Como lo dice su nombre, el Renault 4 GTL Base fue en la segunda mitad de los años ’80 el modelo básico del “Amigo Fiel” en Colombia. Destinado a bolsillos algo apretados, carecía de diversos elementos de confort que sí ofrecía el Master.
A cerca de cumplir 15 años desde su estreno nacional, a mediados de la década de 1980 el popularísimo Renault 4 seguía siendo uno de los carros más vendidos de nuestro país. La versión Plus 25, desarrollada localmente con el motor de 1.022 c.c., se había renovado en 1982 adoptando aspectos de diseño que lo hacían ver mucho más actual y juvenil.
Pero en 1983, la ensambladora Sofasa decidió dar un nuevo impulso al “Amigo Fiel” con la aparición de dos nuevas versiones, que profundizaban esa puesta al día. Cobijados bajo las siglas GTL, los “Base” y “Master” simbolizaron una nueva etapa para este compañero de ruta de muchos colombianos.
El “Master” fue tal vez la opción más exitosa y recordada dentro de la familia del Renault 4 en Colombia. Pero su hermano “Base”, el más simple y sencillo, prácticamente pasó desapercibido. Ya veremos por qué.
Con lo básico
Argumentos de venta como la eficiencia, comodidad, desempeño, espacio interior, economía en consumo y mantenimiento, y hasta su “fidelidad” como “buen amigo”, eran recurrentes en los concesionarios para que, aún con la llegada de carros mucho más modernos, amplios y atractivos, el Renault 4 siguiera vigente.
Todo esto era cierto, pero para nadie era un secreto que para la época en que contextualizamos esta historia, ya se trataba de un modelo antiguo y hasta algo precario. Sin embargo, eso estaba bien, pues era el primer escalafón motriz de la mayoría y simplemente, buscaba ser una solución de transporte para ir del punto “A” al punto “B”.
Fue esa la premisa para que el Renault 4 GTL Base llegara a las vitrinas nacionales, con el equipo que la fábrica consideró básico y necesario para movilizarse, dando prioridad a la practicidad y economía sobre el confort.
Varios detalles permitían identificar este auto a primera vista. Los más notables fueron la ausencia de protectores laterales, las ventanas traseras selladas, los bumpers negros sin ‘bomperetas’ de caucho y los asientos montados sobre una estructura tubular, con tapicería en vinilo sin espuma.
Según el catálogo del vehículo, como accesorios se incluían el parasol en el lado del conductor, lavavidrios manual, espejo retrovisor para el conductor, asiento del conductor ajustable en distancia, paneles de puertas en cartón, tapetes en caucho y cinturones de seguridad. No más.
Otros elementos como los asientos en paño, apoyacabezas, desempañador, parasol para el pasajero delantero, ventanas traseras corredizas y sistema de ventilación interior, quedaban reservados para el GTL Master.
Aspectos Mecánicos
No habían cambios bajo el capó del Renault 4 GTL Base. Así como en el Master, llevaba el citado motor de 1.022 c.c. y cuatro cilindros, con 34 caballos de potencia a 5.250 rpm y torque de 66 Nm a 2.500 rpm, unido a una caja manual de cuatro velocidades. La alimentación provenía de un carburador Solex 32 SEIA con corrector altimétrico.
La ficha técnica oficial hablaba de un consumo entre 56 a 90 km/galón, que permitía una autonomía estimada en 500 kilómetros llenando el tanque de nueve galones de gasolina corriente.
El sistema hidráulico de frenos contaba con discos sólidos adelante y tambores atrás, mientras que la suspensión independiente, con amortiguadores telescópicos, barra de torsión y barra estabilizadora, estaba presente en ambos ejes.
Corta carrera
Al aparecer los Base y Master en la oferta de Renault, este último fue el que logró captar la atención de los compradores, al punto de extender la vigencia comercial del R4 hasta 1992.
Por eso, en 1987 se eliminó el Base de la gama dejando un aporte muy limitado al registro de fabricación del “Amigo Fiel”, pues muy pocas unidades salieron a las calles.
En ese momento, el Renault 4 Base era el carro más barato del mercado nacional. Se vendía por $1.785.548 mientras que el Master tenía un precio de $1.846.760. Entre tanto, un Chevrolet Sprint estaba disponible por $2.375.000 y el Mazda más barato, el 323 HS, costaba $3.100.000.
Muchas unidades sobrevivientes se modificaron para quedar como Master, o al gusto de cada dueño. Son contadas las que permanecen con al menos uno de sus detalles originales, entre ellas las que ilustran esta nota, convirtiéndose en un modelo coleccionable para los entusiastas de este vehículo.
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Óscar Julián Restrepo Mantilla. Fotografías: Edwin Fabián Camelo.
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