Uno de los autos más veloces en la historia colombiana, el Renault 18 GTX, tuvo una publicidad casi mitológica que dejó un recuerdo indeleble.
PUBLICRÓNICA No. 54.
Por Camilo Ernesto Hernández Rincón, historiador automotor.
Especial para EL CARRO COLOMBIANO.
Tres años fueron suficientes para posicionar al Renault 18 como uno de los carros preferidos por los colombianos. Amén de sus virtudes, ese resultado también se apoyó en circunstancias como el cierre de importaciones y los cambios de marca que por aquel tiempo, sufrieron las ensambladoras competidoras de Sofasa.
A mediados de 1984, este compacto enriqueció su oferta con la inédita versión deportiva GTX. Motor 2.0 litros, 100 hp de potencia, caja de cinco velocidades adelante y llantas más anchas con rines de cuatro pernos, los primeros cubiertos con copas dentro de la marca, eran sus atributos principales.
En sus dos versiones de carrocería, sedán y Break, estaban sus rasgos distintivos: calcomanías decorativas con leyenda «2 litros» al estilo de la versión Turbo europea, copas plásticas de estilo minimalista, emblema «2 litros, 5 velocidades» y spoiler en el sedán. Además, su interior era más refinado en presentación y materiales. Todo esto, los diferenciaban por fuera de los básicos TL y GTL.
Renault 18 GTX: el más veloz de su época
Ante la evidencia de tener el carro más veloz del mercado nacional, Sofasa no escatimó al presentarlo como tal en mayo de 1984, mediante un comercial de televisión y un anuncio impreso. Quien abriera un periódico o una revista, encontraría al vehículo blanco en contrapicado, dejando una estela sobre fondo azul plano. Aquí, se impuso el eslogan que definió al Renault 18 GTX 2 Litros: «El desafío de la potencia».
No obstante, dos comerciales de televisión (en realidad tres) fijarían al GTX en el recuerdo. Todos ellos, impactantes y demostrativos de lo que representaba un auto para el cliente de los años ochenta: poder y superioridad, casi divinos. El primero, producido en Argentina, muestra a un Renault 18 blanco recorriendo su camino a toda velocidad.
Era pleno de metáforas visuales que aluden a la potencia, e incluso a la sexualidad. La campana que suena al comienzo, las hojas secas que vuelan a su paso, la champaña que se descorcha antes de la lluvia en una sutil referencia fálica, y hasta la valla publicitaria de la modelo sorprendida por la velocidad que le vuela el cabello, constituyen un comercial memorable que invitaba a comprobar el poder del vehículo en cuestión.
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Las adiciones colombianas consistieron en escenas propias del GTX, pues el original argentino solo anunciaba al R18 genérico. Además, no faltaba la locución final por parte de Otto Greiffenstein, quien fue la voz oficial del producto desde su estreno nacional en 1981.
Abriendo las aguas
El segundo comercial, de emisión común en América Latina durante 1985 y 1986, evocó el mito de Moisés abriendo las aguas para cruzar el camino en medio de ellas, y hasta tiene elementos circenses o de acto teatral. Un Renault 18 GTX, cuya pintura parece aludir al mismo Mar Rojo que abrió aquel personaje bíblico, se presenta al público subiendo y bajando sobre su propia suspensión.
Antes del acto, una serie de tomas de sí mismo recorriendo, saltando, tomando impulso y lógicamente, mostrando su interior. Desde luego, el final son las aguas que se separan y el GTX, corriendo en medio de ellas.
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Uno de los aportes colombianos fue mostrar al carro moviéndose por sí mismo, incluyendo su palanca de cambios, activada con mecanismos por debajo. En la versión argentina, en cambio, el auto llevaba conductor.
Además, en tiempos en que nacía la televisión regional, el concesionario Agenciauto de Medellín cerró el comercial en lugar de Renault, emitido por el canal Teleantioquia. Cabe decir que este comercial gozó de su respectivo anuncio impreso, con una magnífica aerografía del vehículo en semiperfil, recorriendo el trayecto que dejaban las aguas separadas.
Obra de arte
Un tercer comercial, de escasa emisión y por tanto, de poca recordación, es el de la galería de arte. Mucho más abstracto, muestra la «vida» que toma el Renault 18 cuando la exhibición está cerrada. Este concepto, que se adelantó por décadas a la saga de películas «Una noche en el museo», recurre a las animaciones y el color, con un estilo que define claramente la estética visual de los años ochenta.
Es quizá, el único comercial del GTX en que la versión Break aparece levemente. Quien redacta las presentes líneas, recuerda haberlo visto en la televisión colombiana.
Pese a que estos comerciales no eran 100% colombianos, es común que los televidentes de la época los recuerden aún hoy. Dichos productos no eran únicos en el mundo, pues un vistazo a mucha de la publicidad televisada del Renault 18 denota esa grandiosidad casi mitológica que hacía pensar, no en que el cliente quisiera comprarlo, sino que se enamorara de él.
Esta publicidad rindió frutos, posicionando al GTX como aquel carro veloz y potente que había que poner a prueba, pese a la naciente competencia del Mazda 626 basada en la tecnología, y la del Chevrolet Monza con robustez y valorización.
Finalmente, al Renault 18 GTX 2 litros le bastaron tan solo dos años en producción para que se considerara, hasta nuestros días, un referente de la deportividad automotriz con imponencia.
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CRÉDITOS:
- Textos e investigación: Camilo Ernesto Hernández Rincón.
- Fuentes: Youtube, archivo documental EL CARRO COLOMBIANO.
- Edición de texto, reconstrucción digital de imágenes y Dirección General: Óscar Julián Restrepo Mantilla.
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