Camilo Ernesto Hernández Rincón, historiador automotor.
Especial para EL CARRO COLOMBIANO.
Apareció en Italia en 1969, con gran suceso. El Fiat 128 reemplazó al 1100 y fue el primer modelo de la firma turinesa en adoptar dos avances del momento: tracción delantera y motor transversal. Fue una creación de Dante Giacosa, diseñador natural de los grandes hitos de la marca, y propendía por el mayor aprovechamiento del espacio útil para sus ocupantes.
«Auto del Año en Europa» en 1970, se vendió durante una década en Europa y se exportó a Estados Unidos, pero países como la antigua Yugoeslavia (con Zastava) y Argentina, le dieron más vida. Por cierto, desde la planta argentina Fiat Concord llegó en 1974 el CKD para ensamblarlo en la ahora llamada Compañía Colombiana Automotriz, antes Leonidas Lara e Hijos, en Bogotá.
Denominado Fiat 128 L, complementaba a sus hermanos mayores Zastava 1300 y Polski Fiat 125P, e incluso, a los Jeep CJ-5, CJ-7 y Commando. Competía con los Simca 1000 y Renault 4 y 6, pero tenía como aspecto diferencial ser, según la marca, el «automóvil más moderno del mercado». Así lo percibió el público pues, aún siendo conservador, su técnica y líneas italianas eran de vanguardia.
Matrimonio a la vista
Fundado por el expresidente Carlos Lleras Restrepo ese mismo año, el semanario «Nueva Frontera» fue quizá la mejor vitrina de lanzamiento para el Fiat 128 L en Colombia. Un seguimiento desde su primer ejemplar, del 10 de octubre de 1974, demuestra que C.C.A. fue anunciante constante desde el principio.
En dicha edición, así como en la tercera, aparece un anuncio a página completa generando expectativa: un perfil a línea gruesa con el emblema del modelo dentro, invitación a separarlo en los concesionarios («preventa», dirían hoy), el nuevo logo de la ensambladora y el argumento de ser el automóvil «más moderno» de Colombia. Al mes siguiente, vendría con un mensaje algo más sugestivo.
Con similar estética y en cinco referencias, se imponía una frase: «Quien se casa con Fiat, nunca se separa». Este fue el encabezado del primer anuncio que buscaba su posicionamiento, y fue sello recurrente en los demás anuncios. Además, aparecía el dibujo de un ramillete de novia dentro de un círculo, y el abrazo de una pareja de recién casados.
Se maneja bien
A partir de allí, hay una misma composición visual: fotografía en trapezoide modular (alusiva al logotipo de Fiat desde 1968) cuya inclinación se traslada a la justificación izquierda de los textos. También está el logotipo del modelo con eslogan, fotografía frontal del mismo y el emblema de C.C.A. al centro, junto a la red de concesionarios.
Pero más recurrente e identificativa aún, es la constante mención al hecho de «casarse» con o por el producto. El eslogan parece reforzar la promesa derivada: «…siempre se maneja bien!». Esto también se expresa en forma de humor sutil, con un hombre sonriente que bebe champaña dentro del baúl e invita a llevar el carro al garaje de soltero, por ejemplo.
Otro anuncio muestra un niño alegre y recostado sobre el capó, afirmando que sus padres se volvieron a casar… gracias al Fiat 128 L. Estos anuncios se repiten con frecuencia en el primer semestre de 1975, pero a mediados de ese año, el lenguaje cambia. Adopta una gran foto que domina el anuncio, textura granulada, una descripción más técnica y un mensaje más contundente en torno a su robustez.
San Remo
En 1977, el Fiat 128 L conocería a su hermano de motor 1.100 c.c. que lo haría pasar a la historia bajo el nombre «San Remo» gozando también de su publicidad específica. En ella, el carro salía volando impulsado por globos que sostenía su conductora.
Infortunadamente, sus virtudes se opacaron por los problemas de calidad en electricidad y corrosión prematura que acompañaron a los modelos de la marca. Aunado esto al haber tenido una difusión mucho menor que la de sus competidores.
Hacia el 1980, este modelo salió del catálogo de C.C.A. en favor del 147. Sin embargo, conoció un breve e insólito regreso como taxi importado de Yugoslavia por la Corporación Financiera del Transporte. Para ese momento, ya con una inédita carrocería de cinco puertas con baúl truncado, bajo el nombre de Zastava 1100.
Pese a su poca supervivencia, los contados ejemplares aún en rodaje ya se tienen en cuenta para su conservación de cara al futuro, como auto antigüo.
Por eso, y por la valoración que le han dado los conocedores en el tema de autos antigüos y clásicos, es que el tan pregonado «matrimonio» del Fiat 128 con los colombianos, todavía se alcanza a salvar del divorcio.
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Textos e investigación: Camilo Ernesto Hernández Rincón.
Edición de texto, reconstrucción digital de imágenes, y Dirección General: Óscar Julián Restrepo Mantilla.