Clásicos Colombianos

Y finalmente, al Chevrolet Trooper nada lo pudo detener: así fue su publicidad (1988)

Chevrolet Trooper

La campaña publicitaria que presentó al Chevrolet Trooper en Colombia fue tan agresiva e impactante, que Colmotores pudo redimirse ante el incidente del LUV 2000.

PUBLICRÓNICA No. 62.
Por Camilo Ernesto Hernández Rincón, historiador automotor.
Especial para EL CARRO COLOMBIANO.

En los años ochenta, Colombia tenía al menos dos décadas reconociendo a Japón por su producción de camperos. Dicha tradición se asentaba en Toyota, Nissan y los recientes pequeños de Daihatsu y Suzuki, cuando en 1981 nacieron los Mitsubishi Montero e Isuzu Trooper.
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Este segundo, cuya producción se extendió hasta 2002, pasó por distintas denominaciones gracias a alianzas estratégicas y a que la firma estaba bajo la tutela de GM. Algunos ejemplos: en Venezuela se llamó Caribe 442, en Australia fue el Holden Hackaroo, en Corea del Sur fue Ssangyong Korando Familiy y a Colombia, llegó como Chevrolet Trooper.

Pero su verdadero inicio, citado en una Publicrónica anterior, ocurrió tres años antes y en circunstancias controversiales. Colmotores intentó un acto de astucia que salió mal: lo ensambló bajo el nombre “LUV 2000” como chasis para carrozar. En ese momento, el Gobierno Nacional intervino para cancelarlo.

Eran tiempos de importaciones cerradas, con un poco claro beneficio hacia camperos extranjeros que se podían traer a cuentagotas. Hasta que, a finales de los años ochenta se dio via libre a las armadoras nacionales para producir vehículos 4×4, compatibles con las necesidades del país.

Chevrolet Trooper

Chevrolet Trooper

Chevrolet Trooper: salió con fuerza y nadie lo pudo parar

Fue el momento de la revancha. En junio de 1988 volvió el frustrado LUV 2000, pero ahora terminado en versión carpada y con su verdadero nombre, amparado por reputado corbatín de General Motors. Ahora, sería el Chevrolet Trooper. En tres años de sequía, su frontal había cambiado y albergaba dos amplias luces rectangulares, acordes con el momento.

El éxito no se hizo esperar, en parte por la imperiosa necesidad de un vehículo de tales características para apoyar la actividad agropecuaria. Tan importante fue el lanzamiento para Colmotores, que se decidió establecer una red de concesionarios paralela que solo atendía camperos, más tarde fusionada con su red genérica.

Parte del suceso recayó en la campaña publicitaria que, pese a lo convencional de su diseño y mensajes, gozaba de la presencia visual que el LUV 2000 no pudo tener. Casi como una “cenicienta” reducida a hacer cualquier oficio en 1985, su transformación en Trooper lo llevó al baile sin zapatillas de cristal, pero mejor representado.

Chevrolet Trooper

Chevrolet Trooper

Páginas completas, fotografías en plena acción aventurera y mensajes agresivos del tipo Cuanto más feo se pone el camino, más bello se pone el Trooper”, ahora si mostraban a un producto completo. Un vehículo con el carisma y presencia necesarias para enfrentar a los entonces vistosos pero escasos japoneses genuinos, que también evolucionaban. Y hasta a las importaciones socialistas que venían para servicio público.

También llegó a la televisión, con un anuncio en el que un grupo de trabajadores huye en él de un incendio forestal a una carretera más segura. Entre las tomas se recuerda la caída de un tronco incinerado ante el Trooper, que retrocede un poco a fin de salvar la situación. Entre saltos por terreno accidentado, el final reforzaba el eslogan que desde impresos decía que “Nada detiene a un Trooper”.

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Chevrolet Trooper DLX

Chevrolet Trooper DLX

Toque de lujo

Al aparecer en 1989 su primera versión especial, el Trooper DLX con cabina de fábrica, aire acondicionado y dirección hidráulica, se refuerza también el material con insertos y anuncios en periódicos y revistas. Esta vez, con un diseño más limpio y silueteado sobre fondo blanco, para resaltar su carácter especial, y encabezados como “Inmensamente superior”.

Para ese momento, el eslogan se había reducido a “Trooper, nada lo detiene”. Si, fue algo así como un adelanto del que luego tendría el Toyota colombiano, aún recordado: “Nada le pasa”.

El Chevrolet Trooper no solo redimió a Colmotores cuando se le permitió, sino que obligó a sus competidores a buscar alternativas, representadas en el Montero Mitsubishi de la C.C.A. en 1989 y el Toyota Land Cruiser de Sofasa en 1992. Todos ellos, ad portas de la apertura económica que equilibraría el mercado haciéndolo aún más diverso.

Chevrolet Trooper DLX

Chevrolet Trooper DLX

Misión cumplida

Nuestro protagonista había evolucionado tanto que su siguiente generación, mucho más refinada, ya no se consideró dentro del ensamble nacional. Pero logró su cometido y se convirtió en un nuevo mito automotor de fin de siglo. Al punto que cuando salió de la producción nacional, sus satisfechos propietarios los preservaron por mucho tiempo buscando la sobrevaloración.

Vea más de la serie PUBLICRÓNICAS, aquí.


  • Textos e investigación: Camilo Ernesto Hernández Rincón.
  • Fuentes: Facebook “Publicidad histórica automotriz de Colombia” (Marcelo Correa), Archivo documental EL CARRO COLOMBIANO.
  • Edición de texto, reconstrucción digital de imágenes y Dirección General: Óscar Julián Restrepo Mantilla.

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Óscar Julián Restrepo Mantilla
Administrador de Empresas y Publicista bumangués. Fundador, Director y Gerente General de la Revista Virtual El Carro Colombiano.