Según varios informes, el gobierno de Jair Bolsonaro creó una comisión con el único objetivo de lograr que Elon Musk construya en Brasil la primera gigafábrica de Tesla de la región.
Para nadie es un secreto que Tesla está en pleno plan de expansión. La gigafábrica de China está a punto de empezar a fabricar un nuevo modelo, mientras que otra está cerca de abrir en Alemania.
El desarrollo del fabricante de vehículos eléctricos más famoso del mundo no pasó desapercibido a los ojos de Jair Bolsonaro, el controvertido presidente brasilero que hoy dejó ver sus intenciones de lograr que Elon Musk levante una de sus plantas en el país carioca.
La tarea de lograr que los ojos del magnate surafricano se posen en Brasil recaerá en una comisión aparentemente conformada empresarios, legisladores y funcionarios del gobierno Bolsonaro, propuesta por el diputado Daniel Freitas.
PUBLICIDAD
Comisión a la medida
Cabe destacar que además de la idea de llevar Tesla a Brasil, el diputado Freitas, es también el autor de la ley que exime desde el año pasado a las fábricas de autos eléctricos que lleguen al país de pagar el Índice de Producción Industrial.
El propio Freitas confirmó que ya cuenta con el apoyo de los empresarios de autopartes de Brasil y de Marcos Pontes, ministro de Ciencia y Tecnología, que ya tuvo una primera reunión con un ingeniero de Tesla llamado Anderson Pacheco.
La idea de la comisión contempla que la posible fábrica de Tesla se construya, para 2023, en el estado de Santa Catarina, muy cerca de planta que ya tiene BMW en la ciudad de Florianópolis. Para ello, el siguiente paso sería lograr una reunión entre Musk y Bolsonaro.

Es todo un negocio
A simple vista, el objetivo de Bolsonaro parece carecer de lógica. Después de todo, se trata del mismo presidente al que no le ha temblado la lengua para defender a la industria petrolera, atacar ambientalistas y hasta justificar la deforestación en la amazonía brasilera.
Sin embargo, al estudiarlo más a fondo, tiene sentido que el dirigente de la principal potencia latinoamericana quiera atraer a su territorio a una de las compañías más valiosas del mercado automotriz. Significa empleo y desarrollo económico.

Eso sin contar que, el solo hecho de demostrar la intención, se configura como el espaldarazo más grande ofrecido por un político de la región a la propulsión eléctrica que, no cabe duda, todavía está muy atrasada en Latinoamérica.
Lea también: El Tesla Model 3 tendrá nueva versión más económica “made in China”
PUBLICIDAD