Clásicos Colombianos

Uno de los protagonistas de “Betty La Fea” vino de Japón hace 50 años, ¿lo recuerdan?

Toyota Celica Colombia carro de don Armando Betty La Fea

El insigne deportivo Toyota Celica podría volver a la escena automotriz. Colombia lo conoció hace 50 años con abundante publicidad. Repaso histórico.

PUBLICRÓNICA No. 96.
Por Camilo Ernesto Hernández Rincón, historiador automotor.
Especial para EL CARRO COLOMBIANO.

Recordado en Colombia por haber sido el carro de don Armando Mendoza en “Yo soy Betty la Fea”, ya en su sexta generación, el Toyota Celica fue un pequeño deportivo tipo roadster de la firma japonesa. Nació en 1970 como la mejor y más reconocida aproximación al gran auto deportivo japonés, Datsun 240Z, estrenado un año antes.
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Más cercano a un auto recreativo que a un deportivo puro, el Celica fue una apuesta ganadora que apuntó, primero, al mercado norteamericano dominado por “muscle cars”“pony cars”. Incluso, se asimiló a un Mustang japonés.

Toyota Celica 1973

Su publicidad inicial en ese país fue más agresiva, al mencionar directamente a su competencia. En concreto, mostró un contorno de diseño inconfundible, el del Volkswagen Escarabajo.
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Con esa forma que Toyota se atrevió a reproducir con su frase “Tired of the same old line?” (“¿Cansado de la misma línea vieja?”), este auto se lanzó apuntando al público joven y con tiempo de ocio en los duros tiempos de la crisis energética, del que sería uno de sus ganadores.

Toyota Celica 1973 Colombia

Toyota Celica y su llegada a Colombia

El primer Toyota Celica también llegó a Colombia, de la mano de Distoyota, aludiendo a una exclusividad deportiva más allá de los camperos. Era 1973, mismo año de la citada campaña norteamericana, muy distinto a la realidad colombiana donde el Land Cruiser FJ40 enfrentaba al mercado laboral y agropecuario con otros argumentos, y en medios masivos.

Si bien el Celica también se dio a conocer así, dos avisos en revistas de nicho lo apartaban de la prensa diaria. La primera edición de la revista del Club de Automóviles Antiguos y Clásicos, CLAC, llamada precisamente “Antiguos y Clásicos”, dio espacio a varios carros nuevos en su pauta publicitaria, por el obvio afecto entre culturas automotrices.
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Nuestro protagonista apareció en un anuncio limpio, sobrio y elegante. Textos en fuentes vanguardistas como Óptima y Futura Ligth lo enunciaban con autosuficiencia: “Después de probar un Toyota Celica, la vida no será la misma”. Un mensaje desafiante de un fabricante asimilado al campero agreste, y que retaba a un conductor de buen poder adquisitivo.
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Una sola foto y un dibujo con líneas que simulan contornos de sombras, tendencia cercana a la psicodelia del momento, dos fotos de detalles y el listado de concesionarios, eran suficientes para completar el anuncio.

Toyota Celica 1973 Colombia

El otro aviso apareció en Mecánica Popular (MP), revista obligatoria para todo aficionado o profesional automotor, a su vez originada en Estados Unidos con contenido traducido y adaptado al lector latino. Hubo una edición para Colombia, con mucha pauta propia como la del Celica, que ahora resalta la palabra “Sport” con un dibujo mínimo en el ojo de la letra “O”.
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Allí mismo se exhibe al Toyota Crown y, aunque se apela menos a la exclusividad, hay más motivación a probarlo. La diferencia también radica en que el lector de MP está más del lado de la disciplina mecánica que de la demostración adquisitiva.

Toyota Celica 1980 Colombia

Evolución

En 1978, la segunda generación hacía más latente la diferencia entre el coupé con baúl y el hatchback de portón trasero. Pudo verse en nuestras calles gracias a la reactivación de las importaciones, un año después, en la que Toyota vino con una robusta gama que lo incluía.

Ya con una fuerte reputación, el Toyota Celica regresaba aludiendo a factores algo más corrientes. Esta vez, la prensa diaria era más proclive a sus bondades, como en 1980 cuando apareció en El Tiempo.

La Feria Internacional de Bogotá fue en ese año la vitrina ideal de todas las importaciones, y las marcas buscaban captar compradores con buenos planes y ventajas arancelarias. Bastaba la radiografía del vehículo y la lista de concesionarios en fuente Helvetica.

Toyota Celica 1982 Colombia

Tal fenómeno generó en la prensa las páginas especializadas de análisis automotor, cuyo gran fruto fue el nacimiento de la revista Motor a finales de 1981. A página completa se divulgó un anuncio más detallado, con fotografías a color de los detalles del vehículo, extraídas de los catálogos originales.

Una vista lateral en plena carrera le concedía una acción que no tuvo antes; y sobre ella, un encabezado más directo y menos selecto: “Toyota Celica, potencia deportiva, con lujo de detalles”.

Toyota Celica 1993 Colombia

Protagonista de novela

Al imponerse la apertura económica de los años noventa, Toyota atravesaba su edad de oro en Colombia. Además de ensamblar en el país, pudo traer de nuevo su portafolio internacional.

El Celica ya pasaba por su quinta generación desde finales de 1989, y entraba a su sexta etapa en 1993. Justo ese año, gozaba de las mieles del triunfo deportivo al coronarse como Campeón Mundial de Rallyes.

Este nuevo argumento garantizó la misma credibilidad de los modelos previos. Y, además de exhibirse con esa victoria, ya se recurría al texto extenso y explicativo de virtudes a ser tenidas en cuenta para decidirse por él.

Luego vino otro hecho que hizo perdurable al Toyota Celica, no por su publicidad, sino por su aparición en la gran telenovela universal de Colombia, “Yo soy Betty la Fea”, que mencionamos líneas atrás. Un ejemplar violeta de sexta generación era el vehículo del neurótico protagonista, Armando Mendoza, estelarizado por Jorge Enrique Abello.

El éxito del Celica cubrió al mundo con extrapolaciones como el Supra y sus triunfos en rallyes. Pero aún así, no logró evitar el fin de su producción en 2006, tras 36 años y siete generaciones. Ahora se rumora su regreso, de la mano de la división deportiva Gazoo Racing que ya tiene en su oferta a los GR Yaris y al citado Supra.

En Colombia, el pasado de este auto ya lo llevó a la colección histórica, donde también se presentó como novedad hace 50 años. Si aún existiera la revista “Antiguos y Clásicos” del CLAC, seguramente le dedicaría un artículo como este.

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CRÉDITOS:

  • Textos e investigación: Camilo Ernesto Hernández Rincón.
  • Agradecimiento especial a Omar Johannes Pulido.
  • Edición de texto, reconstrucción digital de imágenes y Dirección General: Óscar Julián Restrepo Mantilla.

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Óscar Julián Restrepo Mantilla
Administrador de Empresas y Publicista bumangués. Fundador, Director y Gerente General de la Revista Virtual El Carro Colombiano.