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Para finales de la década de 1980, la venta de carros en Colombia se vio afectada por factores como el miedo y las expectativas sobre grandes cambios a nivel político y económico.
El año 1989 es recordado como uno de los más nefastos en la historia del país. Colombia tuvo que enfrentar una ola de terrorismo sin precedentes por parte del Cartel de Medellín, encabezado por Pablo Escobar mientras que el Gobierno, acéfalo por los problemas de salud que aquejaba el presidente Virgilio Barco, tenía en la extradición su única arma contra el narcoterrorismo.
Ante el temor de terminar juzgados por cortes de Estados Unidos, “Los Extraditables” desataron una serie de atentados a políticos como el magnicidio al candidato presidencial Luis Carlos Galán, así como carros bomba a medios de comunicación, empresas del Cartel de Cali (rival de la organización de Escobar), y organismos de seguridad del Estado.
Inevitablemente la ola terrorista causó una pérdida de confianza por parte de consumidores y empresas. Sin embargo, el PIB nacional alcanzó un crecimiento del 4,3%, un buen resultado en medio de un entorno tan complejo que incluía el alza de las tasas de interés para frenar los efectos en la inflación por la devaluación del peso, causada por la caída de los precios del café.
Por aquel año, las ventas de vehículos en Colombia cayeron un 14,6%, logrando vender el mercado automotor una cantidad de apenas 56.070 unidades.
El golpe fue duro, pues en 1988 se habían alcanzado ventas de 65.686 unidades, todo un récord para un mercado cerrado y de oferta limitada a tres marcas e importaciones reducidas al mínimo para carros de marcas Premium y camperos, como era nuestro mercado automotor por entonces.
Novedades de Mazda y Mitsubishi en el 89
Las ensambladoras mostraron sus cartas. La Compañía Colombiana Automotriz continuó con la actualización de los Mazda 323. Para ese momento, el 323 era un auto aspiracional dentro del segmento “popular” que conoció un éxito arrollador gracias a su versatilidad al ofrecer cuatro tipos de carrocerías: coupé, sedán (NX, NS), hatchback (HS) y Station Wagon.
La mayor novedad de esta ensambladora para el año en cuestión fue el Mitsubishi Montero de ensamble local, con motor carburado de 2.6 litros y 103 caballos de potencia, opción de pintura metalizada, aire acondicionado y cabina cerrada, esta última muy atractiva para los carroceros de fibra de vidrio para presentar los diseños más “vanguardistas”.
En la gama de comerciales medianos la firma japonesa presentó un producto inédito, el camión Mazda T45 Turbo con motor Diesel, dotado de una cabina más moderna y con mayor comodidad que buscaba “cargar con el pasado”, ofreciendo una propuesta razonable y eficiente frente al ya vetusto Chevrolet C-30 con motor a gasolina de ocho cilindros, única opción hasta ese momento.
La oferta de vehículos de Mazda abarcaba además la línea 626 Asahi, presentada en 1988 con un diseño de avanzada para la época en versiones L, LX y GLX, siendo estas el sedán básico, el hatchback de lujo con 5 puertas y el coupé deportivo, respectivamente. El sedán L incorporaba motor de 1.8 litros, mientras que los LX y GLX llevaban un propulsor de 2.0 litros.
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Chevrolet en la pelea
Como respuesta al Mitsubishi Montero nacional, Colmotores lanzó el campero Chevrolet Trooper DLX equipado con ensanchadores laterales, dirección hidráulica, cabina con desempañador y limpiabrisas trasero de fábrica, instrumentación más completa con tacómetro, aire acondicionado y apoyacabezas para las sillas delanteras.
La marca del corbatín presentó en 1989 la tercera generación de la tradicional Chevrolet Luv, con motor de 2.3 litros de 108 caballos y disponibilidad en versiones con tracción 4×2 y 4×4.
En materia de automóviles, Chevrolet tenía en su popular Sprint a una gran estrella que permanecería vigente por espacio de casi 20 años y que en 1989 estaba en su máximo apogeo, además del Monza como sedán representativo en versiones de caja manual y automática con motor 2.0 litros, y el Chevette que, como siempre, tuvo su mayor éxito como taxi.
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Lujo en el Renault 9
En medio de la compra por parte de Renault Francia de las acciones del Gobierno Nacional en esta empresa y la consecuente agudización de graves problemas sindicales, Sofasa presentó al Renault 9 TXE, versión de lujo que podía identificarse por sus luces frontales alargadas de doble óptica y colores de pintura metalizados en opción, equipando un motor de 1.6 litros capaz de entregar 73 caballos de potencia, apoyado en una caja de cambios de cinco velocidades.
Adentro poseía banca trasera con apoyacabezas incorporados y apoyabrazos, y entre sus ítems incluía sistema de “telecomando infrarrojo” para abrir las puertas a distancia (TIR), bloqueo central, radio con reproductor de casete y reloj digital. Todo un lujo para la época.
La ensambladora colombofrancesa buscó posicionar el Renault 21 en la entrada de la gama alta con la introducción de una versión básica denominada RS, con propulsor de 1.6 litros. Al tiempo, se daban los toques finales al acuerdo de Renault con Toyota para empezar a armar el Land Cruiser en 1991.
Increíblemente, a casi 20 años de su lanzamiento el Renault 4 se mantenía como uno de los carros más solicitados en Colombia, dando la pelea en el segmento de autos populares en un cerrado cara a cara con el exitosísimo Chevrolet Sprint.
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Los más vendidos
De acuerdo con reportes de la época, Mazda logró ubicar en el 89 cerca de 9.000 unidades del 323 sumando todas sus versiones (coupé, sedán, hatchback y station wagon), convirtiéndose así en el líder absoluto del mercado colombiano durante ese año.
Al auto mediano japonés le seguían, en su orden, el Renault 9 con 4.834 unidades, los Mazda 626 con 4.540 vehículos entregados, el campero Chevrolet Trooper con 4.189 unidades, el Chevrolet Sprint con 3.707 unidades, la pick-up Mazda B2000 con 3.668 vehículos y el Renault 4, con 3.320 autos facturados.
En un nivel menor de ventas estuvieron la Chevrolet Luv (2.542 unidades), el Renault 21 (2.449), el Chevrolet Monza (2.357) y el Mitsubishi Montero (1.370). El Chevrolet Chevette, por su parte, logró entregar 3.024 ejemplares al servicio público y apenas 264 vehículos particulares.
Textos e investigación: Fabián Rojas Castañeda – Redacción Revista Virtual El Carro Colombiano.
Corrección de estilo y Dirección General: Óscar Julián Restrepo Mantilla.
Imágenes: Archivo El Carro Colombiano, Marcelo Correa (vía Facebook).
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