El gobierno de Joe Biden anunció una inversión de 1.700 millones de dólares para revitalizar la industria automotriz en Estados Unidos, fomentando la producción de carros eléctricos.
En un esfuerzo por transformar la industria automotriz y enfrentar la competencia global, la administración de Joe Biden ha lanzado una inversión masiva de USD1.700 millones.
Esta medida, financiada por la Ley de Reducción de la Inflación, tiene como objetivo revivir y adaptar 11 instalaciones automotrices cerradas o en riesgo en ocho estados. Esto, incluidos los cruciales campos de batalla electorales de Michigan, Georgia y Pensilvania.
Los fondos no solo buscan la reconversión de estas plantas para la fabricación de vehículos eléctricos y piezas, también preservar 15.000 empleos bien remunerados en el sector manufacturero. Según Biden, esta inversión es clave para «crear miles de empleos bien remunerados y sindicalizados en el sector manufacturero y retener aún más» en lugares estratégicos como Lansing, Michigan, y Fort Valley, Georgia.
La competencia china
El anuncio llega en un momento crítico para Biden, quien enfrenta presiones para terminar su intento de reelección tras un desafiante debate con Donald Trump. Sin embargo, esta medida refuerza su compromiso de apoyar a las industrias estadounidenses frente a la creciente competencia china. Hay que recordar que esta ha sido señalada por su capacidad industrial excesiva y la amenaza de inundar el mercado con productos de bajo costo.
A principios de este año, Washington ya había implementado fuertes aumentos arancelarios a las importaciones chinas. Lo anterior incluyó los vehículos eléctricos, para proteger las industrias emergentes de energía limpia en Estados Unidos.
En tal sentido, la secretaria de Energía, Jennifer Granholm, subrayó que estas subvenciones «garantizarán que nuestra industria automotriz se mantenga competitiva», enfatizando la necesidad de un apoyo federal robusto para competir globalmente.
Entre los beneficiarios de estos fondos se encuentran gigantes automotrices como General Motors, Fiat-Chrysler y Volvo. Estas empresas podrán reestructurar sus plantas para adaptarse a la producción de vehículos eléctricos, alineándose con la visión de Biden de un futuro más sostenible y menos dependiente de combustibles fósiles.