Más allá de la industria establecida, se han proyectado varias marcas y modelos propios de carros en Colombia. Homenaje a la creatividad y el emprendimiento nacional.
Durante décadas, se han reconocido como “colombianos” a los carros de producción nacional que han alcanzado gran popularidad. Por mencionar algunos, en el pasado fueron los Renault 4, 6 y 12, y hoy en día se reseñan como tal no solo a los modelos del rombo, sino también al Chevrolet Joy, enteramente fabricado en el país. Pero hay más.
Siendo Colombia un país lleno de creatividad y emprendimiento, varias propuestas han surgido respecto a carros completamente creados en nuestro país. A veces mezclando componentes de otros de origen extranjero, y otras veces, especialmente en los más recientes, con desarrollos 100% nacionales.
Por eso, en este 20 de julio rendimos homenaje a todos estos proyectos de carros colombianos. Algunos perdidos en el tiempo y desaparecidos por diversos factores, y otros muy vigentes y en pleno avance. A pesar de la burocracia, la falta de apoyo estatal y las dificultades que implica emprender en Colombia.
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Claro, no están todos. Pero están los más recordados y comentados. Acompánenos, en este viaje a través de los carros colombianos en EL CARRO COLOMBIANO.
Cacique Tayrona (1969)
A finales de los años sesenta, cuando surgía la producción nacional de carros, el ingeniero alemán Dieter Herber, quien vivía en Colombia, emprendió la creación del Cacique Tayrona. Su motivación era crear un carro deportivo nacional para calle y competencias, ante la dificultad de importarlos.
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Tres amigos fueron sus financiadores, uno de ellos el doctor Ignacio Berraquer, hijo del fundador de la clínica que lleva su apellido en Bogotá y en cuyo sótano se armó al vehículo en cuestión. La carrocería, fabricada en fibra de vidrio e inspirada en el Ferrari P4, se creó y produjo en dichas instalaciones… de donde salió desarmado para terminarse en una bodega de Chía.
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El carro se montaba sobre un chasis tubular, y en su interior, iba un motor central V4 de 1.5 litros proveniente del Ford Taunus. Según relató Herber, citado por Motor, se produjeron entre cinco y seis unidades del Cacique Tayrona a precios inferiores a los de un Renault 4 nuevo. Sobreviven dos unidades.
ECCO 87 (1987)
“El Carro Económico Colombiano” fue un proyecto creado por un equipo de diseñadores independientes, estudiantes de Diseño Industrial de la Universidad Nacional, dirigidos por el diseñador industrial francés Dominique Billioté. Este último dato da luces de lo que era: una versión criolla y ampliada del Renault 4.
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El proyecto se presentó en marzo de 1987. Abarcaba una versión urbana, un hatchback, una familiar, una pick-up y una furgoneta. Renault-Sofasa aportó motores y plataformas al proyecto. Se esperaba un alto grado de integración de piezas nacionales, lo que redundaría en un precio 30% inferior al carro más barato del momento, que era… sí, el mismo Renault 4.
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La dotación abarcaría tapetes de caucho o fibra, asientos de lujo en cordobán o paño, calefacción, preinstalación de radio, guantera, apoyacabezas, dos espejos retrovisores y pintura bitono. Renault-Sofasa entraría como socio inversionista, pero las cosas no se dieron. A la fecha, no se sabe por qué.
Corcel Cargo 1.6 (1992)
La planta de vehículos Corcel fue un emprendimiento del industrial vallecaucano Raúl Grajales, que se dio a conocer en septiembre de 1992 y cuyo centro era el Corcel Cargo 1.6, un vehículo de carga muy particular.
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Diseñado por Luis Alfonso Calderón, era la mezcla de muchas cosas: la cabina de una Mazda B2000, el tren delantero de un Chevette y eje trasero y suspensión de un VW Escarabajo 1600. De este último, también venían el motor y la caja. El frente era plano, con las luces incrustadas a la carrocería.
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Competiría con los motocarros de la época, pero según recuerda Motor, medio que lo divulgó en su momento, la cosa no pasó de algunos prototipos.
Willco (1995)
También divulgado por Motor, el Willco fue tal vez el proyecto de carro nacional que llegó más lejos. Basado en el campero Willys original, debutó en julio de 1995 con un diseño más cuadrado y largo. Lorenzo Jaramillo fue el empresario que impulsó su producción, junto a un grupo de industriales de la zona cafetera.
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Muchas partes del Willco se copiaron del Willys original, pero el nuevo vehículo se sustentaba en un chasis propio. Había una integración del 53% de piezas nacionales, con paneles de carrocería fabricados en el país (compraron la prensa en España) y ejes proveídos por la firma Transejes de Bucaramanga, entre otros.
