El uso del hidrógeno en la propulsión de vehículos todavía no se afianza. Dos casos, el de DHL y Shell, se contradicen.
Un par de anuncios sobre el uso del hidrógeno en la propulsión de vehículos fueron especialmente interesantes esta semana. Dos empresas relacionadas con el sector automotriz sin ser fabricantes de vehículos, informaron acerca del avance en sus proyectos con este combustible ecológico. DHL dando los primeros pasos, y Shell saliendo del negocio.
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La incorporación de la pila de combustible ha sido de mucho más tacto que los vehículos eléctricos a batería. La mayoría de los casos en los que las automotrices desarrollan vehículos con H2, son programas experimentales. Es el caso de la compañía internacional de logística DHL, que implementó esta semana un camión a hidrógeno en sus operaciones en Alemania.
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En el otro lado de la historia, aparece Shell, la gran compañía británica de hidrocarburos que había incursionado en el suministro de hidrógeno con estaciones de recarga especializadas. Sin embargo, el lunes anunció que cerrará toda su red que operaba y prestaba el servicio en California. El principal argumento, fallas en el funcionamiento.
Hidrógeno, ¿sí o no?
Como en todo, el uso del hidrógeno en vehículos tiene defensores y detractores. Para DHL, que comienza a desarrollar su programa piloto con H2, las proyecciones son positivas. La compañía tiene un ambicioso objetivo de reducir sus emisiones a menos de 29 millones de toneladas en 2030. Ya probó la electrificación, ahora lo hará con la pila de combustible.
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El proyecto se centra en Alemania, y es el segundo vehículo de este tipo que la compañía pone en funcionamiento. Recibe el nombre de “Paul Hydrogen Power-Truck”, y su diseño se basa en el Mercedes-Benz Atego. Inicialmente se utilizarán en cortas distancias, con capacidad de 400 km de autonomía con remolque y 600 km sin remolque.
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Lo curioso es que mientras Shell clausura sus estaciones en Estados Unidos, en Alemania hará parte de este proyecto, poniendo a disposición su plataforma Shell Hydrogen Pay-Per. La cual incluye la infraestructura de repostaje de hidrógeno, y los servicios y soportes necesarios durante el período de uso. ¿Qué sucedió entonces en California?
Puntos de vista
Las estaciones que Shell tenía allí operando, estaban abiertas al público, y es de suponer que con la limitada oferta de modelos a hidrógeno reducida, básicamente, al Toyota Mirai y Hyundai Nexo, la demanda también es escasa. El flujo de vehículos debió ser mínimo y a eso se sumaron las dificultades de operación.
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La propia compañía informó que la decisión se debe a complicaciones en el sumistro de hidrógeno y otros factores externos del mercado. Después de ser señalado como un salvador, parece que el H2 comienza a ser cuestionado. Según Transport & Environment, un vehículo con pila de combutible solo aprovecha el 22% de la energía generada.
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Los proyectos de investigación también le están saliendo caros a fabricantes y gobiernos. Sin embargo, hoy en día todo depende desde donde se mire el asunto, pues así como se conocen intentos fallidos con el hidrógeno, hay casos de éxito. Una cuestión más de prueba y error.
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Jessica Paola Vera García.
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