El ‘boom’ de los carros chinos lo reconocemos en años recientes. Pero su arranque ocurrió en 1994, cuando llegaron los primeros: una furgoneta y un campero.
PUBLICRÓNICA No. 49.
Por Camilo Ernesto Hernández Rincón, historiador automotor.
Especial para EL CARRO COLOMBIANO.
El motivo intrínseco de la presente Publicrónica no radica en la popularidad, ni en la fama de los modelos anunciados. Tampoco en su gran recordación o la estrategia publicitaria, donde pasaron sin pena ni gloria. Pero para el estudio juicioso de la historia automotriz colombiana, consiste en determinar el surgimiento en Colombia de un fenómeno global: la aparición de los carros chinos en nuestras vías.
Efectivamente. Nuestra historia automotriz también se determina por orígenes al ser Colombia un país sin una industria propiamente dicha, y cómo estos determinan la evolución misma del mercado y el automovilista. El primer «carro colombiano», un De Dion Bouton, vino de Francia en 1899. Pero al abrirse la llave lentamente, el predominio fue de Estados Unidos en la primera mitad del siglo XX.
En los años 1920 y en la inmediata posguerra, dos incursiones europeas restaron algo de protagonismo al carro norteamericano. A finales de los 1950 aparecieron tímidamente los japoneses, y en la siguiente década, España y Europa Oriental. En pleno 1980 Corea del Sur sorprendió al mercado, pero en la década de 1990, nadie esperaba que una nación gigantesca y de historia confusa, se metiera en las vías y los garajes colombianos.
Los primeros carros chinos que llegaron a Colombia
La República Popular China, reconocida hasta entonces por estereotipos raciales, su historia milenaria, comida y objetos baratos, también se estaba transformando. El automóvil era una aspiración personal y de poderío industrial ante una sociedad que solo conocía la bicicleta o el transporte público.
La industria mundial ponía sus intereses en China y su vecino cercano, Japón, fue la primera en influenciar su idiosincrasia que ya existía con modelos caducos y exclusivos para sus dirigentes o sus fines laborales. De hecho, es ahí donde arranca la sorpresa china colombiana que se anunció en la revista Motor, durante el segundo semestre de 1994.
Así, los primeros carros chinos que se vendieron en Colombia fueron la furgoneta Tianjin Sanfeng TJ6481AJQ3, que se decía copiada de Toyota, y el campero Beijing BJ 2032C con un evidente parecido al UAZ soviético. El citado medio presentó la noticia como novedad, con su respectivo anuncio publicitario en la misma edición.
Allí aparecían las tecnologías de origen para cada uno. Para la Sanfeng, de Toyota, y por insólito que parezca, de Chrysler para Beijing, apelando quizá a la propiedad de Jeep. En anuncios posteriores, se diría que dicho campero era de «tecnología americana».
Efímeros
Con estos autos, aparece su primer representante: Beijing International S.A., ubicada en Cali. Dicho lugar indica mucho de lo que luego ocurriría con estos vehículos. Además de múltiples problemas de calidad y hasta acusaciones de estafa, el poder de las grandes marcas sepultó a estos autos pioneros a punta de prestigio indiscutible y maquinarias publicitarias, cuya recordación aún está en la memoria de muchos.
Más bien, cabe decir que la pauta constante fue el «as bajo la manga» de Safeng y Beijing. Más aún, la competencia para esta furgoneta que tentaba el servicio de microbuses colectivos se representaba en productos japoneses como Mitsubishi L300, Nissan Urvan o la Chevrolet WFR de origen Isuzu.
Algunos transportadores la compraron. Pero más idiosincrático y de cierto modo más abundante, fue el Beijing (mismo nombre de la capital china que conocemos como Pekín). Su uso estuvo relacionado con el transporte informal en los distritos caleños de extramuros, y con el servicio público rural de algunas poblaciones colombianas.
El paso del tiempo desvanecería estas marcas rápidamente. Los siguientes carros chinos serían las minifurgonetas Huali que vinieron en 1997, «inspiradas» en las Daihatsu y comparables con las Suzuki Carry Van que se vendían como Chevrolet.
Evolución radical
Pasados casi 30 años de este discreto comienzo, el ‘boom’ de los carros chinos se disparó en 2005 con toda una serie de marcas y modelos que siguieron por la ruta del servicio público, pero que en el presente es más abundante. De hecho, son protagonistas de las vías nacionales, con publicidad más elaborada y vistosa cuyos inicios puede fijar el aficionado a la historia desde esta publicidad pionera de 1994.
Mucha agua ha corrido bajo el puente, y hoy algunos fabricantes chinos son líderes en tecnología y movilidad eléctrica. Así, quedó atrás el sinsabor que dejaron los fallos de calidad y muchas de las «copias» de aquellos primeros modelos.
Vea más de la serie PUBLICRÓNICAS, aquí.
CRÉDITOS:
- Textos e investigación: Camilo Ernesto Hernández Rincón.
- Fuentes: Revistas Motor No. 162 (agosto 26/1994), No. 163 (septiembre 14/1994) y No. 190 (noviembre 29/1995), archivo documental EL CARRO COLOMBIANO.
- Edición de texto, reconstrucción digital de imágenes y Dirección General: Óscar Julián Restrepo Mantilla.