Una moto eléctrica inteligente promete conducción autónoma, autoestabilización, estacionamiento sin intervención humana, y una mezcla de diseño futurista con alta tecnología.
El mundo de las motos experimenta una transformación coyuntural. Dentro de sus innovaciones más radicales se encuentra la propuesta de Xing Mobility junto con empresas tecnológicas de robótica y movilidad en Asia. Lejos de ser un simple salto a la electricidad, lo que se presenta es una motocicleta eléctrica 100 % que incorpora sistemas autónomos y de balanceo automático.
Así las cosas, este vehículo puede mantenerse erguido sin conductor, moverse hacia adelante o atrás en modo autónomo, girar en espacios ajustados sin apoyo del pie y, además, estacionarse sola usando una aplicación móvil. En entornos dinámicos detecta objetos y peatones mediante sensores de alta precisión, cámaras, giroscopios, LiDAR y sensores inerciales.
Se han reportado prototipos capaces de recorrer hasta 30 metros de forma completamente independiente, lo que representa un avance que muchos consideraban lejano. La moto trae una solución al temor más común entre motociclistas nuevos, el perder el equilibrio al frenar, al arrancar en pendiente o en maniobras lentas.
La moto no se cae
Gracias a un sistema de autoestabilización con tecnología giroscópica y brazos laterales retractables o ruedas traseras que se despliegan automáticamente al detenerse, la moto ajusta su centro de gravedad en milisegundos. En movimiento, corrige inclinaciones en curvas o frenadas bruscas. Esta tecnología abre posibilidades inclusivas para personas con dificultades motrices o problemas de equilibrio, así podrían utilizar una moto eléctrica con mayor seguridad.
En cuanto al diseño, este prototipo rompe los moldes tradicionales. Con líneas minimalistas, carrocería monocasco y materiales ultraligeros como fibra de carbono y aluminio, se busca integrar todos los sistemas sin sacrificar autonomía ni agilidad.
Aunque todavía no se han divulgado todas las especificaciones finales, se estima que tendrá un motor eléctrico de potencia media entre 20 a 30 kW, alrededor de 40 caballos de potencia, autonomía de 120 a 150 km dependiendo del modo de conducción, frenos regenerativos, pantalla digital con conectividad 5G, navegación y comandos por voz.
También se espera que incluya control por aplicación móvil, actualizaciones remotas tipo OTA y una integración con plataformas urbanas inteligentes como semáforos, estacionamientos automatizados y redes de tráfico conectadas.
Más propuestas
Aunque el modelo de Xing Mobility es muy ambicioso, no es único. Hay otros proyectos reales con similitudes que permiten ver qué tan factibles son estas innovaciones. En Taiwán, un equipo de estudiantes de la National Tsing Hua University, NTHU, desarrolló un prototipo de moto autoequilibrada que usa aprendizaje automático para controlar la dirección trasera y compensar inclinaciones detectadas cientos de veces por segundo.
Entre tanto, Yamaha mostró el concepto Motoroid2, que incorpora autorreconocimiento facial, control por gestos y un sistema de balanceo activo que permite que la moto se mantenga erguida incluso sin el conductor. También este modelo incluye tecnologías de gestos y sensores avanzados.
Así mismo, Lit Motors revivió su proyecto C-1, una moto eléctrica autoestabilizada completamente cerrada, con aspiraciones de seguridad tipo automóvil. La versión más reciente recibió fondos de US$ 1,6 millones para avanzar hacia prototipos de producción, con miras hacia el 2029.
El prototipo de Xing Mobility, y otros como los señalados anteriormente, muestra que la visión de una moto que se estaciona sola, se mantiene erguida y se mueve autónomamente, no es ciencia ficción, sino un horizonte plausible para los próximos años. Sin embargo, su llegada dependerá de cuánto se pueda resolver lo técnico: costos, peso, batería, sensores, lo regulatorio y lo social.
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Paola Reyes Bohórquez.