BYD será el primer fabricante de vehículos «no japonés» que llegará a Japón con una propuesta ajustada a los gustos y cultura de ese país. Su estreno será en el próximo Japan Mobility Show 2025.
En otro golpe de poderío automotriz, el fabricante chino BYD confirmó el estreno de su primer kei car totalmente eléctrico, diseñado específicamente para Japón, en el Salón del Automóvil de Tokio. Así, BYD se convierte en la primera automotriz no japonesa que incursiona en esa categoría, tan tradicional en ese país asiático, dominada hace décadas por marcas locales como Suzuki, Daihatsu, Mazda, Mitubishi, Nissan y Honda.
Recordemos que los kei cars son un tipo de vehículos urbanos cuyas dimensiones se limitan a 3,4 metros de largo, con motores de baja cilindrada o eléctricos, con ventajas fiscales y de estacionamiento. Nacieron tras la Segunda Guerra Mundial, y hoy abarcan cerca del 30% del parque automotor japonés. En ese contexto, BYD competirá con modelos emblemáticos como Nissan Sakura y Honda N-Box, con una propuesta más tecnológica y asequible.
Este anuncio ocurre justo cuando la compañía china busca afianzar su presencia en Asia, luego de posicionarse como el mayor productor mundial de vehículos eléctricos. Japón, considerado un mercado complejo y de consumidores exigentes, se convierte así en el nuevo laboratorio de BYD, que pretende demostrar que puede adaptarse incluso a los entornos más cerrados del sector automotor mundial.
BYD tiene al kei car chino para Japón
El nuevo kei car de BYD conserva las proporciones cuadradas típicas de esta clase de vehículos, con líneas verticales, voladizos cortos y techo alto para aprovechar al máximo el interior. Los teasers oficiales muestran un enfoque funcional: puertas traseras corredizas, pilares «A» dobles para mejorar la visibilidad y un tablero minimalista con pantalla digital flotante. Todo pensado para facilitar el manejo en calles estrechas y zonas de alto tráfico.
A nivel técnico, todo apunta a que contará con una batería de 20 kWh, con una autonomía estimada en 180 kilómetros bajo el ciclo WLTC japonés. Además, incluiría una bomba de calor que mejora la eficiencia energética y la climatización, y un sistema de carga rápida de hasta 100 kW. Estas cifras, aunque modestas frente a eléctricos convencionales, se ajustan al uso urbano y a los trayectos cortos que son comunes en ciudades japonesas.
Y, como siempre, BYD también buscará competir con precio. Según medios locales, el vehículo se ubicará en torno a los 2,5 millones de yenes, es decir, unos 17.000 dólares o 70 millones COP, cifra inferior a la de sus principales competidores locales. Esto le permitiría captar tanto a nuevos compradores japoneses como a usuarios que buscan una opción práctica, eléctrica y de bajo costo de mantenimiento.
Jugada estratégica, sin precedentes
Más allá del producto, este lanzamiento es un movimiento de alto impacto para la industria automotriz global. Japón es conocido por su fuerte nacionalismo industrial, y ningún fabricante extranjero había logrado desarrollar un kei car diseñado y fabricado exclusivamente para su mercado. Que BYD lo haga, y además con un modelo eléctrico, desafía la hegemonía de los constructores japoneses en su propio terreno.
Este pequeño vehículo, que podría llegar a producción en 2026, marcará un punto de inflexión en la presencia internacional de la marca. No debería venderse fuera de Japón, pero su desarrollo deja abierta la puerta a futuras adaptaciones de formato urbano para otros mercados asiáticos. Más que vender carros, lo que BYD quiere es demostrar que su tecnología puede adaptarse a cualquier cultura automotriz.
En suma, con esta movida BYD logra lo que ningún otro fabricante había intentado: irrumpir en el corazón de la industria japonesa con un producto hecho a la medida de su cultura. Un gesto simbólico, pero también estratégico, que podría redefinir la relación entre China y Japón en el ámbito automotor y marcar un nuevo capítulo en la historia de los carros urbanos eléctricos.
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Óscar Julián Restrepo Mantilla. Fotos espía: Car News China.
