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En ningún lugar del mundo cuestionarían hoy la calidad de Hyundai y Kia. Pero hace más de 40 años, aún no eran tan conocidas. Y menos en Colombia.

PUBLICRÓNICA No. 80.
Por Camilo Ernesto Hernández Rincón, historiador automotor.
Especial para EL CARRO COLOMBIANO.

Hoy unidas en un mismo grupo empresarial, Hyundai y Kia han proyectado a su propio país, Corea del Sur, al liderazgo internacional.
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Desde finales del siglo pasado, hasta ahora, este país se ha consolidado como el segundo gran «tigre asiático», que después de Japón, ha conquistado al mundo hasta en lo cultural. Fenómenos musicales como el K-Pop, cinematográficos como «Parásito» con su Óscar a Mejor Película, y hasta personajes animados como Pucca, le han mostrado al mundo quiénes son los surcoreanos.

Hace cuatro décadas no era así. Colombia solo tenía el recuerdo de un país casi anónimo en el extremo oriente, al que envió tropas al despuntar los años 1950, apoyando a Estados Unidos en el primer gran conflicto bélico posterior a la Segunda Guerra Mundial. Como resultado, Corea se dividió en dos países al norte y sur: el primero con una dictadura cuya ideología perdura junto a una temible carrera armamentista. El segundo, se desarrolló lenta y silenciosamente.

Por años nos desentendimos de dicho país, y solo quedaron las experiencias de sus veteranos de guerra en fotos o reuniones. Hasta que la «Apertura Turbay», en 1980, abrió a Corea del Sur una ventana por donde entraron estas dos marcas de vehículos, con cuatro modelos: tres automóviles de pasajeros y una pick-up.

Hyundai Pony Colombia

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Hyundai Pony en Colombia: el pionero

Su figuración publicitaria tampoco fue tan brillante. Pero como en otras iniciativas, el simple hecho de su existencia ya es un testimonio y base de estudio. Quizá por tamaño (página completa El Tiempo en octubre de 1980), la audacia surcoreana quedó plenamente demostrada a la hora de intervenir en el mercado.
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Allí se presentaba la imagen lateral de un hatchback con parales oscuros (representante tardío del techo vinílico de moda en los años setenta). Sobre él, un encabezado que lo dice todo: «Aquí está la imaginación oriental hecha ingeniería para usted: Pony».

Fue el genuino comienzo de Hyundai en Colombia. La marca quedó supeditada al nombre del modelo, que contaba con logotipo propio, en un estilo psicodélico también heredado de la década anterior. El anuncio continuaba con elementos predecibles: segunda frase como subtítulo, fotos de detalles y una descripción pormenorizada de sus características.

Hyundai Pony Colombia

Más abajo se repite el logo de Pony, junto a la imagen corporativa del fabricante: Hyundai Motor Company. Además, el representante nacional, Importadora Hyundaipony de Colombia. Aquel logotipo minimalista y geométrico, casi desconocido hoy, fue con el que el gigante surcoreano tentó los mercados mundiales con su segundo producto automotor desde 1975. En realidad, el primero original de la compañía, pues antes del Pony, Hyundai armó un modelo basado en el Ford Cortina inglés.
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No podemos pasar por alto el sobrenombre que, a modo de eslogan, Hyundai puso a su vehículo en Colombia: «Pony, el Sorprendente». En suma, Hyundai fue audaz con su modelo estrella, pero algo tímida consigo misma.

Kia Brisa y K303 Colombia

Kia Master: el primer modelo de la marca en Colombia

Una situación similar ocurrió con Kia, marca que conocimos con el nombre de su primer modelo: Kia Master S-1300P. Fue una pequeña pick-up que llegó casi a la par del Pony, planteada como alternativa a Isuzu, Mitsubishi o Mazda, con todas las virtudes posibles de sus competidores. Tanto con su platón original, como con plataforma de estacas. Fue su producto estrella, pero no el único.

En realidad, esta pick-up derivaba de un automóvil de pasajeros de muy limitada difusión en Colombia, el Kia Brisa 1.300, versión coreana de la segunda generación del Mazda Familia, a su vez predecesor del 323. Se produjo entre 1974 y 1981. Un segundo modelo que se comercializó en paralelo, también de origen Mazda, fue el K-303.

Ambos sedanes con baúl le compiten al Pony en el honor de ser los primeros vehículos familiares de origen surcoreano en llegar a Colombia. Sin embargo, el hatchback de Hyundai se lleva el mérito de la difusión pública a nivel nacional, que Kia solo le disputa exitosamente con la pick-up.

De hecho, la Kia Master tuvo en esos tiempos un comercial de televisión «a bajo presupuesto», producido por encargo de su distribuidor nacional, Crediauto Ltda.

Kia Master Brisa pick-up Colombia

Generando confianza

Actualmente, puede sonar extraño reseñar ambos nombres en medio de escepticismo y desconfianza, pues son una potencia global sin discusión. Pero en 1980, estaban en el lugar que tenía Japón en 1960 y eran más susceptibles de ser un fracaso potencial, que al final, nunca ocurrió.
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En una economía cerrada y temerosa como la colombiana, Hyundai y Kia eran un riesgo a correr. Venían de un país del que solo se sabía por una guerra ya lejana. Además, las experiencias con productos de otros países distintos a Estados Unidos, Europa o Japón, habían sido contradictorias. En especial, con los de la entonces llamada «Cortina de Hierro».

Sabiéndose de la existencia de las dos Coreas, el equívoco entre sistemas sociopolíticos era más común de lo normal. Y, además, su calidad estaba por demostrarse.

Kia Master Brisa pick-up Colombia

Las experiencias de ambas marcas, en la Colombia de inicios de los ochenta, fueron diversas. Incluyendo una controversial importación de taxis Hyundai Pony, que tuvo lugar en 1982. Para entonces, dejaron de venderse en el país pero regresarían 10 años después, con la apertura económica bajo el gobierno de César Gaviria.
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Para ese momento, ya Seúl había realizado los Juegos Olímpicos de 1988 y los productos de ese país habían obtenido reconocimiento mundial. Volvieron con prestigio y ambiciones que se han refrendado durante más de tres décadas, acompañados de nombres como Daewoo, SsangYong y Samsung (propiedad de Renault Group) en el mismo lapso.

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CRÉDITOS:

  • Textos e investigación: Camilo Ernesto Hernández Rincón.
  • Edición de texto, reconstrucción digital de imágenes y Dirección General: Óscar Julián Restrepo Mantilla.