La electrificación de los vehículos es un tema de debate, que incluso ya hace parte de campañas de candidatos políticos en EE.UU.
La campaña de Elissa Slotkin, candidata al Senado de los Estados Unidos por Michigan, adoptó una postura crítica hacia la idea de un «mandato» de vehículos eléctricos. Slotkin enfocó su mensaje en permitir que los ciudadanos elijan el tipo de vehículo que prefieren. Ya sea de combustión, híbrido o eléctrico, en lugar de imponer una obligación de adoptar los EV.
Su principal argumento es que la próxima generación de automóviles debe fabricarse en Estados Unidos, y no depender de la industria automotriz china. Sin embargo, esta postura ha generado controversia debido a su historial legislativo. A pesar de su retórica contra los mandatos de EV, Slotkin apoyó antes, normativas que favorecen la transición hacia los eléctricos.
Su enfoque es especialmente relevante en Michigan, un estado clave para la industria automotriz y donde muchos trabajadores están preocupados por el impacto que esta transición podría tener en sus empleos. Pero ahora, su nueva postura frente a la electrificación y la imposición de los vehículos eléctricos, se muestra en mensajes explícitos en la publicidad de su campaña política.
¿Decir «No», a comprar un auto eléctrico?
Lo más relevante de esta campaña en contra de los autos eléctricos es que, la candidata Elissa Slotkin puso como ejemplo su caso personal. En uno de sus recientes anuncios de campaña, Slotkin destacó que posee un automóvil de gasolina y criticó las regulaciones que obligarían a los consumidores a adoptar vehículos eléctricos. Según ella, «nadie debería decirnos qué comprar» y defendió la libertad de elección del consumidor.
En este sentido, vale la pena decir que la industria automotriz estadounidense se enfrenta a un panorama complejo en medio de la transición energética, con desafíos que abarcan desde la adopción de nuevas tecnologías hasta la competencia global y las preocupaciones de los consumidores.
Panorama y desafíos de la industria automotriz en EE.UU.
La administración Biden estableció ambiciosos objetivos para la reducción de emisiones, incluyendo regulaciones que buscan que el 56% de las ventas de autos ligeros sean eléctricos para 2032. Estas metas se respaldaron por subsidios e incentivos fiscales tanto para los fabricantes como para los compradores, impulsando el crecimiento de la producción de EV en el país.
Sin embargo, uno de los principales desafíos para la industria es la adaptación a nuevas tecnologías. La fabricación de vehículos eléctricos requiere una infraestructura y un conjunto de habilidades técnicas diferentes a los vehículos de combustión tradicionales. La producción de baterías, en particular, es crucial, ya que estas representan uno de los costos más altos en la fabricación de EV.
La cadena de suministro de baterías depende en gran medida de minerales críticos como el litio, el cobalto y el níquel, que están concentrados en unos pocos países, lo que genera riesgos en términos de disponibilidad y costo. Además, aunque se están construyendo plantas de baterías en los Estados Unidos, la industria automotriz aún depende en gran medida de las importaciones de componentes clave.
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Jessica Paola Vera García.