Antes de la espectacularidad publicitaria, el Renault 18 escogió una campaña discreta para su debut nacional. Era el primer Renault completamente nuevo en casi 10 años, suficiente para los clientes colombianos, ansiosos de un cambio.
Por Camilo Ernesto Hernández Rincón, especial para EL CARRO COLOMBIANO.
Cuando el Renault 18 se lanzó en Francia, en 1978, faltaban tres años para que llegara a Colombia. En cuatro versiones que desfilaban en una pista de aterrizaje y aviones caza supersónicos, el mediano francés se presentó ante el mundo como «Una exigencia internacional». Al año siguiente apareció la versión Break, más utilitaria pero aún con líneas armónicas.
Aquel eslogan definía muy bien la misión del vehículo al que reemplazaría, el Renault 12, concebido como primer carro de facil producción global de la firma francesa, y que de todos modos sobreviviría por un par de décadas más con un éxito sorprendente. Obviamente, el nuevo R18 sería también de impacto internacional.
En Colombia si tomaría de inmediato su lugar, no sin pesar de los agradecidos propietarios del R12. Pero esa novedad tenía un tinte adicional: era el primer lanzamiento de los franceses en el país después de ¡ocho años!, y la eterna oferta de la marca ya tenía un fuerte desgaste desde todos los puntos de vista.
Novedad de alto impacto
Era marzo de 1981 cuando el país se sorprendió ante un Renault completamente nuevo, de vanguardia y aún mejor, con cierto nivel de lujo. El momento era propicio por el auge de las importaciones y los cambios que sufriría el ensamble nacional en el futuro inmediato: Chrysler estaba de salida y a Fiat le quedaban solo dos años, antes del estreno de Mazda.
Quizá su publicidad de lanzamiento no gozó de la espectacularidad que conocimos luego, cuando evolucionó a versiones más potentes y refinadas como el GTX de 1984, pero la imagen de un Renault nuevo y diferente ya obraba el milagro, lo que sigue ocurriendo hoy en cada estreno de la marca.
De una forma muy sencilla, los anuncios impresos mostraban el semiperfil del vehículo en blanco y en contrapicado, sobre piso embaldosado y el interior bien iluminado para destacar sus acabados de color beige y apoyacabezas. Todo ello, acompañado de una foto reducida de su tablero o de su vista posterior.
Entre tanto, el comercial de televisión iniciaba con el rombo en primerísimo plano para pasar a las principales vistas del carro, con música discreta y la locución de Otto Greiffenstein diciendo: «…porque la belleza es una de las exigencias de hoy, Renault 18: su gran acierto».
La voz del legendario locutor y presentador, como garantía de sobriedad y elegancia, identificaría durante toda su vida comercial al Renault 18. Con el paso del tiempo, la publicidad impresa generaría más referencias involucrando otros atributos como la ingeniería avanzada y el confort interior.
El primer anuncio se diferencia de los siguientes por su recurrente fondo blanco, con fotos y textos claramente diagramados. Las posteriores piezas de sostenimiento llevaban una sola gran fotografía con adición textual y simbólica.
Por su parte, el catálogo de ventas en poder de concesionarios era más bien escueto, pero ampliamente explicado. Primaba el fondo azul, elemento que se trasladó a las vallas para publicidad exterior: vista lateral del vehículo a la izquierda, nombre del producto y eslogan debajo con la nueva tipografía de Renault, todo acompañado con el rombo «Vasarely».
Como resultado de aquella sobria pero amplia campaña publicitaria, ese primer año fue memorable. El Renault 18 logró tal éxito que se convirtió en el carro más vendido de Colombia. Entregó 10.000 ejemplares en trece meses que se celebraron en la publicidad, haciendo gala del eslogan con que se presentó: «Su gran acierto».
Como se dijo antes, una simplicidad básica que se diferenciaría de la espectacularidad de la que gozó el Renault 18 cuando entró a su siguiente etapa como producto ya probado en ruta, y con la aceptación que aún sigue en el recuerdo del colombiano que lo acogió como novedad.
La espaciosa belleza
Para junio de 1981 se estrenó en el país la Renault 18 Break con un carácter más utilitario y familiar, pero sin perder la belleza de sus líneas. Partiendo del mismo concepto publicitario, se divulgaron varias piezas en las que se destacaba el diseño del vehículo, su practicidad y su vocación viajera.
Entonces fueron dos los eslogan: «La espaciosa belleza» y «La gran viajera». En la primera el mensaje era claro: no tenía que perder su belleza para además ser un carro práctico y familiar. Y en la segunda, el mensaje enfatizaba en las virtudes que tenía la camioneta para brindar viajes mucho más placenteros en familia.
En este último caso sobresalió un comercial que imitaba un viaje en avión, inspirado en la publicidad francesa del Renault 14 y que, para el caso colombiano, incluía tomas adicionales sobre el cerro de Monserrate. Para ese caso puntual, se adicionó otra frase: «Esto es viajar con altura».
Dicha pieza publicitaria ya correspondía a una etapa posterior en la vida comercial del Renault 18, tras la primera actualización estética que obtuvo a finales de 1982, y el sedán se promocionaba con otra campaña de inspiración francesa: «Audacia bajo control». Pero eso será materia de otra Publicrónica.
En conclusión, el Renault 18 tuvo en su primera etapa en Colombia una publicidad que, si bien no significó un derroche de creatividad, si fue muy amplia y de alto impacto. Se buscaba demostrar que la marca del rombo no estaba estancada en su propuesta, como entonces pensaba el grueso de la clientela. Y el objetivo se logró.
Lea también: Renault 18, un gran acierto en versatilidad
Galería Fotográfica
Renault 18 y 18 Break, publicidad de lanzamiento en Colombia (12 imágenes)
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Catálogo de ventas Renault 18 GTL en Colombia – 1981
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VIDEO: Comercial francés del R14 que inspiró al colombiano de R18 Break
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CRÉDITOS:
- Textos e investigación: Camilo Ernesto Hernández Rincón, historiador automotriz.
- Imágenes: Archivo EL CARRO COLOMBIANO.
- Restauración de imagen, edición y Dirección General: Óscar Julián Restrepo Mantilla.
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