En 1952, nadie confiaba en un carro pequeño y de una marca difícil de pronunciar. Pero muy rápido, el VW Escarabajo conquistó a Colombia así como al resto del mundo.
PUBLICRÓNICA No. 41.
Por Camilo Ernesto Hernández Rincón, historiador automotor.
Especial para EL CARRO COLOMBIANO.
Su historia y aspecto son lo suficientemente elocuentes como para ahondar en ellos. No hay un lugar del mundo a donde haya llegado el automóvil y que no conozca al Volkswagen Escarabajo. Quizá, reforzar en este punto específico que con él comenzaba su gloria eterna y la redención para su país, aún convalenciente por los efectos de la guerra.
Se sabe que un modelo 1949 llegó a Colombia, y de una pequeña importación cerrada dos años atrás, cuando se reabrían las relaciones diplomáticas con la nueva República Federal de Alemania, como vehículos para sus funcionarios. No obstante, la historia de Volkswagen para el colombiano del común inicia en 1952, e incluso, a finales de 1951, cuando se registraron las primeras importaciones.
La empresa Caribbean Motor Holding fue la primera en traerlos junto con la VW Kombi, un gran reto por ser vehículos muy distintos a los demás. Aunque ya se importaban europeos de menor tamaño y precio desde la inmediata posguerra, el predominio del gran carro norteamericano era una institución nacional.
Primeros Volkswagen a la venta en Colombia
Hace 70 años los colombianos dudaban del auto europeo, y mucho más de uno tan pequeño y simple, «sospechosamente» más barato y con un nombre aún difícil de escribir o pronunciar. En el primer semestre de 1952, los primeros Volkswagen estaban a la venta. Fueron carros que solo se verían ese año: los Escarabajo de ventana trasera dividida, que pasaron a la historia como «Split Window», muy apetecidos por coleccionistas.
En ese primer año, su publicidad fue básicamente la misma en dos formatos: vertical y horizontal, según posibilidad de pauta. El aviso es discreto con el atractivo suficiente para interesar al lector del periódico del día. Contiene lo debido: una ilustración del vehículo, que domina el aviso sobre una orla, la marca en fuente sólida y el icónico logotipo de la marca, que no podía faltar.
La frase lo decía todo. «Usted ya debe comprar un Volkswagen», que reemplaza al verbo «comprar» por el de «adquirir» en el aviso horizontal. Una segunda frase pregona la virtud que se comprobaría con el tiempo: «Una maravilla de la técnica alemana».
Además, estos primeros avisos tienen elementos que los hacen especiales como documentos históricos. El dibujo del VW Escarabajo es una representación de su ilustrador oficial, Bernd Reuters, quien lo plasmó con formas aún más redondas y abultadas de lo que fue en realidad. Son dibujos que se consideran piezas valiosas en la historia de la marca, y se extrajeron de los catálogos oficiales.
Una segunda curiosidad fue la inclusión de recuadros con dibujos a línea, más pequeños, de la VW Kombi T1 con el texto «aceptamos pedidos para camionetas y autobuses». Había una clara intención de ofrecer ambos vehículos a la vez, pese a que la icónica furgoneta después contó con su propia publicidad. Un tercer factor reside en una red nacional de ventas y servicio, ya establecida.
Aquella campaña de lanzamiento dio paso en 1953 a otros anuncios. Desapareció la división central de la ventana trasera para hacer un óvalo enterizo, y se renovó el tablero. Pero lo más importante, fue la convicción del mercado que se animó a comprarlo. El pequeño carro de nombre raro demostró una confiabilidad nunca antes vista, y se volvió un estándar de ahí en adelante.
Consolidación nacional
La razón social de los importadores también cambió a «Volkswagen del Caribe, Limitada» y ya había mención de ventajas muy específicas. Por ejemplo, el consumo de combustible entre ciudades o por distancias dentro de Bogotá. Incluso, en prensa regional se resaltó un artículo que sobre la historia misma de VW apareció en la revista Selecciones, tan popular en la época.
Ya con su éxito asegurado, para 1954 los anuncios son más grandes. A todo lo alto, de varias columnas de periódico y con diseños más impactantes. El VW Escarabajo siguió su camino aparte de la Kombi T1, y esa sería la constante de allí en adelante. Planes de financiación surgidos bajo el régimen del General Rojas Pinilla, ayudaron a un triunfo final cuyo legado perdura hasta hoy.
En 1958, el Volkswagen Escarabajo tuvo un nuevo cambio de la ventana trasera, ahora más grande, pero Colombia no la conoció hasta 1961 por el cierre de importaciones tras la caída del gobierno militar, y el advenimiento del Frente Nacional.
En ese momento volvió la publicidad, junto con ayudas reflejadas en los sorteos de bebidas gaseosas de la época como Lux o Kol-Kana. O la fama que adquirió como el «carro de curas», por haberse dotado el sacerdocio católico por la Caja Vocacional, desaparecida en los años ochenta en medio de escándalos por malversación. Luego, ahondaremos en esa etapa dentro de las Publicrónicas.
A esas alturas, lo importante es que el Volkswagen Escarabajo ya había entrado para siempre en la inmortalidad. Para Colombia, la conclusión es que si la implementación de la industria de ensamblaje de autos se hubiese dado de otro modo, el Escarabajo habría sido con facilidad el carro popular colombiano.
Como en México y Brasil, donde hoy Volkswagen desarrolla y produce sus vehículos para que los colombianos sigan teniendo a su alcance el legado del eterno Escarabajo.
Vea más de la serie PUBLICRÓNICAS, aquí.
CRÉDITOS
- Textos e investigación: Camilo Ernesto Hernández Rincón.
- Imágenes: Archivo digital de El Tiempo, Libro «Historias del Automóvil en Colombia» Tomo 2 (Juan Guillermo Correa Naranjo).
- Edición de texto, reconstrucción digital de imágenes y Dirección General: Óscar Julián Restrepo Mantilla.