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Al imponer Henry Ford su modelo T, cambió la historia automotriz para siempre con el primer carro al alcance de las masas. Una de sus consecuencias fue la de potenciar la publicidad automotriz en Colombia, por siempre y para siempre, hace más de 100 años.
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Por Camilo Ernesto Hernández Rincón, historiador automotor.
Especial para EL CARRO COLOMBIANO.
Ya todo se ha dicho del gran automóvil del Siglo XX, y de su creador. El Ford modelo T es la piedra fundacional del vehículo popular que ha definido nuestros últimos 100 años. Henry Ford lo lanzó en 1908 con la intención de masificarlo para las clases laborales urbanas y rurales, objetivo que consiguió al implementar la cadena de montaje, que se establecería como estándar en la industria.
El resultado fue abrumador: más de 15.000.000 de unidades en 19 años, logrando que la mitad de los carros de todo el mundo fueran Ford, y convirtiendo al automóvil en un símbolo sociocultural. Lo reemplazó a regañadientes por el modelo A en 1927, cuando sus competidores tenían vehículos más avanzados a igual o menor precio, y producidos bajo el mismo sistema que había creado.
La Colombia de entonces también se definía. Los carros eran objetos exóticos que llegaban a cuentagotas, pero coincidencialmente, el primer carro que llegó a ciudades como Cúcuta, Pereira o Manizales fue un Ford. Y muy seguramente, un “T”. Incluso, se conoce que sus primeros importadores en Cartagena lo traían por partes, y allí lo armaban. Un lejano antecedente del ensamble nacional.
Un pionero
Más allá de ello, el Ford T es una obligación histórica colombiana. Aquí ganó su apodo de “Tres Patadas”, con ellos se fundaron varias de las primeras empresas de taxis en Colombia, aparece en muchas fotografías nacionales de hace más de 90 años y se incentiva el tema que nos ocupa en esta Publicrónica: la publicidad automotriz.
Aunque el modelo T no fue el primer carro de la historia mundial ni nacional, ni tampoco el primero en ser publicitado (ese honor parece llevárselo Cadillac de la mano de Ernesto Duperly a inicios de la década de 1910), su publicidad en Colombia si sorprende por varias razones. Entre ellas, su antigüedad, frecuencia y visibilidad.
Un rápido vistazo a las primeras planas del diario El Tiempo, desde agosto de 1916, devela anuncios básicos pero visibles en virtud de su tamaño (dos columnas) y su ubicación estratégica. Otro descubrimiento esencial es de su importador: Gustavo Pradilla & Cia., antecesor de la firma que hoy se conoce como Praco-Didacol, ahora propiedad de la multinacional británica Inchcape.
Una sorpresa adicional es que, al entrar Estados Unidos a la Primera Guerra Mundial en abril de 1917, y hasta el final de las hostilidades en noviembre de 1918, la publicidad se mantiene. Predominan los mismos tipos de anuncio, con cuatro carrocerías recurrentes: Touring, Couplet, Town Car y Sedán. Este último en semiperfil, y sin el color negro de rigor que Henry Ford se obstinaba en mantener.
Los primeros anuncios son bien elementales, pero con mensajes diversos. Gustavo Pradilla anunció la llegada de una nueva remesa para inicios de 1917, lo que indica una presencia abundante en las calles del fenómeno automotor.
Habla también de cuotas mensuales por 100 pesos para adquirirlo, que la marca como tal (nunca mencionada como “modelo T”) se adoptó para establecer viajes entre Nemocón y Sogamoso (hoy Carretera Central del Norte) y que dispone de repuestos y “garaje” (taller de servicio posventa).
Seguridad primitiva
Con el paso del tiempo, los anuncios son más grandes y textuales. En 1919, por ejemplo, ya hay una explicación testimonial sobre las razones del éxito de Ford, sustentadas en sus estadísticas de ventas y contribuciones en Estados Unidos, así como 2.000.000 de unidades vendidas hasta entonces.
También se mencionan, sin mostrarlos, los camiones de la marca para tonelada y media que se conocían como Ford TT. Además, para el conocedor de la marca, en el logotipo la palabra “Ford” iba escrita en un triángulo alado con el eslogan “The Universal Car”. En ese momento, faltaba al menos una década para que apareciera el hoy emblemático óvalo azul.
Sin embargo, lo realmente sorprendente, es un anuncio en forma de carta abierta firmada por el propio Gustavo Pradilla, a raíz de un grave accidente en carretera, al parecer atribuido a un Ford y que él mismo debía desmentir. Sería el primer antecedente colombiano de publicidad en torno a la seguridad automotriz, cuando faltaban décadas para que se volviera un tema obligatorio en la industria.
Todo este escenario tuvo lugar hasta inicios de 1920, cuando Gustavo Pradilla dejó de anunciar al Ford en El Tiempo, pero otras marcas como Buick, Franklin o Dodge Brothers tomaban el relevo con timidez. Poco después, la oferta se hizo más grande y diversa.
Indudablemente, los inicios de la publicidad automotriz colombiana son otra de las tantas demostraciones de que el Ford T es el carro que definió al mundo para siempre.
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Fecha de los anuncios (en orden de publicación):
- Septiembre 22/1916
- Febrero 12/1917
- Febrero 13/1917
- Abril 9/1919
- Mayo 6/1919
- Diciembre 1/1919
- Diciembre 27/1919
- Agosto 6/1918
Textos e investigación: Camilo Ernesto Hernández Rincón.
Fuente: El Tiempo, archivo digital.
Edición de texto, reconstrucción digital de imágenes, y Dirección General: Óscar Julián Restrepo Mantilla.
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