Bucaramanga activó un plan de contingencia tras la salida de operación de la última flota de buses de Metrolínea, dejando a miles de usuarios sin servicio.
El sistema de transporte masivo de Bucaramanga y su Área Metropolitana enfrenta una de sus peores crisis en años. Desde el domingo 27 de abril de 2025, la única flota de buses que aún operaba bajo Metrolínea dejó de prestar servicio, afectando a miles de ciudadanos que dependen diariamente de este medio de transporte.
Jhon Manuel Delgado, director del Área Metropolitana, confirmó la grave situación y anunció la implementación inmediata de un plan de contingencia estructurado en tres fases principales para mitigar el impacto en los usuarios. «El sistema lleva años enfrentando dificultades estructurales acumuladas. La falta de decisiones oportunas, la debilidad institucional y la pérdida progresiva de calidad en la operación nos han llevado hasta este punto crítico», declaró preocupado.
El funcionario destacó especialmente que el contrato con Metrocinco Plus, el operador que mantenía los últimos buses en circulación, concluyó sin haber garantizado un servicio adecuado a la ciudadanía, lo que agravó significativamente la ya delicada situación del transporte público.
Plan de contingencia
Ante la emergencia, las autoridades implementaron medidas urgentes para evitar el colapso total del sistema. La primera acción consiste en una reorganización completa de las rutas existentes, con ajustes temporales en las frecuencias de paso, buscando optimizar la poca capacidad operativa que aún se mantiene. Esta medida pretende garantizar que los usuarios puedan acceder al servicio, aunque con intervalos de espera más largos.
En paralelo, se está realizando una articulación estratégica con las empresas de Transporte Público Colectivo (TPC). Así, se están coordinando esfuerzos para cubrir las zonas más afectadas por la interrupción del servicio masivo. Esta colaboración intermodal busca brindar alternativas inmediatas a los ciudadanos afectados.
Como tercera medida de emergencia, se estableció una operación transitoria que incluye el arrendamiento de buses padrones adicionales, mientras se avanza simultáneamente en la rehabilitación progresiva de las estaciones más críticas y en el diseño de un nuevo modelo de operación integrado. Delgado explicó que este conjunto de acciones busca garantizar un servicio mínimo esencial mientras se trabaja en soluciones definitivas más robustas, aunque reconoció que la recuperación total del sistema requerirá tiempo y recursos significativos.
Sistema de transporte metropolitano
Mientras se atiende la emergencia inmediata, el Área Metropolitana avanza en la estructuración técnica, financiera y legal del ambicioso Sistema Integrado de Transporte Metropolitano (Sitmi). Este proyecto busca modernizar la movilidad en toda el área metropolitana. No obstante, las autoridades han sido claras en señalar que cualquier cambio estructural, incluidas las propuestas planteadas por el presidente Gustavo Petro, requiere necesariamente de estudios de viabilidad exhaustivos y diseños detallados antes de su implementación práctica.
«La solución definitiva no puede ser unilateral ni apresurada. Necesitamos con urgencia el compromiso financiero de todos los municipios que conforman el área metropolitana para construir colectivamente un sistema verdaderamente eficiente y sostenible», enfatizó Delgado durante el anuncio.
Hasta el momento, solamente el municipio de Bucaramanga ha mostrado una disposición clara a aportar los recursos necesarios, mientras que Floridablanca, Girón y Piedecuesta aún no definen su participación concreta en este esfuerzo regional.
La actual situación de Metrolínea no puede considerarse sorpresiva para quienes han seguido la evolución del sistema de transporte en la región. Durante más de una década, el sistema ha sufrido los efectos acumulados de la falta de inversión sostenida, una gestión cuestionable y una serie de contratos fallidos que han minado su capacidad operativa. Si bien el plan de contingencia anunciado puede aliviar parcialmente la situación en el corto plazo, resulta evidente que Bucaramanga y su área metropolitana requieren con urgencia medidas más profundas y estructurales.
Paola Reyes Bohórquez.