Íconos del carro francés, los Citroën 2CV y DS / ID son casi desconocidos en Colombia, a pesar de que sí llegaron a venderse en el país. Tenemos la evidencia.
PUBLICRÓNICA No. 97.
Por Camilo Ernesto Hernández Rincón, historiador automotor.
Especial para EL CARRO COLOMBIANO.
Hoy por hoy, y desde hace más de 30 años que regresó definitivamente al país, Citroën es parte del paisaje automotor colombiano. A medida que hemos sido más conscientes de su papel en la historia francesa y mundial, muchos se preguntan por qué sus modelos más icónicos casi no se ven en nuestras calles.
Películas y fotos ya antiguas han mostrado lo que significó la marca del «doble chevrón», y sus carros solo han estado en la mente de pocos propietarios, viajeros por el mundo y conocedores genuinos. Pero para el colombiano de a pie, modelos como 2CV, DS (el antiguo, no los de ahora) o AMI6, son sorpresas desconocidas.
Fuera de evidencias aisladas de hace un siglo, sabemos que a comienzos de la década 1950, las firmas Interamericana y Miliken trajeron el Traction Avant 11CV. Que iniciando los años sesenta, Exprinter medió en el alquier de carros en Europa. También, que en 1979 hubo un regreso junto a Citroautos con los hidroneumáticos CX y GSA durante la «Apertura Turbay». Pero hasta ahí.
Citroën 2CV, DS / ID y AMI6 en Colombia: desconocidos aquí, emblemáticos en Francia
Pero en medio de estas incursiones, en 1966, hubo otra. Un momento crucial en que, con limitaciones y trabas, reaparecían las importaciones de autos. Muchas estaban restringidas a cupos gremiales o propósitos de trabajo; con marcas y orígenes inéditos en Colombia. Además, se consolidaba una primera etapa incipiente de ensamblaje local con dos empresas, y la expectativa de fundar una tercera.
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Es aquí cuando, por corto tiempo, Citroën intentó la aventura colombiana con el portafolio completo de sus muy originales productos. A nivel mundial, ellos eran reconocidos porque definían la idiosincrasia francesa, al tiempo que sorprendían al resto del mundo.
Adma Automotriz, firma encabezada por Thomas Steuer, también fundador de Almacenes TÍA, tomó la iniciativa. En el diario El Tiempo del 16 de septiembre de 1966 apareció un gran anuncio vertical que mostraba siete vehículos apuntando a la derecha, uno sobre otro. Remataba con el logo de la marca, y su representante en Bogotá.
No tiene encabezado textual y la disposición de los carros, fue al azar. Se escalonaron entre sí por categoría, dejando la alta gama arriba y descendiendo hasta dejar abajo a los autos de trabajo. Todos ellos, separados por su denominación y una breve descripción.
Innovadores desde todo ángulo
Las fotos de cada carro se extrajeron de los catálogos originales franceses, que para esa época, gozaban de un diseño gráfico acorde a la originalidad de estos autos. Más específicamente, de las páginas finales de los mismos, donde se describen sus características y ángulos principales, tomando solo vistas laterales.
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Los dos primeros son los legendarios DS / ID, en un aerodinámica forma aún de luces redondas, así como su variante Break. En ambos se destaca la estabilidad como principal virtud, pero el primero enfatiza sus características: frenos de disco, el mayor conjunto de innovaciones en el campo automotor y la emblemática suspensión hidroneumática.
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Sigue la familia AMI 6, pequeño auto sedán con baúl y vidrio trasero inclinado al contrario («línea Z») que el Ford Anglia ya había popularizado en Colombia, junto a su hermana Break. La descripción resalta su bajo peso y economía, así como la calidad de la suspensión, más elemental y derivada del auto que viene a continuación.
Aquí ya vemos otro gran emblema universal de Citroën: el 2CV, en su versión de lujo AZAM. Gran carro popular francés, de aspecto controversial cuyo perfil inspiró al Renault 4. Aquí, se recurre a la definición que los americanos hicieron de él como «el automóvil más inteligente del mundo». Como si fuera poco, se comenta que uno de estos autos viajó con $21,30 de gasolina entre Buenaventura y Bogotá.
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Luego está la 2CV AK larga, furgoneta con techo y laterales corrugados y gran ventana trasera, con 350 kg de capacidad y versión pick-up. Y, finalizando el catálogo vertical, está la furgoneta HY 1500 también de paredes corrugadas y con versión pick-up. Técnicamente, más grande que las pick-up norteamericanas.
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El anuncio cierra con los datos de Adma Automotriz, que garantizaba servicio y repuestos en todo el país, así como alquiler a viajeros en Europa. Funcionaba en la calle 13 con carrera 33 de Bogotá, y a falta de Internet, tenía un cable por telégrafo: «AUTOADMA».
Pudieron armarse en Colombia
Detrás de este impactante aviso, transcurrían otros hechos. Había iniciado la competencia por la tercera ensambladora de autos y Citroën entró al lote, siendo una de las cuatro marcas favorecidas junto a VW, Fiat y Renault. Sin embargo, Citroën perdió la apuesta frente a su gran rival, Renault, cuya historia con el R4 es harto conocida.
En eso, Adma Automotriz consiguió dotar el parque automotor de los recién convertidos Correos de Colombia en Administración Postal Nacional (Adpostal) con sus furgonetas. Así como en Francia, que eran el estándar.
Así, estos Citroën rodaron por nuestras vías, aunque no en las cantidades de otras marcas. Sobreviven algunos en calidad de antiguos coleccionables, causando el mismo asombro que en esos tiempos.
Por su parte, Adma siguió representando la marca algunos años más, y siempre tuvo catálogos disponibles de la marca con su sello hasta poco antes de la apertura de 1979, cuando Citroautos pudo hacer una gestión ligeramente más consistente, pero aún lejos de la masificación.
El mejor momento de Citroën en Colombia, no sin sobresaltos, ocurrió en estas tres décadas. Primero con Parra Arango y ahora con Derco, con un catálogo mejorado respecto al de 1966. Va desde el pequeño crossover C3, tan popular como quiso ser el 2CV, hasta al servicio público y a su nombre Premium… DS.
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CRÉDITOS:
- Textos e investigación: Camilo Ernesto Hernández Rincón.
- Edición de texto, reconstrucción digital de imágenes y Dirección General: Óscar Julián Restrepo Mantilla.
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