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Llevaba un motor Hércules de 2.7 litros y 87 caballos, unido a una caja Dana de cuatro velocidades, la primera no sincronizada. Se produjeron varias unidades, algunas de ellas exportadas, pero no tuvo viabilidad financiera a largo plazo. El campero costaba 12 millones de pesos de la época, unos 80 millones de hoy.
Salamandra Lexion y sus derivados, los primeros eléctricos (2009)
No era uno, sino varios carros, todos de tres ruedas y construidos por la firma Yakey en Floridablanca, Santander. El primer prototipo fue el Salamandra Lexion, un pequeño carro eléctrico que se presentó en abril de 2009. Entregaba una autonomía de 75 kilómetros y podía recargarse en un enchufe doméstico de 110V.
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Lideró el proyecto el empresario William Mercay, quien impulsó su desarrollo con técnicos jóvenes egresados del Sena. Y como en aquel tiempo la movilidad eléctrica no existía en Colombia, también se proyectaron versiones a gasolina con motor de 225 c.c. y 14 hp; o híbridas, a gasolina e… ¡hidrógeno!.
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Del primer modelo, surgió una amplia gama de vehículos: Scorpion Motocarro, Tri0 Sport (corto), Tri0 (largo) y Ultra. Este último, tenía una versión eléctrica con 90 kms de autonomía. En 2011 los precios iban desde $12,8 a $68 millones, unos 22 a 128 millones de pesos actuales. El proyecto siguió por un par de años, pero no tuvo continuidad.
Eolo Supercargo (2020)
En desarrollo desde la pandemia, el Eolo Supercargo es un proyecto impulsado por Eolo Motors, firma que nació en 2009 bajo la batuta del ingeniero mecánico Javier Roldán, en Bogotá. Por definición, es un cuadriciclo eléctrico de carga, destinado a firmas de paquetería y creado desde cero con materia prima colombiana.
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Su diseño, netamente utilitario, está pensado en la practicidad y economía. Puede mover un poco más de 300 kg de carga, en una bodega con 1.700 litros de capacidad. Lo impulsan dos motores eléctricos, uno en cada rueda delantera, alimentados por una batería LFP de 72V. La autonomía del prototipo está entre 70 y 108 kilómetros, según el nivel de carga.
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Aunque la intención es concretar su producción y venta, ha sufrido múltiples escollos de tipo legal y burocrático. Hace pocos días, fue noticia al ser retenido en un retén de tránsito por no contar con matrícula, licencia de tránsito ni manifiesto de importación, que no le expiden por su creación local. Por eso, Roldán adelanta una dura batalla legal para recuperarlo.
MUB 1T (2020)
También es un cuadriciclo eléctrico de carga, pero creado por la firma Mubility asentada en Sabaneta, Antioquia. Sus líderes son David Sierra, Pablo Gaviria y Mauricio Toro, especialistas en desarrollar productos basados en tecnologías de alta precisión y alta ingeniería.
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Este vehículo, ya homologado por el Ministerio de Transporte y del cual se han producido 15 unidades, tiene una capacidad de carga en torno a los 700 kg, cabina abierta (sin puertas), y versiones de cabina doble o sencilla. Además, arrastra hasta una tonelada. Se recarga en enchufes de 110 o 220V, durante cuatro horas, obteniendo una autonomía estimada en 50 kilómetros.
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Sus creadores lo definen como un vehículo “diseñado para el uso y el abuso”, adaptable para distintos usos como carpas, frigoríficos y bancas, entre otros. Incorpora sensores IoT que transmiten datos sobre el uso y funcionamiento de cada vehículo, mapas de rutas, mantenimientos, rutas y otros datos.
El carro solar costeño (2022)
En diciembre de 2022 se conoció al carro solar creado por el ingeniero Dairo Polo Fruto, instructor del Sena y experto en energía solar, quien lo construyó junto a su familia en el patio de su casa en Palmar de Varela, Atlántico. Luce como un carrito de golf de carrocería tubular, con un enorme panel solar en el techo.
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En aquel tiempo, Polo manifestó a El Tiempo que no era ni el primero ni el único carro solar creado en Colombia, pero sí el primero en el caribe colombiano. Lo proyectó como una solución para el transporte público local e intermunicipal, totalmente amigable con el medio ambiente al alimentarse únicamente de rayos solares.
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Pesa 200 kilos y su celda tiene más de 500V, con los que alimenta una batería de 24V y un motor eléctrico de 10 hp. La velocidad punta es de 40 km/h. Hoy, el vehículo continúa en pruebas.
Textos e investigación: Óscar Julián Restrepo Mantilla.
Fuentes: Motor, El Tiempo, Vanguardia, Coches Eco, Mubility, Archivo EL CARRO COLOMBIANO.
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