La firma japonesa decidió descontinuar el Mazda CX-3 en Colombia, modelo que durante algo más de tres años en el mercado tuvo un comportamiento comercial decoroso. El nuevo CX-30, con mejor relación precio/equipamiento, fue su verdugo.
Tal y como se veía venir, Mazda de Colombia decidió eliminar de su portafolio al que hasta ahora fue su modelo SUV más pequeño, el CX-3. Destinado a competir en el segmento de SUV livianos, llegó al país en el Salón del Automóvil de Bogotá de 2016, en tres versiones. Para 2018 se actualizó con una gama ampliada, así como equipo y dotación mejorados.
Antes de la crisis del Covid-19 sus ventas apenas superaban un promedio de 100 unidades mensuales, quedando lejos de los niveles reportados por otros modelos más exitosos. Los Mazda 2, Mazda 3 y CX-5 logran rebasar ampliamente los 300 ejemplares por mes.
Así pues, como habíamos pronosticado en el estreno del Mazda CX-30 en febrero pasado, el inédito SUV compacto terminó por quitarle clientes al CX-3, más pequeño. Ambos modelos estaban canibalizados por precio, y la reciente depreciación terminó por inclinar la balanza en contra de este último.
Cuestión de precios
Al ser producido en las plantas japonesas de Hiroshima y Hofu, la importación del Mazda CX-3 a Colombia debía pagar una tasa arancelaria del 35%. En cambio, para el caso del CX-30, este se ve favorecido al no pagar aranceles por su origen mexicano.
El representante local de Mazda en el país es subsidiario directo de la casa matriz, ventaja importante al momento de acordar una buena relación precio/volumen, al tiempo que baja costos al no existir tantos intermediarios.
De esa forma, para no verse tan afectados por el factor arancel, la compañía termina “subsidiando” el precio para que sea relativamente competitivo. Es decir, se castiga el margen de ganancia por unidad. Aún así, el precio de venta del CX-3 resultaba algo elevado frente a sus competidores, compensando con un equipamiento superior en todos los ámbitos.
Así probábamos al Mazda CX-3 Touring Automático en 2017.
Una vez entró en escena el Mazda CX-30, los precios quedaron casi al mismo nivel. Además, el nuevo producto de la casa japonesa resultó superior en varios aspectos, ofreciendo mayor tamaño, equipamiento y una gama muy amplia que le permitió abarcar una mayor clientela.
Luego, vino la fuerte depreciación del peso colombiano ocurrida en marzo pasado. El modelo importado de Japón sufrió todo el impacto y en últimas, se hizo más costoso que el CX-30 hecho en México, país que también sufrió una fuerte devaluación de su moneda.
La suma de estos factores ocasionó la prematura despedida de este pequeño SUV del mercado nacional, pues su andadura comercial continúa en Japón y otros países. Aún quedan algunas unidades en inventario de la red comercial colombiana, que se venderán hasta agotar existencias.
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Textos: Fabián Rojas Castañeda, Óscar Julián Restrepo Mantilla.
Fotografías: Óscar Julián Restrepo Mantilla / Archivo EL CARRO COLOMBIANO.
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