Hace 50 años, falleció el cantante español Nino Bravo en un absurdo accidente de tránsito cuando conducía su automóvil hacia Madrid. Una mala jugada del destino.
Se cumplieron 50 años del fallecimiento de Luis Manuel Ferri Llopis, más conocido en el mundo del espectáculo como Nino Bravo. El cantante de origen español gozó de gran éxito entre el público hispanoamericano, contando entre su repertorio con canciones como Noelia, Un beso y una flor, América América y Te Quiero Te Quiero, entre muchas otras muy recordadas.
Aquel lunes 16 de abril de 1973, Nino Bravo iba tras el volante de su lujoso BMW 2800 L, viajando de Valencia a Madrid. Allí, lo acompañaban el guitarrista José Juesas Francés y los integrantes del Dúo Humo, a quienes él estaba apadrinando. En total, eran cuatro ocupantes en el vehículo.
Al pasar por la localidad de Villa Rubio (provincia de Cuenca), más exactamente en el kilómetro 95 de la entonces Carretera Nacional III, el cantante perdió el control de su automóvil dando tres vueltas en campana. Según sus compañeros de viaje, que sobrevivieron, la causa del accidente fue una desafortunada distracción combinada, al parecer, con un exceso de velocidad.
Nino Bravo, a 50 años de su muerte: así fue el accidente
Todo indica que, al momento del suceso, el cantante estaba dando vuelta a un casette y al tiempo, giró su cabeza para responder una pregunta. Atravesaban por una curva a una velocidad calculada en 110 km/h, pero ante la distracción, se intentó una maniobra correctiva que resultó infructuosa. El carro derrapó y resultó volcado. Justamente, la zona del conductor fue la que salió más afectada.
Fueron auxiliados por vecinos de la zona y llevados en carros particulares hasta Taracón, localidad ubicada a 130 kms del lugar del incidente. Allí, recibieron primeros auxilios en un pequeño hospital atendido por monjas mercedarias.
Ante la gravedad de las heridas se trasladó a Nino Bravo hasta Madrid en ambulancia, pero fallecería poco antes de llegar. El cuerpo del cantante llegó al Centro Sanitario Francisco Franco, que hoy funciona como Hospital Universitario Gregorio Marañón en la capital española.
Luego del accidente el BMW 2800 L se envió a Valencia, quedando en un taller cercano a una tienda de instrumentos musicales que Bravo solía frecuentar. Pero desde ese momento, el carro desapareció y no se supo más sobre su paradero. Solo que se registró en el Ayuntamiento de Valencia a nombre de la sociedad Valencia Tracción S.A., a su vez disuelta en 2009.
BMW 2800 L (E3): características y detalles técnicos
El auto del accidente fue el tercero que tuvo Nino Bravo. Antes, fue propietario un SEAT 124 Sport 1600 y un Mercedes-Benz 190D W110. En ese momento, los vehículos Premium se gravaban en España con un oneroso impuesto al lujo, desmontado cuanto ese país abrió las importaciones, en 1980.
Los carros del cantante estaban matriculados en Islas Canarias, único lugar del territorio español donde aquel tributo no aplicaba. Por ello, la matrícula del BMW iniciaba con las letras «GC». Al parecer, el automóvil fue adquirido de segunda mano un mes antes del accidente. Lo que hoy llamamos un seminuevo.
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Pero hablemos del carro. El opulento BMW 2800 L hacía parte de la familia E3, antecesora de la actual Serie 7 y conformada por sedanes medianos y coupés Gran Tourer, producidos entre 1968 y 1977.
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Era un vehículo de andar muy suave, silencioso, potente y responsivo, definido por la prensa de entonces como un fiel representante del Placer de Conducir característico de la marca bávara.
Con una carrocería de 4,70 metros de largo, montaba un motor de seis cilindros en línea y 2.8 litros, alimentado por dos carburadores Solex Zenith de doble cuerpo. El bloque motriz estaba fundido en hierro, con culata de aluminio y árbol de levas a la cabeza con dos válvulas por cilindro (12 válvulas).
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Generaba hasta 168 hp de potencia a 6.000 rpm, y un torque de 235 Nm a partir de las 3.700 rpm, acoplado a una caja manual de 4 velocidades, aunque podía obtenerse con caja automática de tres marchas. El auto de Nino Bravo, precisamente, era automático.
Rápido y lujoso
El BMW 2800 L ofrecía prestaciones sorprendentes para la época. Pasaba de 0 a 100 km/h en 9,7 segundos, alcanzando hasta 195 km/h de velocidad punta. De hecho, su publicidad decía que era «el único sedán de lujo que no lo avergonzaría en Nürburgring». La tracción provenía de las ruedas traseras, y comprendía un puente hipoide con diferencial autoblocante.
Por otro lado, tenía un sistema de suspensión independiente a las cuatro ruedas, con tubos verticales de guía, muelles helicoidales y amortiguadores telescópicos de doble efecto. Atrás incluía el sistema de nivelación Nivomat-Boge, consiguiendo la misma posición dinámica y estática independientemente de la carga.
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La dirección era mecánica, de tipo ZF con tornillo sin fín, siendo la servoasistencia una opción. No obstante, el sistema de frenos era su único equipo de seguridad.
Contaba con circuitos independientes, discos en las cuatro ruedas, doble par de pastillas y válvula especial como reguladora de frenado en las traseras. Eso sí, era un sistema muy avanzado para la época.
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Sin embargo, en 1970, año en que se produjo el auto de Nino Bravo, aún no existían los airbags ni la asistencia de frenos ABS. Mucho menos las asistencias avanzadas que hoy tenemos. Y cuando ocurrió su fatal accidente, los cinturones de seguridad no eran obligatorios en España. De hecho, ninguno de los ocupantes del carro lo llevaba puesto en ese momento.
Así cambian los tiempos
Si este suceso hubiera ocurrido en tiempos actuales, su carro de alta gama hubiera emitido una alerta de atención del conductor para evitar la distracción. En caso tal, luego del volantazo se corregiría la trayectoria con asistencias electrónicas como los controles de estabilidad y tracción. Pero, si el accidente hubiese sido inminente, los airbags y la carrocería hubieran podido proteger la integridad de todos los ocupantes del carro.
Más aún si tenemos en cuenta que el equivalente actual de este auto es un BMW Serie 7, que ahora está más cerca de ser un búnker digital que un simple vehículo ejecutivo. Y, si además a eso le aplicamos la moda SUV, podríamos incluso especular con que podría ser un X7.
Mucha más potencia, mucho más peso y tamaño, pero son vehículos equipados con todo el diseño y las asistencias para reaccionar de la mejor manera ante cualquier imprevisto como el que, hace 50 años, arrebató la vida a Nino Bravo.
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Textos: Fabián Rojas Castañeda, Óscar Julián Restrepo Mantilla.
Edición y Dirección General: Óscar Julián Restrepo Mantilla.
