La tecnología, las pantallas y controles electrónicos eran un común denominador en los ‘concept cars’ de los años ’80. Pero ninguno anticipó con tanta precisión lo que se haría realidad como el Nissan NRV-II.
El encanto de los años ochenta abarca prácticamente todos los campos de la vida. En materia de diseño automotriz había algo de monotonía, con líneas rectas y cuadradas que a lo mejor transmitían poca emoción, pero escondían mucha fiabilidad e historias. Pero aún así, las marcas hacían ejercicios muy interesantes para visualizar el futuro de sus autos.
Uno de ellos, que se perdió en el tiempo pero vale la pena recordar, es el Nissan NRV-II, presentado en 1983. Estéticamente no es muy diciente y podría pasar inadvertido, pues se basa en el Nissan Sunny (antecesor del Sentra) que había debutado un año antes y su aspecto es demasiado convencional. Pero adentro es otra cosa.
De hecho, el nombre del vehículo corresponde a las siglas de “Nissan Research Vehicle”, que en español traduce “vehículo de investigación de Nissan”. Y en su momento sirvió para que la marca visualizara lo que podrían incluir sus vehículos algunas décadas más tarde, pues muchas de esas tecnologías hoy son comunes.
Todo lo de ahora, hace casi 40 años
Bajo la carrocería de sedán convencional del Nissan NRV-II se hallan todo tipo de elementos que, aunque nos suenan familiares, en 1983 eran casi de ciencia ficción. Al ubicarse en el puesto de manejo lo primero que salta a la vista es el cuadro de información digital, compuesto por una pantalla LCD e indicadores gráficos, muy similar a lo que poco después conoceríamos en el Mazda 626 LX.
Una de las novedades más importantes en este auto era el control crucero. Mediante un radar, este sistema avisaba la proximidad respecto al carro precedente, reduciendo la velocidad en forma automática hasta que se lograra una distancia segura. Básicamente, lo que hoy conocemos como el control crucero adaptativo.
El volante anticipó a los actuales volantes multifuncionales, incluyendo diversos botones para operar funciones como el equipo de sonido, la información del tablero y el ya citado control crucero.
A todo esto se sumaba una pantalla táctil ubicada en la consola central, en una posición más baja de lo habitual, pero demasiado funcional y cercana a lo que puede encontrarse ahora. Desde allí accedía a múltiples funciones como el navegador GPS, a través de comandos de voz. Para esto último, también se contaba con un micrófono en el volante que captaba la voz del usuario.
El motor también parecía un adelanto de las décadas venideras, pues fue tal vez el primer vestigio de lo que luego se conocería como “downsizing”. Bajo el capó del Nissan NRV-II iba un motor Turbo de 1.3 litros que entregaba 120 hp, alimentado por metanol en lugar de gasolina.
Pero la cosa no paró allí. Este auto futurista en 1983 ya incluía luces y limpiaparabrisas de activación automática, detección de cansancio y unas ventanas ligeras fabricadas en plástico que fueron lo único que nunca llegó a la producción en serie. Todo un visionario, ¿verdad?
Ventana al futuro
Con el NRV-II, Nissan supo adelantarse en forma casi exacta a lo que serían los vehículos del común casi cuatro décadas más tarde. El actual Sentra, que por tamaño y rango equivale al que tuvo como base este prototipo, incluye muchas de estas tecnologías como el control crucero adaptativo, sensores de luz y lluvia, navegador GPS y tablero digital. Tal como lo anticipó el NRV-II.
¿Serán tan acertados con sus propuestas los concept cars actuales? En unas décadas lo sabremos.
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Galería Fotográfica
Nissan NR-V II Concept Car 1983 (11 imágenes)
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Óscar Julián Restrepo Mantilla.
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