Toyota emitió un comunicado aclarando que el caso de irregularidades en las certificaciones de sus motores diésel no tienen efectos en Colombia.
Así como lo hizo Toyota desde su casa matriz, Automotores Toyota Colombia entregó a EL CARRO COLOMBIANO un reporte sobre el reciente caso de irregularidades. Puntualmente, en las certificaciones de motores diésel en manos de Toyota Industries Corporation (TICO). Se entregó, a los clientes nacionales, un parte de tranquilidad en cuanto los modelos que se venden aquí.
En este sentido, se aclaró que el portafolio de la marca en América Latina y especialmente en Colombia, no fue afectado en dichas certificaciones y por ende, no está bajo investigación. Respuesta de la marca a las preocupaciones que se generaron respecto a la calidad y estado de los motores diésel con los que están equipados sus vehículos.
«En el caso de América Latina, especialmente en Colombia, estas irregularidades no se presentan en el portafolio de vehículos disponible», indicó el comunicado de la marca.
Sin embargo, la situación es diferente al otro lado del mundo. En mercados de Europa, Medio Oriente, África, Asia y en Japón, se suspendieron las entregas de varios de sus productos. La propia fábrica de Toyota Industries Corporation canceló la producción de propulsores diésel desde el pasado 30 de enero, mientras que las investigaciones avanzan.
¿Qué pasó con los motores diésel de Toyota?
Según lo relatado, Toyota había encargado a TICO, el desarrollo de motores diésel. Después, en medio de una investigación relacionada con certificación de emisiones a nivel local en Japón, se detectaron afectaciones de otro tipo. Se descubrió la presencia de irregularidades durante las pruebas de potencia para la certificación de tres motores diésel.
Propulsores que fueron incorporados a gamas de modelos Toyota, Lexus y Mazda en menor medida. Esta lista incluye a Land Cruiser Prado, Hiace, Hilux, Fortuner, al monovolumen Innova y al Land Cruiser 300; al Lexus LX500d, la minivan Mazda Bongo Brawny y un par de vehículos de Hino. En el caso se reveló que fueron motores distribuidos, especialmente, entre 2020 y 2022.
El nuevo problema al que se enfrente la gran automotriz, surgió durante las pruebas de certificación en las que, el rendimiento de los caballos de potencia de los motores (diésel) se midió utilizando un software diferente al empleado en la producción en masa. De modo que los resultados pudieron medirse para que los valores parecieran más suaves y con menos variación.
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Si bien, se decidió suspender temporalmente los envíos de los propulsores afectados y a su vez, la distribución de los vehículos equipados con estos, Toyota dijo que no es necesario dejar de utilizar los motores o vehículos afectados que ya circulan. Las medidas, fueron tomadas para facilitar la investigación y como referente para la reestructuración de los procesos.
El compromiso del fabricante japonés es el de proporcionar explicaciones detalladas a las autoridades para proceder con las acciones pertinentes en los países correspondientes.
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Jessica Paola Vera García. Fuente: Toyota.