Diseñado como un experimento juvenil, un Toyota WiLL Vi del 2000 se subastó hace unos días. Es uno de los carros más extraños y escasos en la historia de la marca japonesa.
A comienzos de la década de los 2000, Toyota puso en marcha uno de los experimentos más curiosos de su historia. Como parte del proyecto WiLL, en el que varias firmas japonesas buscaron ofrecer productos especiales para el mercado juvenil, la compañía creó varios modelos con diseños bastante fuera de lo común. Entre ellos resaltó el Toyota WiLL Vi, un auto subcompacto que hoy, 25 años después, es una rareza de culto.
Fue uno de los modelos más efímeros de la marca, producido solo entre enero de 2000 y diciembre de 2001. Su extraño diseño retro, con una ventana trasera invertida, carrocería redondeada y colores pastel, lo hizo destacar en su momento. Sin embargo, nunca logró conectar con el público japonés y sus ventas fueron muy limitadas, convirtiéndose en un verdadero «unicornio» dentro de los modelos de la marca.
Pues bien, un ejemplar con apenas 30.000 millas (48.250 km) de recorrido, se subastó este jueves 27 de marzo en Estados Unidos, a través del sitio especializado Bring a Trailer. Este modelo, que ya cumple con los 25 años requeridos para importarse legalmente a ese país, está ubicado en la provincia de Alberta, Canadá. Además, tiene volante a la derecha, lo que le da un carácter aún más exótico en el contexto americano.
Toyota WiLL Vi: entre un Yaris y un Citroën Ami 6
Aunque por fuera parece sacado de una película animada por Studio Ghibli, el Toyota WiLL Vi se construyó sobre la plataforma del Toyota Vitz, es decir, el Yaris de primera generación. Por eso, lleva la misma mecánica de un auto subcompacto convencional, lo que en teoría facilita su mantenimiento. Su motor es un cuatro cilindros de 1.3 litros, con 87 hp y 122 Nm de torque, acoplado a una caja automática de 4 velocidades.
Las dimensiones también corresponden a un auto urbano: 3,76 metros de largo por 1,66 metros de ancho y 1,60 metros de altura, con una distancia entre ejes de 2,37 metros. Además, su peso en vacío es de apenas 950 kg. Otros detalles técnicos también son simples, como la suspensión delantera independiente tipo McPherson y trasera de eje de torsión, y frenos de disco adelante y de tambor atrás, sin asistencias adicionales.
Lo curioso del WiLL Vi está en su diseño, que parece inspirado en varios modelos clásicos. Su lateral y ventana trasera parecen tomados del Citroën Ami 6 de 1961, estilo replicado entonces en Japón por el Mazda Carol. El interior también refleja ese aire retro, con asientos enterizos adelante y atrás, volante minimalista, controles básicos y acabados en beige. Además, lleva la palanca de cambios en el tablero.
Experimento fallido
Como decíamos el proyecto WiLL, en cuyo marco se creó este auto, fue una iniciativa conjunta de varias empresas japonesas como Panasonic, Glyco (fabricante de Pocky), Ashai y otras marcas orientadas al consumo juvenil, además de la misma Toyota. Querían crear una identidad de marca en productos tan distintos como cerveza, papelería y automóviles, con diseños llamativos y poco convencionales. Toyota lanzó tres modelos bajo esta línea: Vi, Cypha y VS.
De todos ellos, el Toyota WiLL Vi fue el más recordado, por este diseño de amores u odios. En Japón, se vendió exclusivamente en las tiendas entonces llamadas «Toyota Vista» y formó parte de una estrategia de productos juveniles y asequibles como anticipo a la marca Scion en Estados Unidos. No obstante, el Vi fue un fracaso en ventas y, descontinuado en 2001, cedió su lugar al más convencional WiLL Cypha.
Pero precisamente, esa aura de rareza y escasez ha hecho que algunos coleccionistas hoy en día lo consideren una joya excéntrica. Este ejemplar que salió a subasta en un muy buen estado y con bajo kilometraje, partió en 3.000 dólares y finalmente se vendió en 7.200 dólares, unos 30.000.000 de pesos colombianos al cambio actual. Realmente un bajo monto, dada su rareza. Usted, ¿lo hubiera comprado?
Óscar Julián Restrepo Mantilla. Fuente: Bring a Trailer.