La Asociación Alemana de la Industria del Automóvil pidió a Bruselas retirar las tarifas del 38,1% sobre carros eléctricos chinos.

A pocos días de que entren en vigor aranceles provisionales más altos para las importaciones de vehículos eléctricos desde China, la Asociación Alemana de la Industria del Automóvil (VDA) ha lanzado una advertencia sobre las posibles repercusiones económicas y ha instado a la Comisión Europea a revertir su plan.

Esta medida, anunciada a mediados de junio, busca imponer una tasa suplementaria de hasta el 38,1%. Todo  debido a que las subvenciones chinas en baterías afectan negativamente a los productores europeos. Así pues, la VDA ha declarado que los impuestos previstos no lograrán el objetivo de garantizar condiciones competitivas justas ni protegerán a la industria nacional de prácticas desleales.

«El riesgo de una escalada del conflicto comercial es real», señaló la asociación en un comunicado. Además, enfatizó que estas medidas perjudicarán tanto a consumidores como a empresas europeas, obstaculizando la transformación hacia la movilidad eléctrica y la descarbonización, cruciales para alcanzar los objetivos climáticos de CO₂ establecidos en el Acuerdo de París.

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La petición de Alemania

«La Comisión Europea debería renunciar a los aranceles anunciados y encontrar una solución negociada con China», recomendó la VDA. Según la asociación, una penetración excesiva de carros eléctricos chinos en el mercado europeo es improbable a medio y largo plazo, previendo una cuota de mercado estabilizada entre el 5% y el 10%.

En 2023, los fabricantes alemanes vendieron 10 veces más autos eléctricos en China que los chinos en Alemania, destacando la interdependencia de ambos mercados.

Por lo anterior, la industria automovilística alemana, que depende de la importación de materias primas y baterías, podría enfrentar costos adicionales o dificultades para acceder a carros eléctricos más económicos, afectando las ventas y la competitividad.

Es de resaltar que, en 2023, Alemania exportó a China vehículos por 15.100 millones de euros, mientras que las importaciones desde China sumaron 4.000 millones de euros. A esto se suma que los proveedores del sector exportaron piezas por valor de 11.200 millones de euros e importaron de China por 2.800 millones de euros.

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Riesgos de represalias

La VDA también alertó sobre posibles represalias chinas, como tasas adicionales a la importación de vehículos de gran cilindrada, lo que podría perjudicar especialmente a las industrias europeas orientadas a la exportación.

Hay que decir que, desde el inicio, las autoridades chinas han calificado los impuestos como un «acto descarado de proteccionismo» y han amenazado con medidas de represalia. En conclusión, la implementación de aranceles a los vehículos eléctricos chinos plantea un escenario complejo para la economía europea.

Si bien se busca proteger a los productores locales, el riesgo de una guerra comercial y el encarecimiento de los carros eléctricos podrían contrarrestar los beneficios esperados. Una solución negociada parecería ser el camino más prudente para equilibrar la competitividad y la sostenibilidad económica.


Paola Reyes Bohórquez. Fuente: El País.