China busca ayuda de la Organización Mundial del Comercio (OMC) tras el aumento de tasas de importación a carros eléctricos en EE.UU. y Europa.
En un giro inesperado en la batalla comercial, China ha solicitado la intervención de la OMC. Esto después de que Estados Unidos y Europa decidieran aplicar nuevas tasas de importación a sus carros eléctricos.
Este aumento, que comenzó en mayo bajo la administración de Joe Biden, ha elevado las tasas en un 100%, mientras que Europa siguió el ejemplo el pasado 5 de julio, imponiendo aranceles de hasta el 37,6% para ciertos fabricantes chinos.
La OMC ha respondido con firmeza a la solicitud del país asiático, subrayando que las subvenciones otorgadas por el gobierno chino a su industria automotriz «carecen de transparencia». Esto ha respaldado la decisión de Estados Unidos y Europa de imponer aranceles adicionales.
Nuevas tasas de importación
Hay que recordar que, en Estados Unidos, las nuevas tasas de importación se han cuadruplicado, afectando severamente a los fabricantes chinos sin excepciones. Además, los carros eléctricos provenientes de China han sido excluidos de los programas de ayuda a la compra, como el Plan Moves III en Europa.
Es de anotar que dicha medida forma parte de la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) de Estados Unidos, que según el Ministerio de Comercio de China, «pone barreras comerciales artificiales y aumenta el costo de la transición a la energía verde».
Mientras que países como España y Francia han mostrado su apoyo a los aranceles impuestos por la Unión Europea, Alemania se ha manifestado en contra. Esto se debe al alto volumen de vehículos que exporta a China, temiendo represalias comerciales que podrían afectar gravemente su economía.
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La medida en Europa es temporal y será revisada en octubre para decidir si los aranceles se mantienen, se ajustan o se eliminan. Esto deja un margen de incertidumbre sobre el futuro de las relaciones comerciales entre China y Occidente.
Respuesta de Pekín
Por su parte, Pekín ha respondido a la OMC con un documento en el que asegura haber cumplido con las reglas de comercio internacional y se muestra dispuesto a nuevas conversaciones. Sin embargo, solicita que las normas sean «mejor definidas» para evitar malentendidos y disputas similares en el futuro.
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Por lo pronto, la disputa comercial entre China y Occidente pone en evidencia la necesidad de una mayor transparencia en las subvenciones gubernamentales y una normativa comercial clara y justa. La protección de las industrias locales no debe comprometer el avance hacia una economía más verde y sostenible.
En conclusión, es crucial que los gobiernos trabajen juntos para encontrar soluciones que beneficien a todas las partes y fomenten una competencia justa en el mercado global.
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