Estados Unidos y Reino Unido acordaron reducir aranceles sobre automóviles, acero y aluminio, mientras Londres incrementará sus compras de carne de res y etanol estadounidense.

Donald Trump dio un paso importante en la reformulación del comercio internacional al alcanzar un principio de acuerdo con Reino Unido que beneficiará directamente a la industria automotriz. Entre los puntos clave de este pacto está la reducción de aranceles del 25% sobre los automóviles británicos, una medida que podría revitalizar las exportaciones de vehículos desde dicho país hacia su principal mercado fuera de Europa: Estados Unidos.

Como es sabido, desde que regresó a la Casa Blanca en enero, Trump volvió a imponer aranceles amplios sobre importaciones, incluyendo a aliados tradicionales como Reino Unido. No obstante, bajo presión internacional y con una agenda comercial más pragmática, decidió abrir la puerta a acuerdos bilaterales. El primero en concretarse ha sido con Londres, que busca desde el Brexit reafirmar sus lazos comerciales independientes de la Unión Europea.

“Los detalles finales se están redactando”, declaró Trump a los medios, destacando que “en las próximas semanas, lo tendremos todo muy concluyente”. Uno de los puntos que subrayó fue que el acuerdo permitiría un mayor flujo de productos británicos, en especial automóviles, al tiempo que facilitaría las exportaciones estadounidenses de carne de res y etanol.

Land Rover Defender eléctrico

El acuerdo

Por su parte, el primer ministro británico Keir Starmer celebró el anuncio como un acto simbólico. “Poder anunciar este gran acuerdo en el mismo día 80 años después del Día de la Victoria en Europa, es increíblemente importante”, dijo. Starmer se ha mostrado más conciliador con Trump que sus antecesores, evitando choques directos y apostando por la diplomacia para defender los intereses británicos.

Los datos lo confirman: Estados Unidos representó más del 25% de todas las exportaciones de automóviles fabricados en el Reino Unido en 2024, según la Oficina Nacional de Estadística británica. Esto convierte al país norteamericano en el principal destino fuera de Europa para las marcas británicas, como Jaguar, Land Rover, Mini, Rolls-Royce y Bentley.

Durante años, estas empresas han tenido que enfrentar los efectos de los aranceles impuestos por Trump en su primer mandato, que fijó en 25% los impuestos a autos importados desde el Reino Unido como parte de su cruzada para proteger la industria estadounidense. Esta política encareció considerablemente los vehículos británicos en suelo norteamericano, reduciendo su competitividad frente a modelos locales y asiáticos.

La eliminación de estos aranceles, de concretarse formalmente en las próximas semanas, podría reducir sustancialmente los precios finales de los autos británicos en Estados Unidos, reactivando la demanda y permitiendo una mayor penetración de modelos de lujo, eléctricos y de nicho.

Rolls-Royce Ghost II

Industria automotriz de EE.UU.

El acuerdo también tiene implicaciones para el mercado automotor estadounidense. Aunque puede suponer una mayor competencia para fabricantes locales como Ford, GM o Tesla, la reducción arancelaria también podría incentivar la creación de alianzas industriales o ensamblajes conjuntos. Ya existen plantas en EE.UU. que fabrican vehículos de marcas británicas, y este tratado podría expandir esas operaciones.

Trump, sin embargo, aseguró que los consumidores estadounidenses serán los principales beneficiarios. “Creo que Reino Unido, como cualquier otro país, quiere ir de compras a Estados Unidos de América”, dijo, insinuando que el acuerdo abrirá puertas también para vehículos estadounidenses en el mercado británico, aunque ese punto aún no está formalmente incluido.

En conclusión, este acuerdo representa un alivio para la golpeada industria automotriz británica, que ha visto cómo sus exportaciones perdían fuerza desde el Brexit y los aranceles de la era Trump. La posible reducción del 25% de impuestos puede traducirse en una mejora sustancial de precios y competitividad, algo vital en un momento donde los autos eléctricos, el lujo británico y la ingeniería de alto rendimiento buscan nuevos mercados.

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Paola Reyes Bohórquez.