Cuatro años duró la segunda generación del Mazda 626, superior y aspiracional, cuya estirpe japonesa lo marcó con el nombre de «Nueva Raza». Más tarde pasaría de lejos a sus competidores, cuyos dueños no tendrían más remedio que exclamar «¡el mío, no!».
Por Camilo Ernesto Hernández Rincón, especial para EL CARRO COLOMBIANO.
A menos de un año del estreno de su 323, la extinta Compañía Colombiana Automotriz (C.C.A.) conquistaba el mercado nacional para coronar con el superior Mazda 626. Triunfador a nivel mundial, en Colombia ya era conocido desde la apertura económica anterior con una generación previa, la tercera desde 1970 cuando debutó en Japón como Mazda Capella.
El Mazda 626 L llegó a nuestro país en el segundo semestre de 1984 con una campaña discreta pero clara: tecnología, calidad y lujo bajo el eslogan «Viva la experiencia Mazda». Al año siguiente, la gama evolucionaría con un nuevo diseño frontal y dos carrocerías adicionales: LX (hatchback) y GLX (coupé).
No serían los únicos cambios. La ergonomía en los asientos y la electrónica en espejos, ventanales y el primer tablero digital de la producción nacional venían en un empaque que hacía las delicias del conductor colombiano y con mayor poder adquisitivo. Además de los Mazda, solo se tenía a los Renault 18 GTX y Chevrolet Monza como opciones a elegir.
Nueva raza
La publicidad del Mazda 626 evolucionó rápidamente. Con la primera actualización, la familia adoptó el nombre comercial de «Nueva Raza», inicialmente con anuncios sobrios y discretos que seguían enfatizando en la vanguardia respaldada por sus orígenes nipones.
Pero este factor tomaría el mando de la campaña poco después, a través de un bello comercial de televisión. Aparecía un actor del teatro Kabuki maquillándose y vistiendo sus atuendos, turnándose con escenas del Mazda 626 LX como novedad total, en primeros planos.
Luego de hacer slalom en pista de conos, a este vehículo se suman desde la distancia los 626 L y GLX, mientras el actor se acompaña por otros dos de vestimentas y detalles muy diferenciados. Los rápidos cambios de escena asemejan a hombres de aspecto severo y robusto con los autos en cuestión.
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El final del comercial, antes de la invitación a concesionarios, es brillante. El 626 LX se aleja del televidente con sus luces traseras encendidas, dejando una estela lumínica. En su reemplazo aparece el rostro del primer actor Kabuki, de cuyos ojos sale dicho trastro de luz. La frase de cierre es contundente: «Usted no puede pedir más. Tampoco conformarse con menos».
Creado por la agencia publicitaria BBDO y a más de tres décadas de su difusión, este comercial de televisión sigue arrancando aplausos. La música con koto (cítara japonesa) también resulta fundamental en la recordación de marca, como lo demuestra la campaña que le siguió.
Era 1987 cuando Renault reemplazaba su R18 con el novedoso R21, pero Mazda sostendría su éxito con una célebre cuña publicitaria comparativa que, aún hoy, da de qué hablar.
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Presumiendo sus lujos
Esta pieza audiovisual inicia con la imagen de tres hombres, que se repite en bucle. El primero de ellos es un ejecutivo, que presume su carro mencionando ciertos accesorios. El siguiente, más jóven, lo ratifica con un escueto «también». Y el último, interpretado por el arquitecto Rodrigo Ospina con la voz de Álvaro Ruiz, no tiene más remedio que finalizar diciendo siempre «¡el mío, no!».
La frustración no le dura mucho al tercer dueño. Un siguiente comercial lo muestra feliz en su nuevo Mazda 626 LX rojo tras haber vendido su otro carro, del que mencionó en el comercial anterior que «los demás dicen que es costoso, pero…». Esta vez, se da el lujo de decir: «el mío, si!».
Finalmente, un tercer comercial que promociona los repuestos originales de la marca, redondea el concepto. Con el paso del tiempo, la frase «el mío si» se posicionó casi como un eslogan generalizado para todos los modelos de Mazda.
Un nivel superior
En su época, los Mazda 626 Nueva Raza llamaron la atención por ofrecer una dotación de tecnología y confort muy superior a la de sus competidores. Accesorios como el tablero digital, espejos retrovisores eléctricos, apertura de baúl a control remoto y aire acondicionado con rejillas oscilantes se anotaban en la lista. Pero eso será tema para otro artículo.
A mediados de 1988, el Mazda 626 cambia de generación adoptando el apellido «Asahi». Pero la misión del vehículo y su publicidad se cumplió a cabalidad, con resultados que tendrían efecto en los modelos sucesivos, incluso hasta la llegada de su reemplazo definitivo, el Mazda 6, en 2004.
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Galería Fotográfica
Mazda 626 Nueva Raza (6 imágenes)
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CRÉDITOS:
- Textos e investigación: Camilo Ernesto Hernández Rincón, historiador automotriz.
- Imágenes: Archivo personal Óscar Julián Restrepo, Camilo Ernesto Hernández, Marcelo Correa.
- Edición de Video: Carlos Mauricio Briceño Santamaría.
- Colaboración especial: César Hernández Rincón.
- Restauración de imagen, edición y Dirección General: Óscar Julián Restrepo Mantilla.