Nissan anunció un drástico recorte del 15% de su plantilla tras reportar pérdidas históricas y el colapso de su fusión con Honda.
En un duro golpe para la industria automotriz, Nissan reportó este martes pérdidas anuales de 671.000 millones de yenes (US$4.500 millones), acercándose a su peor registro histórico desde la crisis de 1999-2000. El presidente ejecutivo, el mexicano Iván Espinosa, confirmó un plan de reestructuración que eliminará 20.000 empleos (15% de su fuerza laboral global). Esta es una medida desesperada para contener la coyuntura financiera luego del fracaso de su intento de fusión con Honda y en medio de la incertidumbre por los aranceles comerciales de Estados Unidos.
El último informe financiero de Nissan reveló una situación crítica: las pérdidas de ¥671.000 millones en el año fiscal 2024-25 son las segundas más altas en su historia, solo superadas por el desastre de ¥684.000 millones en 1999-2000. Este llevó a la compañía a una alianza forzada con Renault. Aquel rescate estuvo marcado por escándalos, incluido el arresto en Japón de Carlos Ghosn, ex líder de la alianza, por supuesto malversación.
Espinosa no ocultó la gravedad del momento: «La realidad es clara. Tenemos una estructura de costos muy elevada, y el entorno global es volátil e impredecible. Esto hace que la planificación y la inversión sean un desafío cada vez mayor». Nissan no ofreció proyecciones de ganancias para 2025-26, limitándose a esperar ¥12,5 billones en ventas, una cifra ambiciosa considerando el contexto.
Fracaso con Honda
Uno de los mayores obstáculos para Nissan es la incertidumbre comercial. Espinosa señaló que los aranceles impuestos por EE. UU., que afectan a vehículos y autopartes, complican cualquier pronóstico.«La naturaleza incierta de estas medidas nos impide estimar de forma racional nuestros beneficios operativos y netos».
Además, el colapso de las negociaciones de fusión con Honda dejaron a Nissan sin un salvavidas clave. Según analistas de Bloomberg Intelligence, una alianza con Honda hubiera permitido ahorros de hasta US$8.000 millones anuales en costos compartidos. Sin ella, Nissan debe enfrentar sola una competencia feroz de Tesla, BYD y Toyota, que dominan el mercado de vehículos eléctricos.
Y es que, el anuncio de 20.000 despidos, que afectarán principalmente a plantas en Europa, Asia y América Latina, fue recibido con alivio por los inversores. Las acciones de Nissan subieron un 3% en Tokio, reflejando la esperanza de que la reestructuración devuelva rentabilidad a la empresa.
Sin embargo, Espinosa admitió que la medida es dolorosa pero necesaria: «No haríamos esto si no fuera esencial para sobrevivir». Según datos de Reuters, Nissan tiene aproximadamente 135.000 empleados en todo el mundo, por lo que el recorte equivale a cerca del 15% de su plantilla.
Proyección de Nissan
En respuesta a los desafíos indicados anteriormente, Nissan planea reorientar su producción hacia Estados Unidos y lanzar una nueva versión del Nissan Leaf en junio de 2026. Además, continuará invirtiendo en motores de combustión interna que utilicen combustibles alternativos, buscando adaptarse a las demandas cambiantes del mercado y a las regulaciones ambientales .
Así mismo, planea acelerar su ciclo de desarrollo de vehículos, reduciendo el tiempo de desarrollo de nuevos modelos de 52 a 37 meses, con el objetivo de alcanzar un ciclo de 30 meses en el futuro. La empresa también busca simplificar el diseño de sus vehículos y reducir la complejidad de los componentes en un 70% .
Hay que decir que la situación del fabricante japonés refleja los desafíos que enfrentan las empresas tradicionales en un entorno automotriz en rápida evolución. La combinación de políticas arancelarias impredecibles, cambios en las preferencias de los consumidores y la competencia de nuevos actores ha puesto a prueba la resiliencia de la compañía.
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Paola Reyes Bohórquez.