Aunque Shakira hizo una alegoría despectiva con el Twingo, no es la primera vez que el pequeño Renault protagoniza comparaciones polémicas.
PUBLICRÓNICA No. 81.
Por Camilo Ernesto Hernández Rincón, historiador automotor.
Especial para EL CARRO COLOMBIANO.
Un refrán popular dice que las comparaciones son odiosas, pero muy educativas. En la segunda semana de este 2023, la canción de Shakira con Bizarrap sobre la separación de su expareja, Gerald Piqué, fue más allá de ser una catarsis o una manifestación tajante de dolor o despecho. Apeló a varios símiles para expresarlo y en uno, dejó claro que había cambiado «a un Ferrari por un Twingo«. Sobran las explicaciones…
A 10 años del fin de su producción en Colombia, el Renault Twingo sigue siendo uno de los carros más populares y queridos. Tanto su aspecto, como sus alcances y limitaciones, siguen siendo un referente. Justo por ello, la comparación con un Ferrari se tomó de diversas formas, casi todas divertidas. Pero no es la única vez en la que este modelo se asimiló como escala para otras referencias.
Desde luego, eso ocurrió con otros vehículos similares, antes y después. Simplemente, el lanzamiento del Chevrolet Corsa en 1996 fue motivado por el impacto inicial del Twingo a finales del año anterior. Pero llegó a haber una comparación breve e inesperada, para 1997.
Twingo vs Ferrari Mercedes-Benz
Mercedes-Benz presentaba al mundo su primer compacto, además con carrocería monovolumen: el W168, más conocido como Clase A. Era un momento crucial para la marca pionera del automóvil, que además de lanzarlo como su primer vehículo de tracción delantera, se asociaba con la relojera Casio Swatch para crear, en simultánea, al pequeño urbano Smart.
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La noticia inicial fue una sensación lógica para la prensa especializada, que se volcó a cubrirlo de inmediato. Incluso los medios colombianos, encabezados en su momento por la Revista Motor, como la más visible del entorno nacional.
El 13 de agosto de 1997, dicho medio cubrió el estreno del nuevo Clase A de Mercedes y aprovecho para hacer, por su cuenta, un comparativo visual. Dos fotos de perfil, una del modelo en mención y la otra de un llamativo Twingo amarillo (color que no se vendió en Colombia), aparecían con el segundo sobre el primero. Así, se hacía notar la escasa diferencia de longitud entre ambos. El pie de foto reforzaba la comparación.
Esto no habría pasado de ser un simple recurso periodístico, de no haber sido por el sentido de oportunidad que allí vio Renault-Sofasa. Muy poco tiempo después, la edición de revista Semana correspondiente al 1 de septiembre del mismo año, publicó un anuncio en fondo negro en el que aparecía, al centro, el mismo comparativo divulgado en Motor.
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Además de indicar a las claras el medio y fecha de publicación, el contorno irregular que imitaba al rasgado de un papel, no dejaba dudas. Arriba, un titular en fuertes alargadas y amarillas rezaba escuetamente: «Renault Twingo. Ahora también en versión Mercedes-Benz». La imagen corporativa con el rombo cerraba el anuncio. Los nombres Renault Twingo y Mercedes-Benz, son más grandes que el resto del encabezado.
No les gustó
El adjetivo inmediato para aquel anuncio, es el de «Astuto». Y podrían agregarse otros más, como «Atrevido» y hasta con un raro sentido del humor. Ya el Twingo estaba por cumplir dos años en la plaza pública, y su irreverencia como carro original y divertido se daba por descontada, tanto en sus líneas como en la publicidad. Lo único que nadie esperaba, ni la propia Mercedes-Benz, era que se comparara así.
Incluso, desde siempre, ambas marcas han estado perfectamente delimitadas por poder adquisitivo en Colombia y el mundo. El mensaje de un carro popular imitado por la marca Premium podía ser satisfactoria, y hasta motivo de orgullo, para el poseedor o comprador potencial del Twingo. O de cualquier otro Renault.
Entre tanto, a Mercedes-Benz no le cayó muy en gracia el comparativo. En consecuencia, este aviso no tuvo mayor continuidad. Eran tiempos en que Renault aún se daba el lujo de generar anuncios aislados por su fuera de sus campañas, girando siempre alrededor de una misma idea.
Quedó como una anécdota más de la historia publicitaria automotriz de Colombia, provocando una sonrisa por la emulación con la historia de David contra Goliath.
Crisis: una oportunidad para mejorar
Lo cierto es que el Twingo ya estaba implantado en la mente de los colombianos, pese a que se acercaba una decadencia temporal que casi lo saca del mercado. A su turno, al Clase A W168 le faltaba aún tiempo para llegar, no sin antes experimentar una crisis que se subsanó a tiempo.
Periodistas escandinavos lo probaron en carretera, y en una maniobra conocida como «prueba del alce», que imitaba el timonazo brusco ante un obstáculo inesperado, el Mercedes reaccionó negativamente al levantar sus ruedas del pavimento, ocasionando un volcamiento.
En prevención de un escándalo mayor, la alemana suspendió a última hora su comercialización y repetir pruebas con el Smart, que adolecía del mismo problema, reformulando sus suspensiones.
Una vez superado el impase, Clase A no solo salió, sino que se convirtió en el más confiable y estable de su segmento a nivel mundial, incluyendo el control electrónico de estabilidad y otras mejoras.
Primer escalón
Colombia no tendría al Mercedes Clase A sino hasta finales de 1999. Su línea original se conservó hasta 2001, y dicha generación cubrió hasta 2005. Con el tiempo, pasó del segmento «B» al «C» y creció de tamaño hasta su cuarta etapa, que hasta hoy perdura con el A200 hatchback y sus hermanos.
Así mismo, el Twingo permaneció casi intacto, con cambios menores y múltiples ediciones limitadas, hasta 2012. Pero su vigencia está más que probada a raíz de la canción que acaba de estrenarse, y que a su intérprete le ha valido el ser recordada por participar en su lanzamiento, en 1995.
No es la única paradoja, pues son conocidos los intercambios tecnológicos recientes entre Mercedes-Benz y Renault. Siendo así, podríamos decir que en aquella vieja pugna, tanto el Twingo como el Clase A salieron ganando.
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CRÉDITOS:
- Textos e investigación: Camilo Ernesto Hernández Rincón.
- Agradecimiento especial: Andrés Silva Dossman.
- Edición de texto, reconstrucción digital de imágenes y Dirección General: Óscar Julián Restrepo Mantilla.