Las acciones de Tesla han caído un 22% este 2024, generando preguntas sobre su lugar en el mercado. Sin embargo, la compañía de Elon Musk sigue beneficiándose de la necesidad de otros fabricantes.
Las acciones de Tesla, fabricante de vehículos eléctricos, están experimentando una caída del 22% en el año 2024, un marcado contraste con el auge del resto del mercado. Este declive ha desencadenado un debate en Wall Street.
El debate se centra en si Tesla merece seguir siendo parte del grupo exclusivo de las llamadas acciones tecnológicas de los Siete Magníficos, que ha impulsado al índice S&P 500 a nuevas alturas.
A pesar de haber duplicado su valor el año pasado, Tesla se enfrenta a una serie de desafíos que han llevado a inversionistas y analistas a cuestionar su posición. Mientras empresas como Nvidia y Meta Platforms ven aumentos del 46% y 32% respectivamente en 2024. La compañía de Elon Musk lucha por mantener su posición en el Índice de los Siete Magníficos, siendo el peor desempeño del grupo este año.
Tesla en ‘jaque’
El dilema para Tesla radica en que seis de las Siete Magníficas se benefician del auge de la inteligencia artificial (IA), alcanzando una ponderación récord del 29.5% en el S&P 500. Aunque Elon Musk ha intentado posicionar a Tesla como una inversión en IA, la realidad es que la empresa enfrenta desafíos únicos.
Matthew Maley, estratega jefe de mercado de Miller Tabak + Co., ha señalado que «aunque Elon Musk probablemente no esté de acuerdo, los inversores no ven a Tesla como un juego de inteligencia artificial como la mayoría de las otras acciones de los Siete Magníficos».
En el centro de la preocupación se encuentra la desaceleración de la demanda de vehículos eléctricos (VE). Se espera que esta tendencia continúe en 2024 y más allá, planteando dudas sobre la capacidad de Tesla para mantener su crecimiento.
Aproximadamente un tercio de los analistas que cubren Tesla recomiendan comprar acciones. Esto en comparación con un promedio del 85% para el resto de las Siete Magníficas.
El futuro de Tesla
Jeffrey Osborne de Cowen señala: «Tesla se ha convertido en una empresa de un solo producto: el Model Y, y todas las demás iniciativas no contribuyen significativamente a los ingresos y ganancias o siguen siendo un proyecto científico».
A pesar de las perspectivas negativas, los inversores a largo plazo defienden a Tesla, destacando su posición única como el único fabricante rentable y a gran escala de vehículos eléctricos.
Brian Mulberry, gerente de cartera de clientes de Zacks Investment Management, ha dicho. «Los inversores a largo plazo probablemente sean más positivos dado que ningún otro fabricante de vehículos eléctricos puede producir de manera rentable el volumen de unidades que produce Tesla, en el espacio puro de vehículos eléctricos».
Sin embargo, la exposición de Tesla a la industria automotriz cíclica y las incertidumbres en torno a la tecnología de vehículos autónomos hacen que su valoración sea difícil de tragar para muchos inversores. A pesar de la caída de este año, las acciones de Tesla cotizan a más de 60 veces las ganancias futuras, siendo la acción más cara entre las Siete Magníficas.
Un jugador inteligente
No obstante, en un giro interesante, Tesla continúa beneficiándose de la necesidad de otros fabricantes de automóviles de cumplir con los estándares de emisiones. Así está generando US$1.790 millones en ingresos por créditos regulatorios el año pasado y acumulando casi US$9 mil millones desde 2009. Este negocio, aunque se esperaba que se redujera con el tiempo, sigue siendo una fuente significativa de ingresos para Tesla.
A pesar de los desafíos actuales, los inversores optimistas ven a Tesla como un líder indiscutible en la industria de vehículos eléctricos y esperan que su crecimiento futuro supere a otras megacapitalizaciones. La pregunta clave es si Tesla puede superar los desafíos actuales y mantener su posición en la élite de las Siete Magníficas.
Paola Reyes Bohórquez. Fuente: La República.