La Unión Europea implementa nuevas regulaciones para baterías de vehículos eléctricos y dispositivos móviles. El objetivo es promover la sostenibilidad y la economía circular.
Las baterías, ahora esenciales para la vida moderna, están transformando la movilidad hacia prácticas más sostenibles. No obstante, surge un desafío crucial: la gestión integral de las mismas, desde su fabricación hasta su disposición final al término de su vida útil.
Así las cosas, para abordar este desafío, se requiere un seguimiento detallado del historial de cada batería, incluyendo ciclos de carga, eficiencia energética y capacidad de retención. De tal modo que, esto permitiría una reutilización eficaz en sistemas de almacenamiento de energía de segunda vida.
Con el tiempo, estos dispositivos experimentan deterioro, limitando su capacidad de almacenamiento. En el ámbito de la reparación electrónica, se enfrentan a dos escenarios comunes: el dispositivo tiene fallas, pero la batería está en buen estado, o el dispositivo falla debido a la falta de potencia de la batería.
Reutilizar baterías
En ambos casos, se destaca la importancia de reutilizar las baterías. En el segundo escenario, cambiar la batería prolonga la vida del dispositivo, reduciendo la generación de desechos electrónicos.
Y es que, en la segunda vida, las baterías de vehículos eléctricos, especialmente, ofrecen oportunidades para almacenar energía de manera eficiente.
En un mundo preocupado por el medio ambiente, la eficiencia energética y la durabilidad de las baterías son cruciales. Los consumidores buscan dispositivos que respeten el entorno y sean económicamente sostenibles a largo plazo. La Unión Europea responde a esta demanda con nuevas regulaciones.
A partir del 20 de junio de 2025, las baterías en dispositivos móviles deberán mostrar información detallada sobre eficiencia energética, durabilidad y resistencia. Es la primera vez que un producto en la UE mostrará una etiqueta de ecodiseño, evaluando la facilidad de reparación.
Los carros eléctricos
Para vehículos eléctricos, desde el 1 de febrero de 2027, se requerirá un «pasaporte de sostenibilidad» que brinde información completa sobre el ciclo de vida de la batería. Además, se establecen niveles mínimos de materiales reciclados para reducir residuos.
Estas regulaciones plantean desafíos, especialmente en la coordinación entre fabricantes de baterías, dispositivos electrónicos y vehículos eléctricos. La gestión de información, a menudo sujeta a disputas de propiedad intelectual, es un obstáculo a superar.
A medida que se avanza hacia un futuro más sostenible, la gestión adecuada de las baterías desempeñará un papel clave en la creación de un entorno más verde.
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Paola Reyes Bohórquez. Fuente: Semana.