El gobierno brasileño reducirá impuestos a los carros hasta 24.000 dólares, en ciertos casos, para estimular las ventas de carros nuevos en ese país. Veamos de qué se trata.
En días pasados el gobernante brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, presentó el programa del «Carro Popular» junto a altos ejecutivos de la industria automotriz de ese país. Esta política, diseñada por el Ministro de Economía de Brasil, Fernando Haddad, busca generar más empleos en esta cadena productiva, ofrecer carros asequibles al público y reactivar la demanda de vehículos nuevos.
Se estima que este beneficio abarcaría a 33 referencias de 11 marcas distintas. Sin embargo, el Ministro de Hacienda de Brasil tendrá 15 días de plazo para culminar los estudios que determinan el tiempo que durará, pues se ha subrayado que es de carácter «temporal».
No es una estrategia nueva. Durante el breve gobierno de Itamar Franco (1992-1994) existió un programa de Carros Populares, reduciendo el IPI (Impuesto a Productos Industrializados) hasta la simbólica cifra de 0,1%, aplicable a carros con motor de 1.0 litro.
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El modelo emblema del plan fue el Volkswagen Escarabajo («Fusca»), que reinició su producción en Brasil durante 1993 tras haberse descontinuado siete años antes. Fue una excepción, pues era de motor 1.6.
Las condiciones
Claro, para que un vehículo esté incluido en el nuevo programa del «Carro Popular» en Brasil, debe cumplir estas condiciones:
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– Precio: Los carros nuevos, cuyo precio a mayo se ubique debajo de los 120.000 reales (24.000 dólares), tendrán una reducción impositiva entre 1,5% y 10,8%. Habrá una escala donde el mayor descuento recae en los modelos más baratos. El objetivo es que estos cuesten menos de 60.000 reales (12.000 dólares).
– Emisiones: El gobierno brasileño otorga un puntaje a los automóviles cero kilómetros según los gases contaminantes que emiten. Dicha calificación se utilizará para las rebajas impositivas, también dentro de una escala, para los vehículos con menores emisiones.
– Autopartes: Mediante un índice oficial correspondiente al porcentaje, se recompensará con menores tributos a los carros armados en Brasil, siempre que tengan la mayor cantidad de autopartes locales.
A los modelos que cumplan con el programa se les descontarán tres impuestos: IPI, PIS (Programa de Integración Social) y Confins (Contribución para el Financiamiento de la Seguridad Social).
¿Tendría viabilidad un “Carro Popular” en Colombia?
Si se hiciera un programa similar en Colombia, también debería ser transitorio. Hacerlo permanente ocasionaría demandas de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Hay un antecedente: en 2002 exigieron reducir el IVA del 35% a los carros importados de menos de 1.400 centímetros cúbicos.
Por entonces, los carros de similar cubicaje armados en Colombia, la Comunidad Andina y Chile pagaban un IVA del 20%. Aquellas condiciones inequitativas obligaron a equilibrar la tarifa al 25% durante tres años.
Las condiciones del plan brasileño podrían aplicarse en nuestro caso, aunque faltaría el puntaje según el nivel de emisiones contaminantes. Se esperaría una propuesta así de un gobierno como el actual, promotor del ambientalismo.
A nivel tributario podría reducirse la tarifa del Impuesto al Consumo. Hoy es de 8% para los autos con precio menor a 30.000 dólares FOB, y se le debe sumar un IVA del 19%. Además, para su adquisición, habría que acordar tasas de interés atractivas con el sector financiero.
Un programa de «Carro Popular» produciría un positivo efecto multiplicador en nuestras ensambladoras, la industria autopartista y en el medio ambiente, al renovarse el parque automotor. Así mismo, reactivaría un sector que ha sido especialmente golpeado con la desaceleración económica.
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Textos: Fabián Rojas Castañeda.
Edición y Dirección General: Óscar Julián Restrepo Mantilla.
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