Luego del avance de las automotrices chinas por el mundo, la Unión Europea comienza a mirar con lupa su origen.
La Unión Europea (UE) estudia la imposición de nuevos aranceles a los carros eléctricos provenientes de China. Esto, después de que en septiembre pasado se abriera una investigación para determinar en qué medida las subvenciones del gobierno chino, incide en los precios tan bajos de sus vehículos, y por lo tanto, en una competencia desleal.
Se supone que en menos de cuatro semanas, la UE informe sobre las medidas que se tomarán en este caso, lo que aliviaría a varios fabricantes europeos, pero también preocupa a otros. En este sentido, Estados Unidos fue severo, pensado en frenar una inminente invasión de vehículos chinos y a su vez, proteger la industria nacional de automóviles.
El país norteamericano anunció esta misma semana, que los productos provenientes del gigante asiático serán grabados con un impuesto por encima del 102%, haciendo prácticamente imposible su incursión en el mercado. Además, se entiende como una acción preventiva frente a la instalación de fabricantes chinos con sus propias plantas en México.
Esta es la situación en Europa
Desde que la investigación de la Unión Europa sobre los subsidios chinos a carros eléctricos se abrió hace más de siete meses, se estableció como plazo el 4 de julio de 2024 para dar un veredicto. Éste deberá aprobar o no, medidas provisionales, como aranceles, que podrían llegar hasta un 30%. Proceso que no fue bien recibido en Pekin.
Mientras que las automotrices francesas apoyan el aumento de los impuestos a vehículos chinos en Europa, el gobierno de Macron fue uno de los más insistentes, las alemanas no celebran. La principal razón es que firmas como BMW, Mercedes-Benz y Volkswagen tienen importantes negocios en el gigante asiático, con buena participación en su mercado.
De aprobarse la moción, se temen represarias de China. La posición del país germano se expuso con la vocería del ministro federal de Transporte de Alemania, Volker Wissing. Su discurso apunta a una dirección más conciliadora: «no queremos cerrar el mercado, queremos competir. Queremos un comercio internacional que se lleve a cabo en condiciones justas».
Con una asamble aparentemente dividida, la Unión Europa está siendo cuidadosa en sus determinaciones. Sorprende, pues es común ver a la organización tomar decisiones tajantes. Sin embargo, los fabricantes chinos tiene más de una estrategia, y algunos como BYD y Chery planean tener sus propios fábricas en territorio europeo.
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Jessica Paola Vera García. Fuente: Politico