Volvo anunció la paralización temporal de su planta en Bélgica. Todo se debe a retrasos causados por la inseguridad en el mar Rojo.
Volvo dio a conocer la interrupción temporal de la producción en su planta de Gante, Bélgica. La medida, que se extenderá por al menos tres días, es consecuencia directa de los problemas en la cadena de suministro derivados de la inseguridad en el mar Rojo.
La situación actual en el mar Rojo, marcada por los ataques de las milicias hutíes respaldadas por Irán, ha generado tensiones que repercuten en la industria automotriz.
En este contexto, Volvo Cars experimenta retrasos en la llegada de componentes cruciales, en particular, las cajas de cambios necesarias para la fabricación de vehículos.
Producción no se verá afectada
Según un portavoz de la compañía, la planta principal en Gotemburgo, Suecia, las entregas de automóviles y los objetivos de producción a nivel global no se verán afectados por esta interrupción en la planta belga.
La decisión de detener la producción por tres días busca gestionar eficientemente los desafíos que presenta la cadena de suministro en medio de la situación en el mar Rojo.
Es crucial destacar que Volvo, cuyo accionista mayoritario es el grupo chino Geely, se convierte en el segundo fabricante de automóviles, después de Tesla, en anunciar una interrupción de la producción relacionada con la inseguridad en el mar Rojo.
Los ataques de las milicias hutíes han generado interrupciones en una de las rutas marítimas más importantes del mundo, obligando a los buques de carga a buscar rutas alternativas y evadir el Canal de Suez.
Impacto económico
Estos contratiempos en la cadena de suministro, derivados de los ataques en el mar Rojo, tienen un impacto económico significativo. La interrupción de la producción durante tres días, causada por la demora en la entrega de componentes, se traduce en un costo financiero para la compañía.
La necesidad de que los buques de carga eviten el Canal de Suez y opten por rutas más largas alrededor del sur de África añade aproximadamente 10 días al tiempo de tránsito. Además, genera un costo adicional de combustible de al menos un millón de dólares por viaje desde Asia hacia Europa.
Volvo actualmente propiedad de Zhejiang Geely Holding Group, una empresa china, adquirió la marca de Ford en 2010. Esta adquisición ha permitido a Volvo Cars mantener su identidad como una marca sueca, al tiempo que ha facilitado la inversión en tecnologías emergentes, incluyendo la electrificación de vehículos y la conducción autónoma.
A pesar de los desafíos, Volvo busca mantener la continuidad en sus operaciones y preservar su posición en la industria automotriz.
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Paola Reyes Bohórquez. Fuente: Agencias y medios internacionales.
