Los líderes de Ford y General Motors están preocupados por los aranceles propuestos por Trump, que podrían imponer un 25% a las importaciones desde Canadá y México.
En una reciente conferencia con inversores, los directores ejecutivos de Ford y General Motors manifestaron su inquietud ante la posible implementación de aranceles del 25% en todas las importaciones provenientes de Canadá y México. Aunque estas medidas propuestas por la administración de Donald Trump están actualmente en pausa, las empresas automotrices se están preparando para su posible entrada en vigor en marzo.
Mary Barra, CEO de General Motors, señaló que la compañía está lista para enfrentar la situación una vez que haya claridad sobre las acciones a tomar. «Sabemos los pasos que podríamos tomar y creemos que podemos mitigar entre el 30% y el 50% de los aranceles», afirmó, refiriéndose a estrategias para contrarrestar el impacto de los aranceles en el corto plazo.
Por su parte, Jim Farley, CEO de Ford, advirtió que la imposición permanente de estos aranceles representaría un golpe significativo para la industria automotriz estadounidense. «Hasta ahora, lo que estamos viendo es mucho costo y mucho caos», comentó. «Seamos honestos, a largo plazo, un arancel del 25% a través de las fronteras de México y Canadá abriría un agujero en la industria estadounidense que nunca hemos visto».
Europa y Asia serían los beneficiados
Farley también aseguró que la imposición de estos aranceles podrían beneficiar a competidores europeos y asiáticos que no enfrentarían tarifas similares, mientras que los consumidores estadounidenses podrían ver un aumento de $3.000 en el precio de los vehículos nuevos.
Así mismo, expresó su preocupación por la posible derogación de la Ley de Reducción de la Inflación (IRA), que otorga subsidios federales para plantas de autos eléctricos y baterías, una legislación clave para Ford, que ya ha invertido miles de millones en proyectos en Tennessee, Ohio, Michigan y Kentucky.
En el caso de México, Gabriel Padilla, director de la Industria Nacional de Autopartes (INA), indicó que la aplicación de aranceles de hasta el 25% a los vehículos fabricados en México y exportados a Estados Unidos podría incrementar drásticamente los costos de producción, afectando a empresas de autopartes y generando un impacto de hasta el 1,5% en el PIB manufacturero automotriz.
Así las cosas, la posible implementación de estos aranceles representa una amenaza significativa para la industria automotriz estadounidense. Aunque las empresas están desarrollando estrategias para mitigar el impacto a corto plazo, las consecuencias a largo plazo podrían ser devastadoras, no solo para los fabricantes, sino también para los consumidores que enfrentarían precios más altos.
Paola Reyes Bohórquez.