El trafico marítimo actual tiene en crisis a la industria automotriz, en una pendiente que requiere de acciones para una pronta salida. 

No se trata solo de rumores, quizás esta sea de toda la historia de la industria automotriz, la crisis que ha golpeado con mas fuerza. El génesis del problema está enmarcado en un antes y después de la pandemia. Un contexto que, aunque difícil, cruzó el límite de toda realidad. Y que casi dos años después, aún no ve una luz de salida.

El golpe fue primero a la salud, y en efecto dominó se propagó a distintos sectores de todo orden. Generando un desabastecimiento a nivel mundial hasta en productos de primera necesidad por la escasez de materias primas. Ha sido caótico, pero como en todo, mientras unos sufren otros se benefician del problema. 

Bien lo dijo Sir Walter Raleigh que «aquel que controla la mar, controla el comercio; aquel que controla el comercio, controla la riqueza del mundo; y en consecuencia el propio mundo».  Y eso es justo lo que hoy estamos viviendo. En pocas palabras en este momento un solo país tiene el control casi absoluto de todo.

crisis sector automotor

Retrasos y costos: algo no anda bien

La poca disponibilidad de contenedores por el cierre temporal de puertos en Asia a causa de los rebrotes de coronavirus, disparó el costo de los fletes hacía occidente. Que en tiempo normal costaba entre US$1.500 y US$2.000 y con la crisis bordea los US$15.000. Lo que ocasionó un colapso en el sector automotriz, reflejado en retrasos en las entregas de carros, con una espera de tres hasta siete meses.

Cabe aclarar que los contenedores están, lo que no han podido es volver a su lugar de origen. Como se muestra en un mapa de trafico marítimo en tiempo real. De otra parte China controla ocho de los 10 puertos más activos del mundo. Y a la vez es el mayor productor de los automóviles que tenemos. 

Es inevitable, una vez se eleve más el valor de los carros, no hay vuelta atrás. Pues siempre habrá personas dispuestas a pagar más. Necesidad o capacidad económica, cualquiera de las dos será interpretada por fabricantes y exportadores como una oportunidad de valorizar la cadena de producción automotriz en tiempos de crisis.

Como los carros nuevos no llegan, el negocio de segunda mano se monopolizó, y el costo en Colombia se disparó en un 45%. Esto asociado a la escasez de microchips y en parte al incremento en el magnesio. Que sirve en la producción de aluminio y representa hasta el 15% de los materiales con los que se fabrica un carro.

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Un 2022 de crisis e inflación 

Para la industria automotriz la escasez de semiconductores se ha traducido en solo perdidas. La falta de este pequeño componente tiene paralizada a la industria. Al punto que marcas como BMW y Nissan están optando nuevamente por tableros análogos, en reemplazo de los digitales, incluso eliminando los navegadores de GPS.

En los últimos tres meses para el destacado grupo automotriz Stellantis el golpe ha significado detener la fabricación de 190.000 vehículos. Lo que representa el 11 % del total de su producción anual. Así mismo para Ford, con un marcado 17% de su producción. En cadena le siguen Toyota y General Motors.

Los expertos han asegurado que la situación se mantendrá hasta 2022 o incluso más, para Colombia y toda la región. Pues ya se ha comprobado que la fabricación de microchips no se dará de un día para otro. Mientras que para Europa y Estados Unidos la situación del sector automotriz podría normalizarse en menor tiempo. 

En las listas de espera, Colombia y otros países de la región no figuran como prioridad, y eso es una realidad. Lo que sí pasa con las grandes potencias, por ende poner la esperanza en un pronto reabastecimiento es como caminar sobre hielo y luego caer al agua. Habrá que esperar porque la preferencia de momento será para otros.

¿Cómo nos afecta?

Pues bien, he aquí el punto neurálgico del asunto. La crisis automotriz representará inevitablemente un alza en  todos los repuestos y accesorios para carros. Si antes un pedido demoraba dos semanas, ahora el tiempo se triplicará, generando un desabastecimiento que ya se empieza a notar. 

No es precisamente por falta de oferta, sino porque la demanda la está superando. Hay muchas personas en búsqueda de un carro nuevo, sin embargo a los concesionarios no está llegando la mercancía, por ende se vende solo lo que hay en vitrina. O bien, se vende sobre pedido asumiendo los costos y retraso. Finalmente está la alternativa de hacerse a un usado revalorizado. 

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Maria Alejandra Villamizar Sarmiento.