«Cuando el rio suena, piedras lleva». Así pasó con el Dodge 1500, cuyo estreno estuvo marcado por la alegría y el color de los radiantes años ’70.
Por Camilo Ernesto Hernández Rincón, historiador automotor.
Especial para EL CARRO COLOMBIANO.
Nació en la Inglaterra de 1968 cuando Hillman, marca del grupo Rootes, pasaba al control de Chrysler que adquiría filiales europeas para expandir su portafolio. Dos años después apareció en el mercado como Hillman Avenger, y luego, con la marca hermana Sunbeam del mismo conglomerado. Era la nueva propuesta de carro global por parte del tercer grande de Detroit.
Tuvo una vida dilatada durante 18 años en los que conoció múltiples denominaciones y fabricantes. Muchos lo recuerdan por su mecánica de tracción trasera, y un atractivo diseño que recordaba las curvas de una botella de Coca-Cola. Lucía un estilo de cola caída que estaba muy de moda, y se veía en modelos similares como Ford Escort, Peugeot 504 y su mayor rival, el Renault 12.
Llegó a Colombia en 1973, previas pruebas de una unidad roja importada con las viejas placas amarillas de letra verde. Colmotores decidió tomarlo del portafolio de Chrysler Fevre Argentina, donde tenía éxito desde hacía dos años como auto superior de gama media, que luego se definiría como el tope de lujo nacional.
Rumores que vienen y van
En una cerrada competencia con Sofasa-Renault, que en septiembre de ese año lanzaría al Renault 12, y con la ahora llamada Compañía Colombiana Automotriz que armaba al Zastava 1300 y pronto al Polski Fiat 125P, Chrysler-Colmotores propuso al ya denominado Dodge 1500. El superior Dodge Dart norteamericano estaba muy por encima de este mercado aspiracional.
La carrocería estándar sería la del sedán de cuatro puertas, a la que se sumaría más tarde la Station Wagon y la opción de taxi, en clara disputa con Renault. Colombia contaba desde ese momento con un diverso abanico de opciones para escoger, dentro de su propia industria.
En agosto de 1973 aparecieron los primeros anuncios publicitarios en prensa, y es claro que previo a ello, habían rumores sobre un nuevo Dodge que llegaría al país. En este anuncio a gran tamaño predomina la tipografía sobre la imagen, con el carro semioculto por una multitud curiosa que lo admira. Abajo, el listado de concesionarios refuerza su inmediata disponibilidad.
Dos meses después apareció un anuncio para revista, en colores y a doble página, en una configuración vertical que obligaba al lector a rotar la revista en 90 grados. Fue en «Cromos» de octubre, cuando salió este aviso con fondo negro e imágenes a todo color.
Estas fotos fueron las mismas con las que se anunciaba el modelo en la Argentina de entonces, por lo que se presume la carencia de material fotográfico nacional.
Con alegres fotos a la izquierda y texto a la derecha, enfatiza ventajas y novedades en montón: motor tipo Rolls-Royce, palanca al piso, su curiosa definición como «fastback» («sedán coupé», dirían hoy), timón con acabado en madera y su paleta de 15 colores diferentes. Sin duda, un auto adecuado a los coloridos años ’70.
Nacía de antemano, con un gusto preinstalado para el comprador, insistiendo en que el Dodge 1500 era «un rumor confirmado». Dicho sea de paso, este anuncio era muy similar a los que por entonces promovían al Simca 1000 que a su vez, ese año recurrió a la misma campaña publicitaria del 1500 argentino.
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Publicidad de nueva era
Esta campaña, colorida de por sí, reemplazó a otra propuesta creativa mucho más alegre e impactante que fue rechazada por Chrysler Colmotores, al considerarla inapropiada para su tipo de cliente.
De haberse aprobado, se habría adelantado al «Amigo Fiel» del Renault 4. Por paradoja, fue muy similar a la que realmente tuvo después en Argentina, cuando el 1500 ya era Volkswagen.
Pero estos avisos no fueron los únicos recursos para presentar al Dodge 1500. Su participación en carreras, y los shows de acrobacia al volante de Joie Chitwood en el antigüo autódromo Ricardo Mejía, transmitidos por Mega TV, aún se recuerdan.
También fue actor de cine en «Aura y las Violetas», único ‘remake’ cinematográfico colombiano realizado por Gustavo Nieto Roa en 1974. Un ejemplar rojo debe llevar en dos horas al protagonista, desde el aeropuerto Gómez Niño de Bucaramanga, hasta el parque principal de El Socorro, en medio de un ‘trompo’ espectacular. Normalmente, ese recorrido duraría más de tres horas.
Chrysler Colmotores supo usar brillantemente los medios y patrocinó esta película, así como a la revista «Cromos» de la que era anunciante asiduo. En tal carácter, ofreció a la ganadora de su tradicional concurso de «La Modelo del Año», un ejemplar denominado «Pink» con carrocería de color rosado.
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Un final no tan alegre
Técnicamente, el Dodge 1500 permaneció hasta 1978. Pero un año antes, pasó por un cambio de cara y aumento de cilindrada a 1.8 litros, que le dio un nuevo nombre con el que aún se confunde: Polara. Ese tema será objeto de un análisis diferente.
El más moderno Dodge Alpine tomó su lugar, al no cumplir su cometido frente al aplastante éxito del Renault 12. Además, la posterior salida de Chrysler lo afectó indirectamente en su vida posterior de usado.
A nivel mundial sobreviviría, incluso como Volkswagen 1500 en Argentina, hasta 1988. En el presente, está pasando por la revaloración y el redescubrimiento como un vehículo de época, garantizándole el recuerdo del aficionado a la historia.
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Textos e investigación: Camilo Ernesto Hernández Rincón.
Edición de texto, reconstrucción digital de imágenes, y Dirección General: Óscar Julián Restrepo Mantilla.