Si la fuerte depreciación del peso era el principal problema a enfrentar en el marco de la crisis por el Covid-19, ahora habrá que sumar los efectos de una inevitable recesión económica y la escasez temporal de unidades nuevas.
Por Fabián Rojas Castañeda, analista económico EL CARRO COLOMBIANO.
Hace algunas semanas, la principal preocupación alrededor del sector automotor se centraba en los efectos de la fuerte depreciación del peso frente al dólar, y su consecuente afectación sobre las ventas de vehículos cero kilómetros. Pero como van las cosas, en realidad, ese va a ser el menor de los problemas.
Una vez pase la cuarentena y se reabran las vitrinas de vehículos, va a existir suficiente inventario de modelos importados y ensamblados previamente. Más aún, una acumulación de lo que se dejó de comercializar a finales de marzo, y lo que no se va a vender durante abril.
También es difícil aún establecer cuál será el comportamiento del comprador colombiano una vez se supere la crisis ocasionada por el Covid-19. Preocupa mucho la posibilidad de llegar a una fuerte pérdida de confianza de los consumidores, como la ocurrida en plena crisis financiera de finales de los años ’90.
Medidas de contexto
Según la teoría, ante un suceso como el actual la confianza de los compradores se vería muy afectada y tendrán una mayor tendencia al ahorro. Por otra parte, las empresas serán renuentes a invertir hasta que se aclare el panorama. Para sacar la economía de una recesión y evitar que llegue a una depresión, el Estado interviene con políticas monetarias expansivas y mayor gasto público.
Ya existe una estrategia en ese sentido. El Banco de la República dará más liquidez al mercado reduciendo las tasas de interés al 3,75%, buscando reactivar el consumo una vez termine el confinamiento obligatorio. De otro lado, el Gobierno a través de Bancoldex dará créditos blandos por 350.000 millones de pesos a todos los sectores económicos, con excepción del agrario.
Con estas medidas, se espera mitigar de algún modo los efectos colaterales del Covid-19 sobre la liquidez de las empresas, conservando en lo posible los niveles de empleo. La estrategia podría funcionar, siempre y cuando la cuarentena no tenga una duración mayor a dos meses.
Escenario tras la cuarentena
En primer lugar, el sector automotor deberá beneficiarse de los créditos estatales para mantener gastos operativos y nóminas, además de obtener materia prima en el caso de las ensambladoras. No obstante, el Gobierno Nacional aún no toma medidas para flexibilizar el pago de impuestos.
Por otra parte, una vez termine parcial o totalmente la cuarentena, los compradores encontrarán suficiente inventario de autos tasados con el dólar entre $3.300 y $3.500. No habrá descuentos y otras argucias comerciales, pues no existirá la presión de renovar inventarios. Ya verán por qué.
En las últimas semanas hemos reportado el cierre temporal de plantas de automóviles en todo el mundo, mientras que en Asia retomaron labores a media marcha. Así, las importadoras no tendrán suficientes unidades disponibles por un tiempo, y las ensambladoras podrían tener dificultades para conseguir autopartes extranjeras.
Aún es complejo establecer cuándo se reactivará por completo la industria automotriz mundial. Al llegar ese momento hay que sumar un tiempo de espera, entre dos semanas a seis meses según su origen, para llegada de nuevos ejemplares a puerto. Igual sucederá con algunos componentes para ensamblaje y/o producción.
Paralelo a ello, es altamente probable que las personas que aún tengan intención de comprar carro, terminen decidiéndose por un usado, mercado que podría tener un crecimiento significativo. Y no es para menos, muchos se harían a un ‘semi nuevo’ de precio mucho más reducido respecto a un ‘cero kilómetros’ similar, sin comprometer tanto sus ingresos.
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A corto plazo
Pese a las medidas paliativas tomadas por el Gobierno colombiano, es inevitable una desaceleración del sector automotor en lo que resta del año, y pudiera extenderse hasta el primer trimestre de 2021. Como consecuencia, el mercado podría cerrar 2020 con una caída interanual entre el 15% y el 25%. Esta cifra coincide con lo pronosticado por Andemos.
Ante la incertidumbre por el empleo, aunque bajen los tipos de interés, no habrá la suficiente confianza para endeudarse con el fin de adquirir bienes de consumo. Los sectores que más sufrirán el flagelo del desempleo son el turismo, restaurantes y comercios de grandes superficies. A ellos, se sumarán luego los de mayor peso macroeconómico como la construcción e industria.
En los próximos meses se vivirá un escenario similar al ocurrido a mediados de 1998, con muchas personas ‘colgadas’ en sus deudas. Hoy las entidades financieras cuentan con las herramientas y recursos necesarios para protegerse de una crisis, pero los requisitos para nuevos préstamos serán mucho más restrictivos.
El ‘día después’ en el mundo
La economía mundial podría reponerse rápidamente de su caída, una vez termine la pandemia. Es posible un un crecimiento del PIB mundial en un promedio del 4% entre el segundo semestre de 2021 y 2022, más que suficiente para volver a los niveles previos a la crisis.
Colombia se vería altamente beneficiada en ese contexto, por el consiguiente aumento en el precio de los ‘commodities’. Claro, eso depende de un posible acuerdo entre Arabia Saudita y Rusia para recortar la producción de petróleo. De lo contrario, el crecimiento local sería muy lento a causa de la depreciación del peso.
Cabe recordar que esta recesión tuvo origen en un fenómeno natural, y no en un hecho financiero como sucedió en 1929 o 2008. Además, fue algo repentino que se dio en un momento de optimismo económico por el fin de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China.
Sin lugar a dudas, la creatividad será fundamental para sacar nuevamente a flote al sector automotor nacional, al pasar esta difícil situación que trajo el Covid-19. Pero la tenacidad del colombiano es capaz de eso y de mucho más, como se comprobó en crisis pasadas que parecían sin fin. Así que, a ponerse las pilas, que al final todo va a estar mejor que antes.
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