El auto con el último motor de carreras diseñado por Mercedes-Benz y no por AMG llegó a su tercera década con una reputación tan impecable como su desempeño. El Mercedes-Benz EVO II es hoy un histórico alemán.
Esta semana se cumplen 30 años desde que Mercedes-Benz presentara en el Salón de Ginebra el modelo que definió, desde muy temprano, a la marca durante los años 90. Se trata del Mercedes-Benz 190 E 2.5-16 Evolution II, EVO II para los amigos.
No reconocerlo es difícil. Se trata de la versión homologada del auto diseñado por los alemanes para competir en el Deutsche Tourenwagen Masters, la competencia más importante de automovilismo teutón de la época.
De ahí que lo primero que destaque de su silueta sea el enorme spoiler trasero, diseñado por el profesor Richard Läpple de la Universidad de Tecnología de Stuttgart, para generar carga aerodinámica y más estabilidad en el tren trasero.
Muy exclusivo
Todo lo que giraba alrededor del Mercedes-Benz EVO II era sencillamente exclusivo. Después de todo se trata, al menos en términos de prestigio y atracción estética, del heredero del 300 SL, alas de gaviota, presentado en el 54.
De ahí que los alemanes solo hayan fabricado 502 unidades, todas con carrocería en color negro azulado metalizado, y eso porque por regulaciones de la FIA eran necesarios como mínimo 500 EVO II por ser vehículos de homologación.
Con eso, no es de extrañar que su precio fuera de 136.720 marcos alemanes (unos $315.200.000 si lo convirtiéramos a la moneda colombiana de la actualidad) excediendo tres veces el valor del vehículo en el que se basó, el Mercedes-Benz 190 E.
Capacidades sobresalientes
Pero el prestigio del Mercedes-Benz EVO II no radica únicamente en su abolengo. No hay que dejar de dar un ojo a sus capacidades: un motor de gasolina M102 con cuatro cilindros y una potencia de 235 caballos, capaz de llegar hasta 250 km/h.
La berlina deportiva llegó con rines de 17”, refuerzos adicionales en la carrocería y una suspensión ajustable SLS que permitía modificar la altura del auto desde la cabina.
El auto generó tanto revuelo en su momento que, se dice, que antes de conocer los resultados en pista del auto, el jefe de investigación y desarrollo de BMW, Wolfgang Reitzle, aseguró en burla que, si el spoiler del auto funcionaba, tendría que rediseñar su túnel de viento. A hoy todavía se cree que los de Munich tuvieron que hacerlo.
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