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De nuevo, un eslogan publicitario partió en dos el ambiente automotor colombiano. Si en los años ’70 Renault causó revolución con el “Amigo Fiel”, el que abanderó el Mazda 323 sería responsable de una nueva ola que nos asomaba al mundo.
Textos de Camilo Ernesto Hernández Rincón (especial para EL CARRO COLOMBIANO).
Una mezcla de antecedentes fue responsable del fenómeno que lideró Mazda a su llegada al país, a inicios de la década de 1980. El más lejano de todos se remonta a la apertura económica durante el gobierno de Julio César Turbay, en 1979, que abrió la puerta a las importaciones de todo tipo. En ese momento, los carros japoneses se llevaron toda la atención.
Hasta entonces a Japón se le conocía solo por los camperos, las motocicletas, la electrónica y hasta viejos juguetes de hojalata. Pero en realidad, el automóvil japonés de pasajeros había sido un objeto escaso en Colombia hasta la llegada de marcas como Datsun, Subaru y la que hoy nos ocupa.
Más tarde, las importaciones se cerrarían de nuevo y en la escena automotriz nacional también habría cambios. Renault seguía fuerte, pero con una gama obsoleta que cambiaba con timidez. Sus dos competidores conocían tiempos difíciles y migraban de marca a producir.
Gran salto
La quiebra global de Chrysler hizo que Colmotores pasara de Dodge a Chevrolet, presentando al primer producto japonés de armado nacional: la pick-up LUV de origen Isuzu, en 1982. Por su parte, la Compañía Colombiana Automotriz estaba en crisis y Fiat estaba a punto de dar paso a una firma originaria de Hiroshima, conocida entonces por vehículos promovidos con el eslogan “Cosa seria”.
Colmotores regresó a los automóviles de pasajeros con el Chevette Coupé, y Sofasa buscaba reemplazar su ya vetusto Renault 6. La nueva administración de C.C.A. tenía dos ases bajo la manga, con buenos antecedentes de calidad y modernidad. La pick-up B1600 y la gran sorpresa: el Mazda 323, primer automóvil de pasajeros de origen japonés ensamblado en Colombia.
Era septiembre de 1983. La competencia opuso resistencia con el Renault 9, triunfador en Europa y Estados Unidos, y con el nuevo Chevrolet Chevette sedán. Esa dinámica demostró que el colombiano estaba listo para pasar del carro básico tipo Renault 4, al segmento “C” de mayor tamaño y mejor equipo.
Reto cumplido
Muy al estilo gráfico de los primeros años ochenta, la publicidad de lanzamiento del Mazda 323 en Colombia mostraba la fotografía del vehículo silueteada sobre una retícula de cuadrados en perspectiva y medio círculo rojo asomado, como clara alusión al sol naciente nipón.
La marca con el eslogan de “el Reto Japonés” mostraba a las claras que una revolución se estaba gestando. Y la información, en la parte inferior de la pieza gráfica, lo reforzaba: imágenes en detalle del nuevo modelo, datos de sus nuevas características, y al final la descripción del sedán con su motor de 1.500 c.c. y un segundo eslogan que lo definía como “impresionante” así lo indicaban.
Un elemento final que pocos advirtieron en su momento fue la reaparición textual de la Compañía Colombiana Automotriz. Las menciones de Colmotores y Sofasa-Renault siempre habían sido comunes, pero la de C.C.A, que incluso tuvo logotipo y estuvo ausente por años de la publicidad de Fiat, reaparece como acto de relanzamiento empresarial.
Dese 1984, año en el que se insertó como el vehículo del momento, el Mazda 323 reforzaría el cambio que Japón ya había iniciado en nuestro país con la LUV, y en el mundo, con toda su industria. Su inmediata acogida le mostró un nuevo camino al automovilista colombiano, junto a la vanguardia tecnológica y de una inédita percepción de calidad que por fin estaban a su alcance.
Cabe decir que el lema de “el Reto Japonés” se mantuvo por un tiempo y soportó la llegada al país de otros modelos de la marca como el 323 1.300 c.c., y la gama de los 626 L, LX y GLX. Aún hoy en día, en nuestro país muchos asocian a la centenaria firma de Hiroshima con ese eslogan.
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Galería Fotográfica
Mazda, el Reto Japonés 1983/84 (7 imágenes)
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Textos e investigación: Camilo Ernesto Hernández Rincón, historiador automotriz. Especial para EL CARRO COLOMBIANO.
Imágenes: Archivo personal Óscar Julián Restrepo, Ricardo Plano Danais, Marcelo Correa.
Restauración de imagen, edición y Dirección General: Óscar Julián Restrepo Mantilla.
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