Encontrada, restaurada y presentada de nuevo al público, la Jeep Grand Cherokee que en 2004 subió al Cerro de Monserrate en Bogotá vuelve a las trochas, tan capaz como siempre.
20 años y siete meses después de una de las proezas más recordadas en la historia del todoterreno en Colombia, la Jeep Grand Cherokee Laredo que alcanzó la cima de Monserrate reapareció completamente restaurado. Luego de una intensa búsqueda, en cabeza de la marca y su comunidad «Manada Jeep», este icónico vehículo fue hallado en el municipio de Pacho, Cundinamarca. Ahora, además, regresó a su estado original.
El anuncio oficial de su recuperación se dio hoy viernes en el Museo «Arte Sobre Ruedas», que por estos días se exhibe en el edificio Atrio de Bogotá. Allí se realizó su presentación formal ante medios, coleccionistas y miembros del equipo que participó en aquella hazaña. Ahora, el objetivo de Jeep Colombia es que esta Grand Cherokee se convierta en una embajadora activa de la marca, recorriendo nuevos caminos y reviviendo su legado.
Matriculado con la placa BRD-509 de Bogotá, el vehículo ha recorrido más de 206.000 km en dos décadas, participando además en rallies y diversas labores del campo. Aunque su paradero fue incierto durante varios años, fue posible reconstruirle el rastro gracias al apoyo de «jeeperos», periodistas y aficionados. En este tiempo la camioneta pasó por cuatro propietarios y, pese al uso continuo, se mantuvo siempre en estado funcional.


La Jeep Grand Cherokee de Monserrate: restauración para la historia
Luego de ser encontrada, el pasado mes de febrero, la Jeep Grand Cherokee en cuestión se trasladó en grúa hasta un taller especializado en Chía, donde comenzó un minucioso proceso de restauración en cabeza de Daniel Pereira, piloto profesional quien además fuera embajador de Jeep Colombia. La meta era devolver la camioneta al estado que tenía en 2004, cuando subió el cerro por sus empinadas escalinatas de piedra.
Durante la restauración se retiró un sistema de gas que se había instalado luego del ascenso a Monserrate, al tiempo que se reparó el sistema eléctrico, se cambió completamente la suspensión, se pintó nuevamente la carrocería, se renovaron los rines y se le instalaron llantas nuevas. Por su parte, ni el motor ni la transmisión necesitaron intervención alguna, pues aún funcionaban correctamente.
Sumado a esto, se reconstruyeron los parachoques metálicos con estructuras para enganchar los winches, elementos que fueron fundamentales durante el ascenso. Además, se añadieron estribos de protección, anclajes y faros flotantes, para realzar su estética todoterreno. Todos estos detalles devuelven a la Grand Cherokee su apariencia de leyenda.


El día que conquistó Monserrate
La histórica subida al Cerro de Monserrate se realizó el miércoles 24 de noviembre de 2004, como parte de la celebración de los 25 años del Club Saltamontes 4×4. Esta Jeep Grand Cherokee fue el único vehículo que logró completar la hazaña en ese momento, superando los 600 metros de escaleras de piedra que llevan al santuario en la cima de Bogotá. Así, también fue el cuarto vehículo que subió allí en la historia del cerro capitalino.
30 personas, organizadas en tres equipos en cabeza de los pilotos Guillermo Olarte y Julio César Mejía, tuvieron a cargo la responsabilidad de sacar adelante este plan. Dicha jornada comenzó a las 9:00 a.m. y concluyó pasadas las 7:30 p.m. Mejía recordó que «la dificultad fue extrema durante todo el recorrido, en especial en la parte central del camino conocida como ‘El Caracol’. Pero, en todo momento, la camioneta mostró un desempeño excepcional».
A lo largo del recorrido, el equipo de la expedición utilizó herramientas como tablones, winches, ganchos Hi-Lift y hasta sus propios hombros para estabilizar la camioneta. En suma, la operación duró 11 horas que requerieron máxima concentración y destreza. Al día siguiente, el descenso también representó un enorme reto, enfrentando pendientes de hasta 60° y lluvias torrienciales.

Según Guillermo Olarte, en el descenso hubo momentos de mucha tensión en los que la camioneta estuvo inclinada a más de 45°, y casi hasta 60°. «Estaba prácticamente parado en la pedalera, y lo único que veía a través del vidrio era la azotea del equipo Colpatria», recordó el piloto en recientes declaraciones. Fue, en conclusión, una prueba que combinó fuerza, técnica y trabajo en equipo.
Equipada con tracción completa de tipo Quadra Trac II que repartía el poder entre ambos ejes, diferencial central viscoso y un eje rígido delantero, la Grand Cherokee demostró su capacidad en uno de los terrenos más complicados y exigentes de Colombia.

De vuelta a las trochas
Ahora, tras la restauración, esta Jeep Grand Cherokee de 2004 se puso a prueba en la actividad «Jeep Academy», realizada en Chía, donde demostró que su ADN 4×4 permanece intacto. La camioneta cruzó lagunas, trepó por barro y superó todos los obstáculos del circuito. Pero, sumado a esta muestra de sus capacidades, la sola presencia del vehículo evocó la nostalgia de una época en la que lo imposible parecía inalcanzable.
Repasando sus dimensiones y características, estas corresponden a las del modelo Laredo WJ 2024: 4,63 metros de largo por 1,84 de ancho y 1,76 de altura, con una distancia entre ejes de 2,75 metros. Su despeje al suelo es de 20,8 cm y la capacidad de carga de hasta 1.940 litros con asientos traseros abatidos. Además, cuenta con un motor V8 de 4.7 litros, con hasta 235 hp y 395 Nm de torque.
Es así como, con un legado restaurado y su capacidad comprobada, la Grand Cherokee que subió a Monserrate volvió para retomar su lugar en la larga historia de Jeep en Colombia. Según anunció la marca, la camioneta estará en sus manos para enfrentar nuevos desafíos como una leyenda viva del poder 4×4.
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Óscar Julián Restrepo Mantilla.








