Un comercial testimonial donde se remolca una tractomula a una Subaru Station Wagon es el primer recuerdo que muchos tienen de esta marca japonesa.

PUBLICRÓNICA No. 69.
Por Camilo Ernesto Hernández Rincón, historiador automotor.
Especial para EL CARRO COLOMBIANO.

A finales de los años ’70, Subaru era una marca desconocida en Colombia. Pero sus “seis estrellas” ya representaban un nombre “hecho y derecho”, especialmente en Estados Unidos. Se ignoraba entonces su pasado aeronáutico de la guerra, su conversión a Fuji Heavy Industries después de ella, y sus modestos primeros vehículos como el Subaru 360 de 1958.

En tierras norteamericanas se conocieron las evoluciones de este auto, que derivaron a los motores Bóxer y a la doble tracción en automóviles de pasajeros. Por eso, cuando Subaru llegó al país, su oferta se percibía atractiva y tan seria, como para correr el riesgo de probarla.

Mucho se ha dicho que, en ese entonces, Japón se percibía como “solo camperos y motos”. A cuentagotas habían llegado carros de pasajeros antes. Pero la “Apertura Turbay” de 1979 fue la verdadera vitrina de una nueva invasión nipona representada en casi todas sus marcas, veteranas y debutantes como en el caso de Subaru.

Subaru publicidad en Colombia, 1980.

Subaru Leone 1800 Campera, publicidad en Colombia 1980

“Campera” Subaru: la joya de la corona

Hubo factores que, afortunadamente, se constelaron como pléyades de su imagen corporativa. Subaru llegó con una gama de cuatro modelos, entre los que resaltaba la Station Wagon que formaba parte de la familia conocida a nivel mundial como Leone. Aquella camioneta, aquí se rebautizó simplemente como “Campera”.
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En efecto, su mayor atractivo era contar con doble tracción y caja reductora, que la hacía especialmente preferida entre quienes ejercían actividades en el campo. Para ese entonces, los camperos ya eran una institución nacional colombiana, incentivados siempre por su calidad de vehículos de trabajo con menores impuestos, haciéndose los preferidos de comprar hasta para nunca salir de la ciudad.
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Con esa misma utilidad, pero sin su abrupta rusticidad, la “Campera” Subaru era un genuino todoterreno. La gran diferencia, es que además era amigable con los pasajeros que incluían mujeres, niños y en general, personas que preferían distanciarse de aparatos que se parecieran o fueran un “Jeep”.

Subaru Leone 1800 Campera, publicidad en Colombia 1980

La Feria Internacional de Bogotá de 1980 fue la gran vitrina de Subaru y todos sus competidores. De ahí en adelante, lo fue su red de concesionarios en todo el país. No obstante, contó con publicidad en varios medios que incluyeron lógicamente a la prensa impresa y televisión.
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Con jingles publicitarios suaves y voces femeninas agradables, Colombia escuchó la marca con frases como “Súbase a un Subaru” y un sugestivo eslogan: “Un lujo a su alcance”. Algunos comerciales mostraban la gama completa, expuesta estáticamente en estudio, haciendo énfasis en la “Campera” con su tracción 4WD. Aún en la incipiente televisión a blanco y negro, la camioneta aparecía con rastros de barro para mostrar su potencial en todos los terrenos.

Subaru Leone 1800 Campera, publicidad en Colombia 1981

El comercial de TV: ¿pudo halar la tractomula?

Mientras Subaru ganaba el afecto nacional, fue más lejos en estrategias al crear, por ejemplo, una tarjeta plástica para sus servicios posventa. Pero la verdadera sorpresa vino en 1980 con un comercial de televisión muy recordado, y por supuesto, bien especial.
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Ante la falta del video, apelamos a la narración. Una “Campera” Subaru salía a carretera en medio del reconocido jingle, conducida por la cantante y actriz del momento, Lyda Zamora. Se detiene junto a una tractomula Kenworth al lado del camino y le pregunta a su conductor: “¿Qué le pasó?”, a lo que él responde resignadamente, “Estoy varado”.

La artista bumanguesa sale de su Subaru y en pocas tomas de primer plano, saca un cable metálico detrás de su camioneta y conecta el gancho a la defensa del pesado camión, para luego activar la palanca de la doble y halarlo sin dificultad en carretera. Así, llegan a su destino en la noche.
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El camionero agradece con amabilidad, Lyda Zamora se despide con una sonrisa y el comercial cierra con la marca cantada.

Subaru Leone 1800 Campera, publicidad en Colombia 1982

El comercial tuvo versión impresa en diarios y revistas como la naciente Motor, donde la camioneta está delante de la Kenworth, arrastrándola. La foto, enmarcada entre dos bandas negras perforadas que emulaban al fotograma de una película de cine, dejaba claro que el anuncio apoyaba al comercial en que recaía el protagonismo de la campaña. Un poco al estilo de la frase “as seen on TV” (tal como se vio en televisión) de las muy posteriores televentas.
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El encabezado no era nada original. Pero sí contundente: “Increíble…! Pero cierto”, a lo cual ayudaba el texto siguiente, que pretendía comprobar el arrastre de las 18 toneladas de la tractomula.

Subaru Leone 1800 Campera, prueba en Revista Motor 1981

Subaru Leone 1800 Campera, prueba en Revista Motor 1981

La “Campera” vs. un avión de Avianca

Este comercial motivó al periodista José Clopatofsky Londoño a verificar por su cuenta las bondades televisadas de la Subaru, con una prueba aún más dura y extravagante.

“Clopa” llevó el vehículo al aeropuerto El Dorado de Bogotá y lo remolcó a un Boeing 727 de Avianca, llevando su embrague al límite. Finalmente, y como era previsible, la camioneta no logró arrastrar mucho al avión.

El curioso examen tuvo lugar en 1981, meses antes de que apareciera la revista Motor, cuando la página semanal “Autoanálisis”en el diario El Tiempo, creada para probar todos los nuevos modelos de esa apertura comercial, fue la piedra fundacional de la revista en noviembre de ese año. En la primera edición de la misma se citó dicha experiencia, y ustedes pueden leer el fascímil sobre estas líneas.

Subaru Leone 1800 Campera 1981

Una marca con clientes fieles

Gracias a la “Campera” y su excelente márketing, Subaru fue un suceso inmediato en Colombia. En aquel tiempo, logró imponerse sobre su más inmediata competencia: la camioneta Eagle de American Motors, de tamaño, precio y proporciones discutibles.

Al conjugar correctamente forma, función y calidad a un precio astutamente menor por su condición de tener doble tracción, arrastró una nueva clientela especializada que mantuvo fidelidad y propiedad de sus productos aún después del cierre de importaciones de los años ochenta. Y que la recibió de nuevo con los brazos abiertos en 1991, al establecerse la Apertura Económica.

Muchas “Camperas” sobrevivieron por genuina convicción de sus dueños, e incluso han pasado a la categoría de coleccionables antiguos, creando una logia de seguidores basada en las virtudes probadas y enunciadas en ese sorprendente comercial, en que la Subaru “probó finura” con el arrastre de un pesado tractocamión.

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CRÉDITOS:

  • Textos e investigación: Camilo Ernesto Hernández Rincón.
  • Fuentes: Revista Motor No. 1, Noviembre 27/1981; Archivo EL CARRO COLOMBIANO.
  • Edición de texto, reconstrucción digital de imágenes y Dirección General: Óscar Julián Restrepo Mantilla.

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