En el repertorio musical de Darío Gómez también hubo, en algún momento, espacio para los carros y alguna que otra picardía.
A sus 71 años de edad, murió «el rey del despecho», Darío Gómez. El cantautor nacido en San Jerónimo (Antioquia), que se destacó como insignia dentro de la música popular, sufrió en su casa un colapso súbito del que no logró levantarse. Dejó una enorme cantidad de canciones y entre ellas, la que tal vez es su himno más cantado y que hoy muchos le cantan: «Nadie es eterno».
Activo desde 1976 hasta el día de su partida, Gómez fue mecánico y agricultor antes de ser cantante. Por eso, algunas de sus primeras canciones tuvieron relación con carros. No de una forma directa, sino como parte del tono picaresco que caracteriza a la música parrandera paisa, con la que se inició.
En el libro autobiográfico «Mis Verdades Eternas», el cantautor contó que en sus inicios tuvo un Renault 4 que fue, literalmente, el «Amigo Fiel» que lo llevó a distintas correrías. En este auto distribuía sus primeros discos, yendo de pueblo en pueblo por las regiones de Antioquia, Valle del Cauca y el Eje Cafetero. Por eso, con esta experiencia y siendo que el tema automotor forma parte de la vida cotidiana, no podía dejarlo a un lado de su repertorio.
Darío Gómez: «La novia del chofer»
A sus 16 años, Darío Gómez ya había compuesto su primer canción, titulada «La Casita Vieja». Pero ese talento fue tomando fuerza a la par con sus actividades cotidianas. Por eso, atendiendo la recomendación de un amigo, acudió a la compañía Codiscos de Medellín dejando sus primeras grabaciones registradas en 1977.
Aquellas canciones tenían un estilo más orientado a la música decembrina, vallenatos y tropical, así como a la trova picaresca en la que se enmarcó la canción «La Novia del Chofer», que además sirvió como título a su segundo álbum y el primero grabado con esa empresa. En la portada aparecía, justamente, uno de los vehículos más populares en esa época: un Polski-Fiat 125P Taxi.
La canción habla de un hombre quien, para complacer a su novia, debió aprender a conducir vehículo y ser su chofer. En medio de su ignorancia frente al tema, es ella quien decide enseñarle esta actividad al personaje, incluyendo algo de mecánica pues según las letras, el carro tenía algunos fallos técnicos. Claramente, hubo gran inspiración en su oficio previo como mecánico.
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Grabada inicialmente en 1977 con el conjunto «Los Viejos Verdes» y compuesta por él mismo como muchas de sus canciones, «La Novia del Chofer» regresó al repertorio de Darío Gómez un par de décadas después, regrabada en sonido digital. Para ese momento, el cantautor ya trabajaba con su propio sello disquero, Discos Dago.
«El Conductor»
Esta canción forma parte del repertorio tradicional de la música parrandera antioqueña. Originalmente la grabó y compuso José A. Bedoya en 1965, pero Darío Gómez hizo su propia versión 30 años después, en 1995. Para ese momento, además, tuvo la posibilidad de hacerle un «video clip».
Cuenta la historia de un hombre, una noche, soñó que su novia era un camión que le decía que debía manejarlo. Sin embargo, en este caso, el personaje tampoco sabía cómo manejar al vehículo y nunca supo cómo ponerlo en marcha.
Con más de 30 producciones en su haber, y una infinidad de canciones como «Ángel perdido», «Entre comillas», «Las despechadas», «Sobreviviré», «La tirana» y «Daniela», entre muchas otras, Darío Gómez pasará a la historia como uno de los cantautores colombianos más emblemáticos y populares, que por supuesto, también tuvo carros en su música. Paz en su tumba.
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Óscar Julián Restrepo Mantilla.