Según el gremio de autopartes, ensambladoras y autopartistas se han visto golpeadas por la avalancha de importaciones. Piden al Gobierno una solución urgente para fortalecer la producción nacional, con miras a evitar la pérdida de empleos.
La Asociación Colombiana de Fabricantes de Autopartes -Acolfa- hizo un llamado de atención sobre los graves problemas que enfrenta la industria automotriz colombiana. La primera y principal preocupación tiene que ver con el aumento en la importación de vehículos terminados.
Mientras que hace una década los carros de ensamble local tenían un 50% de participación en el mercado, hoy esa cifra se redujo a menos del 25%. Cabe recordar que en los últimos 16 años se suscribieron acuerdos comerciales con México, Brasil, Argentina, Estados Unidos, Canadá, Corea del Sur y la Unión Europea, que pusieron en total desventaja a la producción nacional.
Algunos de esos Tratados de Libre Comercio llegaron al cero arancel este año, al menos en lo referente a automóviles de pasajeros, sumado a la inexistencia de restricciones de tipo paraarancelario. Con las naciones más importantes de Mercosur si existe una holgada cuota de 50.000 unidades anuales.
Problemas comerciales
Camilo Llinás, presidente ejecutivo de la asociación, asegura que dichos acuerdos van en detrimento de las finanzas del estado. Esto se explica a través del dinero que se deja de recaudar a través de aranceles, sin dejar a un lado el fuerte incremento del déficit comercial con muchos de los más importantes socios comerciales.
En las condiciones actuales, el déficit se puede subsanar de dos maneras. Una de ellas, mediante la atracción de flujos de inversión. Y la otra es a través del endeudamiento por parte del Gobierno para financiar ese déficit, estrategia demasiado riesgosa en el corto plazo y más con la reciente pérdida de calificación crediticia.
Pero lo más complicado es que con la actual situación sociopolítica y económica que atraviesa Colombia, especialmente en el campo de lo tributario, no hay ambiente para nuevas inversiones. El Gobierno tampoco tiene espacio para adquirir más deuda, pues esta abarca casi el 60% del Producto Interno Bruto (PIB).
Así mismo, Llinás señala que las importaciones impactan en la generación de nuevos empleos y en la industria nacional, factores que están concatenados. Las ensambladoras producen menos unidades y por ende, sus ventas se ven reducidas. Al final, esto termina disminuyendo sus ingresos operacionales.
Todo esto produce un efecto negativo en los empleos, tanto directos como indirectos. Estos últimos corresponden a la cadena de suministro, es decir, los fabricantes de autopartes como llantas, baterías, elementos de la suspensión, sistemas de frenos, vidrios y tapicería, entre otros.
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Sin soluciones
A todo esto se suman los problemas derivados de la pandemia, con la subsecuente caída en la demanda de automóviles, y más recientemente el Paro Nacional que ha traído bloqueos en las principales vías del país, impidiendo la llegada de insumos a tiempo. Incluso, ya existe un freno a las actividades de ensamble y de los autopartistas.
El Paro ha causado dificultades para cumplir con las entregas locales, y ni hablar de las exportaciones. En este aspecto y de extenderse por otro mes el conflicto entre Gobierno, centrales obreras y otros grupos sociales, será imposible cumplir con las entregas en el exterior. Posiblemente, eso derive en la pérdida de dichos mercados.
Por eso, Acolfa finaliza haciendo un llamado a la administración Duque. “Ante esta compleja situación, deseamos no solo hacer pública nuestra preocupación por el estado en que nos encontramos, sino solicitar al Gobierno una mayor atención a la industria nacional para que esta genere mayor valor agregado, más empleo formal, calificado y estratégico”, señaló Camilo Llinás.
Hasta aquí no es muy claro si la asociación promueve el regreso a un esquema proteccionista, o por el contrario quiere una mejor política para el sector que propenda por incrementar la competitividad, con la que se pueda enfrentar con más efectividad el reto de la importación de carros y autopartes, y consolidar las exportaciones.
Tampoco se menciona la llegada de autopartes desde países con los que Colombia no tiene acuerdo comercial, como es el caso de China, India o Taiwán. Muchos de esos elementos tienen un costo aún más competitivo frente a los mismos de producción local.
Lamentablemente, los sucesos de las últimas semanas dejan al presidente Duque y a sus ministros con tareas más urgentes por resolver a nivel social. Por tanto, la industria nacional del automóvil y afines no estará entre sus prioridades, y menos cuando ya tienen “el sol a sus espaldas”.
Textos: Fabián Rojas Castañeda.
Edición y Dirección General: Óscar Julián Restrepo Mantilla.
Con información de El Tiempo.
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