Clásicos Colombianos

“Salvaje y civilizado” (1989): el Mitsubishi Montero nacional mostró su versatilidad

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Llevaba siete años en Colombia como un campero elegante, pero recio. Pero al iniciar su ensamblaje en Colombia, el Mitsubishi Montero jugó astutamente a la lucha de conceptos contrarios, apelando a los sentidos del potencial comprador.

Por Camilo Ernesto Hernández Rincón, especial para EL CARRO COLOMBIANO.

Cuando nació el Montero, Mitsubishi ya tenía una larga experiencia con vehículos de doble tracción. Incursionó este sistema desde los años 1930 y fabricaba en Japón una versión licenciada del Willys Jeep CJ3B desde 1953 del que, de hecho, llegaron algunos ejemplares a nuestro país en 1961. Para 1973, la firma inició un desarrollo propio que derivó en el Mitsubishi Pajero, nacido en 1981.

Para evitar suspicacias, este nombre se modificó para los mercados hispanohablantes. De la mano de Motorysa, Colombia lo recibió en 1982 como una propuesta más avanzada y moderna de campero frente algunos de sus congéneres japoneses, con accesorios como el inclinómetro en el tablero, acelerador de mano y un confort propio de un automóvil.

Logró rápidamente gran popularidad ante los colombianos. La Policía Vial, a cargo del Ministerio de Obras Públicas y Transporte, tuvo algunas unidades en color amarillo. Incluso, sus primeros ejemplares ya se rescatan como coleccionables.

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Trochero y urbano

Los años ochenta transcurrieron entre la restricción de importaciones y la retoma del ensamble nacional de camperos, abandonado desde el Jeep CJ7 de C.C.A. en 1977. Poco a poco se develaron las propuestas: Colmotores con el Chevrolet Trooper de origen Isuzu en 1988, y C.C.A. con el Mitsubishi Montero, un año después gracias a una alianza con Motorysa. Sofasa esperó hasta 1992 para lanzar el Toyota Land Cruiser FJ73.

Antes de ello, el Montero ya había tenido amplia publicidad en el país. Pero ahora, como producto nacional, se relanzó con una campaña que garantizaría máxima recordación, mejor aún cuando se trataba de un mercado cerrado y con muy pocas opciones para la clientela.

En 39 segundos, un ejemplar rojo cabinado se desenvolvió con todo su potencial en dos tiempos: el primero, atravesando selvas y vadeando playas al compás del Danubio Azul de Johan Strauss (vals harto usado en publicidad com la de las servilletas “Sutil” que no se deshacían). Luego de un salpicón de agua al parabrisas, el vehículo estaba en la ciudad a ritmo de tam-tam africano y cantos tribales.

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El ambiente urbano fue la atribulada Medellín de esa época. Uno de sus grandes escenarios fue el Centro Administrativo La Alpujarra, donde cohabitan la Alcaldía Metropolitana y la Gobernación de Antioquia. Otro lugar bien especial fue la pista elevada del futuro Metro de Medellín, aún en construcción y explotado varias veces para todo tipo de filmaciones.

Finalizaba el comercial con un salto del vehículo en cámara lenta, mientras la voz en off rezaba: “Montero Mitsubishi, nadie tan salvaje puede ser tan civilizado”. La parte tipográfica también hizo su papel en las piezas impresas: las palabras “Salvaje” y “Civilizado” están en una fuente que acentúa el significado de cada una. Incluso, la primera está en color verde.

El cierre de pocos segundos lo da la imagen corporativa total del producto, con los tres diamantes rojos que antes no habían sido tan frecuentes en la televisión nacional.

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Esta frase se repitió cuando debutó en el mercado nacional el Montero Wagon, de mayor tamaño y con participación humana, así como cuando se usaron imágenes del rally París-Dakar que lo hicieron famoso.

Sin temor a equivocarnos, podemos decir con certeza que el Mitsubishi Montero apeló en forma óptima a los sentidos visual y auditivo del comprador colombiano. Por eso se mantuvo vigente en el mercado durante tantos años.

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CRÉDITOS:

  • Textos, investigación: Camilo Ernesto Hernández Rincón, historiador automotriz. 
  • Imágenes: Marcelo Correa, archivo EL CARRO COLOMBIANO.
  • Video: Jairo Afanador -vía YouTube-
  • Restauración de imagen, edición y Dirección General: Óscar Julián Restrepo Mantilla.

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Óscar Julián Restrepo Mantilla
Administrador de Empresas y Publicista bumangués. Fundador, Director y Gerente General de la Revista Virtual El Carro Colombiano.