Hubo una época en la que las marcas extranjeras tenían el control absoluto del mercado de China, en especial una, Volkswagen. Pero la historia es diferente ahora.
En 1978 cuando China implementó la llamada «reforma económica china», que le permitía al gigante asiático ‘volver al mundo’ luego de estar 40 años prácticamente aislados, se debía dar impulso a los diferentes sectores económicos y sociales. Por naturaleza, la necesidad de transporte se hizo inminente, y sin contar aún con una industria automotriz desarrollada, la solución fue importar.
Volkswagen fue el primero en responder a las necesidades de la floreciente China que en plena transición de la reforma nacional tenían mayor interés en los camiones y buses, que en los vehículos de pasajeros. Esto, porque los ciudadanos aún no podían permitirse ese ‘lujo’. Así fue como la marca alemana, comenzó a vender carros para operar como taxis o vehículos gubernamentales.
Si inicialmente se había pensando en un sistema de importación para abastecer el mercado de automóviles, finalmente, en 1984, VW se estableció en territorio chino. Conformó una compañía conjunta llamada «Shanghai Volkswagen Automotive Company». Jeep también intentó la conformación de una empresa mixta, pero las cosas no salieron tan bien.
Volkswagen llegó a la cima
Un ejemplo del dominió que tuvo Volkswagen en la industria y mercado automotor en China, fue en la década de los años ochenta y principios de los noventa. Todos los taxis en Pekín o Shanghái eran VW. Progresivamente, se incorporaron en el sector de vehículos de pasajeros, ocupando y abasteciendo los diferentes segmentos, llegando a tener el 50% de participación cerca de los 2000.
Pasaron los años y rápidamente el gigante asiático pasó a ser una potencia económica y llamó el interés de otras automotrices como Toyota y General Motors. Estos también llegaron para asociarse con fabricantes locales, pero no lograron superar a los alemanes. Incluso, los ciudadanos llegaron a pensar que Volkswagen era una marca nacional debido a su masiva presencia en ese país.
A la par del éxito de VW con los vehículos a combustión, la industria automotriz china hacia esfuerzos por crecer en este rumbo, sin mucho éxito. Entonces, decidieron probar otro tipo de tecnología y apareció la idea de los carros eléctricos. China comenzó en 2001 con la financiación de proyectos para el desarrollo de baterías, y las estrategias comenzaron a implementarse a partir de 2008.
Las automotrices chinas tomaron el poder
El verdadero ‘boom’ de los carros eléctricos chinos ocurrió en 2015. En ese año, ya contaban con una cadena completa de suministros endógena. Las automotrices locales se ganaron el protagonismo y apoyo del gobierno, mientras que las marcas extranjeras empezaron a ser relegadas. Volkswagen no fue la excepción.
Con el paso de los años, los consumidores adoptaron una posición nacionalista, y por lo menos en 2021 las ventas de modelos eléctricos chinos aumentó en un 170%. Además, VW y otras marcas foráneas no ofrecían en sí ninguna función diferente, lo que hizo cada vez más difícil la competencia, llegando una cuota de mercado en 2022, de solo 11,4%.
Actualmente Volkswagen aumentó sus inversiones en Investigación y Desarrolo (I+D) y surgieron nuevas sociedades con empresas tecnológicas en China. El objetivo: dar impulso a sus línea de vehículos eléctricos. De esta manera competirá en el mercado asiático y el resto del mundo.
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Jessica Paola Vera García. Fuente: DW
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