El principal «gancho» para los compradores de vehículos en la década de 1980 eran este tipo de elementos tecnológicos, que sólo incluían los Mazda 626 en medio de un mercado cerrado con solo tres marcas presentes.

Como lo hemos comentado  en ocasiones anteriores, el mercado automotor colombiano durante la década de 1980 sufrió una serie de altibajos ocasionados (como siempre) por caprichos e intereses particulares de los gobernantes y empresarios de turno.

Luego de la fugaz apertura económica de 1979, en 1983 se cerraron las importaciones para quedar aprisionados durante casi diez años más en un mercado donde solamente tenían presencia las tres marcas que por entonces producían sus vehículos en el país: Chevrolet por Colmotores, Renault por Sofasa y Mazda por la extinta Compañía Colombiana Automotriz; en contraste con una reducida difusión de marcas que importaban camperos como Nissan o Suzuki.

Mazda 626 Nueva Raza Colombia

Para 1987 se daba una feroz competencia en el segmento de gama alta, donde participaban el Chevrolet Monza, el recién llegado Renault 21 y la gama Mazda 626 «Nueva Raza», que lideraba ampliamente las ventas ofreciendo tres tipos de carrocería.

Ante los ojos del cliente «ochentero», los carros Mazda sobresalían por la generosa dotación de accesorios que contribuían al confort a bordo, así como por la presencia de «gadgets» tecnológicos que aún parecían sacados de alguna película o serie televisiva de la época como «El Auto Fantástico».

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Mazda 626 Tablero Digital

Para el caso puntual de los 626, sus versiones hatchback y coupé (LX y GLX, respectivamente) eran el orgullo de la industria nacional al incluir un tablero digital en el cual, el velocímetro estaba representado por grandes dígitos al centro del tablero, rodeado por una línea curva ascendente que hacía las veces de tacómetro, marcando las revoluciones a las que giraba el motor.

Obviamente, elementos como este serían aprovechados por la publicidad. Para marcar con fuerza la distancia entre estos carros y sus competidores, que estaban lejos en materia de equipamiento, se divulgó la campaña «El mio sí», en la cual se recalcó cada uno de los accesorios que conformaban el equipo de serie de los 626 LX y GLX, y que no estaban ni en las posibilidades de sus pares de otras marcas.

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Mazda 626 GLX

Dentro del equipo señalado, se mencionan el timón de altura graduable, cuatro vidrios eléctricos, equipo de sonido incorporado de fábrica (los primeros modelos contaban con casetera y ecualizador independientes del radio), «choke» o cebador automático, espejos eléctricos, aire acondicionado con rejillas de ventilación oscilantes y por supuesto, el tablero digital.

Los Monza y R21, entretanto, sólo incluían en ese momento dos vidrios eléctricos y pre instalación para el equipo de sonido y el aire acondicionado.

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Mazda 626 LX

El comprador asiduo de este tipo de vehículos correspondía al perfil de un ejecutivo de alto nivel, jefe de hogar, con buenos ingresos y un estilo de vida exclusivo, de manera que quien por entonces compraba un Mazda es tal vez el mismo tipo de persona que actualmente adquiere un Audi, un BMW, un Mercedes-Benz, una SUV de lujo o, también, un Mazda.

Video Comercial de Televisión: «El mio sí», 1987


Óscar Julián Restrepo Mantilla – Director Revista Virtual El Carro Colombiano.
Video Cortesía de Galería Museo Vintage.