“Quien golpea primero, golpea dos veces” es un refrán que, en este caso, tuvo cierta vigencia. Uno de los símbolos de la clase media nacional en los años setenta, el Simca 1000, tuvo su tiempo de gloria y una ambiciosa difusión publicitaria.
Por: Camilo Ernesto Hernández Rincón, especial para EL CARRO COLOMBIANO.
Para finales de la década de 1960, era inminente el crecimiento de la industria automotriz colombiana con el establecimiento de una nueva ensambladora con aval estatal, no sin debates previos y oposiciones. Uno de ellos venía de su competidor ya establecido, Chrysler Colmotores, que tenía una respuesta para anticiparse a los próximos estrenos.
Visto antes en la Feria Internacional de Bogotá de 1966, el Simca 1000 (o Mil) ya era una oferta real en mayo de 1969. Nacido ocho años atrás en Francia para responder al Dauphine de Renault, pero adoptado industrialmente por la española Barreiros -devenida luego en Chrysler España-, llegó como astuta respuesta al futuro carro popular colombiano que por ley se iría a imponer.
Un sedán compacto para una familia promedio y con motor trasero de 1.000 c.c., llegaba a la planta del sur de Bogotá. Acompañaría en la producción a los Dodge utilitarios de entonces, al tiempo que atendía una petición del gobierno para sustituir al grande y lujoso Coronet 440 que, a su vez, dio paso al Dart un año más tarde.
Lanzamiento mediático
El Simca 1.000 protagonizó en su momento una inusitada y abundante difusión mediática, que hasta entonces no se había visto en ningún vehículo en Colombia. Medios como la revista Cromos, las tres principales programadoras de la televisión (RTI, Punch y Caracol) y hasta el cine en la cinta “Aura y las Violetas” de Gustavo Nieto Roa (1974) fueron fundamentales en el proceso.
La citada revista fue su canal natural mediante el patrocinio de la ensambladora. Su presentación inicial como el “Carro del Año 1969” según el “Gran Premio Cromos Colombia 1969” -que realmente fue una estrategia publicitaria-, fue el inicio de un seguimiento publicitario y periodístico a lo largo del tiempo. Incluso, fue el premio mayor de su concurso “La Modelo del Año” en 1972.
Su primera etapa conoció múltiples referencias en la publicidad. Una de ellas indicaba que el auto estaba donde predominaba “la gente de buen gusto”, en medio de campos de golf y casas exclusivas, lo que hacía pensar que su destino inicial no era precisamente la clase media. De hecho, el precio de lanzamiento de $75.000 -unos $90.000.000 actuales- aún era elevado.
La referencia de “el carro que todo lo puede, todo lo tiene”, tenía clara influencia visual de Chrysler, la casa matriz, pues con una bella figura femenina en la parte inferior recordaba a los anuncios de Plymouth en Estados Unidos. Algo similar se repetiría años después con información en fondo negro y dibujos alusivos a la foto que usó Chrysler Fevre Argentina con el Dodge 1500.
Fue así como la pauta promocional del Simca 1000 se volvió diversa y abundante en los diferentes medios nacionales, bajo el eslogan inicial de “Su próximo carro”. En menos de dos años, este pequeño vehículo se haría onmipresente en el mercado nacional plantando cara al Renault 4.
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Evolución en pocas palabras
Los primeros Simca colombianos, que hoy son incunables de coleccionista, difieren de los que le siguieron por tres grandes rasgos característicos. Ausencia de la “falsa” persiana frontal, luces más pequeñas con direccionales no envolventes debajo, y ópticas traseras redondas.
En menos de un año cambiaron a los de forma cuadrada tipo “vaso de Alka-Seltzer”, así como faros frontales más grandes. También los motores aumentaron de tamaño y cilindrada en ese momento.
Otros cambios menores como tableros deportivos, una mayor oferta de colores y hasta su llegada al servicio público como taxi, amén de sus muchas incursiones en el automovilismo deportivo, marcarían su trayectoria en el mercado. Permaneció vigente hasta 1977, abriendo a paso a otro auto de origen Simca: el Dodge Alpine.
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Textos e investigación: Camilo Ernesto Hernández Rincón, historiador automotriz. Especial para EL CARRO COLOMBIANO.
Imágenes: Archivo personal Óscar Julián Restrepo, Ricardo Plano Danais, Marcelo Correa.
Restauración de imagen, edición y Dirección General: Óscar Julián Restrepo Mantilla.
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